¿Pobres, flojos…o grilleros?
En opinión de José Román
La pobreza es una condición en gran parte inducida. ¿A quién beneficia?: A los políticos, a los ricos explotadores y a los demagogos indudablemente. AMLO ama tanto a los pobres, que ha tenido la virtud de multiplicarlos.
Ahora bien: ¿A quién debemos considerar como principal causante de la pobreza?, desde luego a los políticos que están al frente del gobierno en todos sus niveles. Porque de por sí, ser pobre es una condición lamentable, difícil y sobre todo extenuante cuando a base de esfuerzo y trabajo se pretende salir de esa condición. Sin esa necesaria pobreza (vista egoístamente) fomentada por los políticos, la materia de su discurso se terminaría y tendríamos una sociedad más crítica económicamente fuerte y con otros proyectos de mejorar las condiciones que tenemos, más que seguir lamentándonos de nuestra condición.
No es fácil acabar con la pobreza, nos dicen, y es que no es fácil porque no hay voluntad. Es el gobierno el que ejerce el poder de generar riqueza creando las condiciones mediante leyes y decretos y es el mismo gobierno el encargado de generar pobreza mediante lo mismo, es decir, mediante leyes y decretos. Pero en sí, un solo poder no es capaz de imponer ninguna de esas condiciones si es que no cuenta con la colaboración de sus pares, es decir, de los otros poderes. Es exactamente lo que pasa en México. Hay complicidades, pero ni siquiera es algo nuevo. Las complicidades las tuvo el PRI cuando era gobierno, lo mismo que el PAN. Ahora MORENA, para nada tarda ni perezosa, con singular alegría se une al club de los autores de pobreza y bien aprendida la lección de hacer pobres, los ha multiplicado aún mas que los gobiernos anteriores.
¿Cómo hacemos más pobres? La receta es muy sencilla y se funda en la demagogia, en los extremos de las doctrinas sociales que alientan el reparto regalado de la riqueza, más que alentar la producción. En otras palabras, repartir dinero o cosas quitándoselas (mediante impuestos) a los que producen y entregándolas a los que no producen. Es la nueva esclavitud donde el ser humano útil a su familia y a su sociedad, trabaja para los que no hacen ni se les motiva hacer nada. Unos por lo mismo viven del presupuesto, limosnean o arañan del presupuesto, viven del sudor y trabajo de los que, sí laboran, que son en esencia, los trabajadores y los empresarios, los otros solo extienden la mano al gobierno en turno. Claro que no es nuevo porque fue el imperio Romano el que impuso en su etapa final el famoso Pan y Circo conque entretenía y distraía a las masas exigentes de diversión y comida. Eso fue en gran parte lo que destruyó a esa sociedad y muchos gobiernos, incluyendo el nuestro fomentan y deliberadamente fabrican pobres. Porque fabricar pobres es cuestión en parte de motivar el regalo público y reducir o imponer condiciones difíciles o inaceptables a los que producen, para desalentarlos y así formar más masas de pobres. Al final, esos pobres solo son votos hambrientos que los tiene agarrado el sistema. Esto se mira en países otrora ricos y ahora improductivos y vivales de la demagogia como Cuba o Venezuela. Cuando eso pasa y el individuo no puede luchar contra el gobierno porque el gobierno posee el poder de las armas y las condiciones son desiguales, termina acomodándose a la nueva situación e incursiona en la mediocridad, cuando no en el conformismo. ¿Para qué luchar sino se va a ganar y si el gobierno nos da para lo esencial, para lo elemental? Como ha dicho AMLO, ¿para qué queremos dos pares de zapatos si con uno se cumple la función? ¿Para qué tres vestidos?, ¿para qué mejoro mi auto si el que tengo sirve para lo mismo?, ¿para qué comer Bistec o marisco si la comida vegetariana me nutre igual, aunque sepa diferente? etc.
Por eso, no es de extrañar los resultados del CONEVAL de hace unos días donde refiere la Institución oficial que más de 4 millones de pobres genero el gobierno de AMLO en el último año de gestión. Entre otros a los que deliberadamente abandonó a mediados de la pandemia fueron los trabajadores y patrones de pequeños y medianos empresarios que le pidieron diferir el cobro de impuestos o condonarlos como otros países lo hicieron y se negó, orillando a la quiebra a más de un millón de ellos que son, supongo, los que reporta CONAVAL. Con esto AMLO tiene material para su política y desde luego la pobreza es una fuente inagotable de votos porque la promesa de mejorar las condiciones de los pobres les entretiene y les arrebata el derecho de ser críticos y analíticos. Puede más en esa gente el hambre y la pobreza y como salvavidas, se abrazan de la promesa de AMLO de regálales dinero, fomentando su negocio, que es hacer más pobres. Los hechos lo dicen, las cifras lo enfrentan, aunque tenga el señor del Palacio otros datos.