Repaso - Las escuelas, patrimonio de la comunidad

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - Las escuelas, patrimonio de la comunidad

Después del sismo del 19 de  septiembre del 2017, entre los efectos destructores que tuvo, se contó un buen número de escuelas públicas en Morelos. La gente de las comunidades afectadas, los directivos, maestros, alumnos y padres de familia, experimentaron en su mayoría la tristeza de ver algunos inmuebles completamente dañados, que a la postre tuvieron que ser derruidos.

 

Como sucedió todo ello, fue una lección que deberíamos tener presente, empezando por nuestros gobernantes y las autoridades del ramo, “famosas” por su desinterés en eso del celo patrimonial que prevalece respecto de sucesos, espacios e inmuebles, incorporados a los procesos de desarrollo social y arraigados en la cotidianidad de las poblaciones.

 

Es un tema que ya he abordado, pero creo que vale la pena repetirlo: ante la destrucción de las escuelas, en varias localidades hubo una experiencia colectiva de pérdida irreparable, no sólo de carácter material, sino de tipo identitario. Su escuela, por la que habían transitado muchas generaciones, sufrió el artero golpe de la naturaleza.

 

En respuesta, afloraron los recuerdos y los sentimientos. Como nunca se dieron cuenta de la importancia de tener allí, muy cerca, un centro educativo en el que acudieron a estudiar y dentro del cual, con todo y las humanas imperfecciones que pudieron afectar alguna vez su funcionamiento, compartieron experiencias, se relacionaron con los otros, se acercaron a la cultura, jugaron, tal vez sufrieron y se disgustaron en ciertos momentos.

 

Por eso, pienso, fue conmovedor la forma en que fueron “despedidas”. Recuerdo haber visto un video cuando se empezó a demoler el edificio de la Escuela Secundaria General “Benito Juárez'', de Jojutla. Aparecieron en cuadro dos señoras jóvenes, ex alumnas de esa institución; una de ellas mostró a quien la entrevistaba, un pedazo del muro de un salón para llevárselo de recuerdo a su casa.

 

En Yautepec, fue gratificante la forma en que el supervisor escolar organizó a maestros, alumnos y padres de familia, para darle el último adiós al vetusto edificio que ocupaba la Escuela Primaria “Guillermo Prieto”. A la ceremonia concurrieron representantes de otras escuelas y funcionarios municipales.

 

Hay que ver los videos de la ceremonia previa a la demolición del edificio original de la Secundaria 1, la “Froylán Parroquín”, para conmovernos de lo que allí se hizo y constatar el valor patrimonial que tenía después de 80 años que se mantuvo en uso.. Los mariachis, muy al estilo de nuestra idiosincrasia, le dieron ese tono de tristeza y alegría al acto.

 

En lo personal, me impactó la sencilla despedida que se le dio al edificio que ocupaba la Escuela Secundaria General “Juan Rulfo”, en La Joya, en donde fui uno de los maestros fundadores. Allí tuve la suerte de que fuera mi directora la profesora Judith Peña y el subdirector fue el profesor Agustín Fitz Urbina, con quien forjé una estrecha amistad y el gusto bohemio por libar, principalmente en Yautepec.

 

 

¿Hay alguna memoria sobre esos acontecimientos? Es importante no olvidar, insisto, el valor cultural y social que cada escuela tiene, independientemente donde esté ubicada y las condiciones físicas que presente. Tener vivos esos adioses es herencia y huella. Es una identidad que pudiera incluso influir para quienes llegan a desempeñar fortuitamente y no por capacidad, los destinos educativos en nuestra entidad federativa.

 

De refilón

 

Allí está la iniciativa de designar el Día de la Escuela Pública, como una posibilidad para mantener vigente la huella de cada una en el contexto social donde se ubican. Hay veces que ni siquiera se recuerda o se sabe el origen del nombre que se les asignó,

 

Alguna vez pregunté al director de la Escuela Primaria “Leobardo Silva Montes” que andaba tras sus datos biográficos y pensé que allí los tendrían, pero sincerándose me confesó que desafortunadamente no contaban con ellos.

 

Creo que en otros muchos casos puede suceder lo mismo, cuando el nombre no corresponde a un personaje o hecho conocido, mucho menos tienen datos sobre cómo se fundó y cómo fue evolucionando. Nada de memoria histórica, pues.

 

No hay que esperar a que suceda otra desgracia de la magnitud que ocasiona un sismo, para valorar en su justa dimensión la relevancia social y cultural de las escuelas en cada comunidad.

 

E mail: profechon@hotmail.com