CAE resiste violencia en Jumiltepec, Ocuituco

En opinión de Dagoberto Santos Trigo.

CAE resiste violencia  en Jumiltepec, Ocuituco

Para Aarón y José Gustavo, hombres valientes y paradigmáticos.

El sol de la mañana del dos de junio auguraba una jornada electoral sosegada (como el movimiento del mar, a mediodía). La luz incandescente aumentaría en el cielo -a la brevedad-...

 

El capacitador asistente electoral (CAE), José Gustavo, abrió los ojos antes del alba. Alistó su estructura osteológica para trabajar con ahínco en la comunidad de Jumiltepec, en Ocuituco: el lugar donde los conejos viven en los ocotes.

 

Condujo sus pasos hacia las casillas de la sección 575: del tipo B, C1 y C2, a fin de converger con las y los funcionarios y convenir los últimos detalles.

 

Alrededor de las 11:00, el entorno era calmoso; las mesas receptoras, pletóricas. El ánimo de la participación se veía resplandeciente y continuo.

 

El tiempo es relativo. Empero, éste transcurrió en un santiamén. Fue un parpadeo o un sueño momentáneo que inicia, pero no culmina. En tanto, el viento tiraba hacia el sur; rodeaba el espacio (levemente gris); giraba de continuo y… Se fue…

 

El calor produjo distintas reacciones termodinámicas en esa zona del oriente de Morelos: la votación se suscitó en medio de una extensa fase estival.

 

Al fin, tras las 18:00, iniciaron los trabajos de escrutinio y cómputo. Entonces, algunos simpatizantes de un partido con registro local azuzaron a la beligerancia. Parafraseando una ficción de Hemingway, se doblaron las campanas del pueblo. De inmediato, la gente se apoltronó en torno a J. Gustavo, a quien retuvieron.

Cerca de ahí, Jorge, compañero de Zona de Responsabilidad, solicitaba ayuda a Adelfa, Supervisora Electoral, para emprender el éxodo.

 

Horas después, a las 2:07, Aarón, vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Distrito 05 (Yautepec), junto con la y el consejeros, Patricia y Ernesto, se situó en la zanja, con los CAE. Es decir, en medio del conflicto.

 

Estuvieron tres horas reteniendo el hálito, negociando su subterfugio. A las 5:05, la sucesión de movimientos de sus corazones aumentó: del llenado de ventrículos, a la contracción e impulso del tejido hemático a los vasos sanguíneos.

 

Desde el Consejo Distrital, Óscar, presidente, entablaba comunicación con el Ejército, la Guardia Nacional y el Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo.

 

Jorge fue el primero en salir; tomó el sendero hacia la calle principal… Evadió las amenazas de linchamiento…

 

Para diezmar la espiral bélica, se entregaron los paquetes electorales (con las boletas de Presidente de la República, Senadores y Diputados federales; gubernatura, constituyentes locales y ayuntamientos).

 

El inconsciente colectivo quería quemar el material. Exigía los resultados totales de la elección municipal, que se le dieron.

 

La intolerancia y la ira no cesaban. Bloquearon el paso de la camioneta color blanco, Blazer, por 40 minutos. Hasta que se contactó a familiares y conocidos de los CAE, que formaron una valla humana para agilizar la huida, a través de un camino alterno.

 

5:05: llegaron a salvo al auditorio municipal, resguardado por la Guardia Nacional. Se les dio auxilio… Ergo, se trasladaron a sus moradas.

 

Esa misma mañana, el presidente, con el afán de construir un diálogo pacífico, se trasladó al lugar; preveía dar una explicación sobre la logística que se sigue en el trasiego de dichos documentos. No obstante, fue en vano…

 

La entrada a la comuna fue sitiada. El Consejo Municipal, tomado (con amenaza de quemar el perímetro).

 

El ocaso parece interminable. La oscuridad, aun con luz, se disemina en la atmósfera de Jumiltepec; otrora, tierra revolucionaria.

 

Gustavo y Aarón expusieron la existencia; el aliento de sus espíritus protegió los votos.

 

El miércoles 5 de junio, los paquetes (que de inmediato se ingresaron al Sistema de Cómputos Distritales, para cotejo; ninguno requirió recuento), se recobraron, luego de que el consejero presidente del Consejo Local, tras una conversación con el fiscal general del estado, acordara la entrega.

 

Así, los mástiles del navío, enhiestos, vuelven a equilibrar la singladura del buque del INE Morelos…