Escala de Grises - Dudas vigentes

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Dudas vigentes

 

De acuerdo con la actualización de cifras, proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), las llamadas de las mujeres en situaciones de violencia familiar se dispararon 23% en marzo del 2020 (respecto al mes anterior).

¿Qué representa ese porcentaje a la alza? Que, desde que comenzó el confinamiento, se realizaron 64 mil 858 llamadas en total. Cada hora, 87 mujeres llamaron para pedir ayuda o solicitar información para lidiar con la violencia dentro de los hogares. Aunado a esto, en el mismo tiempo, 30 mujeres llamaron solicitando ayuda por violencia de pareja.

Al respecto, Olga Sánchez Cordero declaró que capacitaron “a todos los operadores del 911 para recibir este tipo de llamadas”, proceso que les obliga a canalizar a las mujeres; primero con atención psicológica y, posteriormente, derivándolas a centros de justicia o instituciones, si ellas así lo deciden.

Como le comenté en Escalas pasadas, uno de los problemas principales de quedarse en casa —para evitar el contagio de COVID-19— es que la tendencia de agresiones en contra de las mujeres se ha incrementado a nivel federal. Aunque las llamadas no necesariamente terminaron (ni terminarán) con una denuncia formal, son un precedente para empezar a dimensionar el problema.

Debemos reconocer el acierto que tuvo el Gobierno mexicano al capacitar a las y los encargados de responder esas llamadas, ya sean de orientación o de auxilio. Los diferentes tipos, formas y ámbitos en los que se desarrolla la violencia comienzan a atenderse desde distintos ángulos, como debe ser; sin embargo, nos falta mucho por recorrer.

Desde antes del confinamiento, nos enfrentábamos (y nos seguimos enfrentando) a la violencia de género, un problema estructural que pasó mucho tiempo invisible —pero presente— en nuestra cotidianidad. Un problema del que se hablaba a medias y que se atendía con silbatos o botones de pánico.

Tenemos la oportunidad de ver con ojos críticos el lugar en el que estamos (literal y figurativamente hablando), de quitarnos la venda de los ojos y analizar si debemos cambiar el rumbo. Podemos empezar a configurar una nueva manera de apropiarnos de la realidad.

¿Cómo comprendemos el amor? ¿Qué implica formar una familia? ¿Cómo educamos a las niñas y niños? ¿Nos hacemos responsables de nuestros vínculos afectivos y todo lo que conllevan? ¿Colaboramos en nuestras casas de forma equitativa? ¿Cómo procedemos cuando escuchamos el caso de una mujer violentada?

“¿Dónde podrán esta seguras las mujeres si no es en sus hogares?”, le pregunté hace algunas semanas y la duda sigue vigente. A pesar de que los servicios de atención a mujeres son considerados esenciales, no está por demás recordar que no deben interrumpirse.

Las cifras son importantísimas, pues permiten comprender la magnitud del conflicto. Sin embargo, como es costumbre en este espacio, no nos quedaremos con los números nada más. La relevancia de los datos no implica mucho si no se trasladan al ámbito social, a lo real, a las 87 familias que se han visto afectadas, cada hora, por permanecer en casa.

 

Romper la cadena

Durante las primeras 24 horas de esta semana, cinco mujeres fueron asesinadas en Guanajuato (León, Salamanca y Celaya). La información ha sido confirmada por la Fiscalía General del Estado y la noticia se suma a las otras tantas que le han concedido al estado del Bajío el título de “el más violento desde el 2019”, pues es el lugar en el que se cometieron más asesinatos dentro del territorio mexicano.

En enero de este año, el presidente afirmó que la violencia en Guanajuato era producto del enfrentamiento entre bandas criminales dedicadas al narcomenudeo y al huachicoleo: “Se está saliendo de lo normal. Es algo que estamos atendiendo porque está descompuesto”, declaró en una de sus conferencias matutinas.

Sin embargo, no parece que el plan esté funcionando correctamente. Aunque la violencia es un fenómeno que abarca diferentes problemas sociales, como el desempleo, la educación o la inseguridad, hay que tomar en cuenta que todos los aspectos tienen una variable importantísima para analizar: el género.

En dicha entidad se registraron 83 homicidios dolosos (sólo cinco clasificados como feminicidios) tan solo entre enero y febrero del veinte veinte, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Pretender analizar los conflictos sin tomar en cuenta las diferencias existentes entre hombres y mujeres es irresponsable. “Reducir” la violencia de Guanajuato y argumentar que se debe únicamente a la delincuencia organizada, resulta increíble.

¿Es importante investigar todos los asesinatos? Claro. ¿Es importante investigar los asesinatos con perspectiva de género? Por supuesto. Debemos comprender cuáles son las razones [estructurales] que colocaron a las víctimas en cierta posición para, a partir de eso, implementar recursos y esfuerzos para evitar que el fenómeno se reproduzca en más mujeres.

Es imperativo exigir una capacitación a las y los miembros de Ministerios Públicos, Fiscalías y todas las instancias involucradas en la investigación de estos delitos. Debemos hacer una revisión de nuestros comportamientos y de cómo reaccionamos a ciertas situaciones, una crítica a nuestra forma de pensar e interactuar con quienes nos rodean.

Encontrar el origen del problema sin criminalizar a las víctimas es el primer paso para romper la cadena que se vive en Guanajuato y en el país entero. Debemos comprender que el problema de la violencia de género es una herida profunda que no puede solucionarse con una venda y nada más.

Si eres víctima de violencia de género o testigo de alguna agresión, recuerda que el número de emergencias es 911. La Red Nacional de Refugios cuenta con una línea disponible las 24 horas para la Ciudad de México (55-56-74-96-95) y para el resto de la República (800-822-44-60).

 

La recomendación: El pasado 26 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Visibilidad Lésbica, uno de los propósitos de este día, según la ONU, es hacer un llamado hacia la construcción de sociedades más inclusivas; es decir, una sociedad en donde las mujeres lesbianas dejen de ser discriminadas por su género y sus preferencias. De eso se trata el último capítulo de “Piedra, papel o tijeras”, un pódcast que aborda temas sobre la comunidad LGBTTTIQ+ con un toque de humor. Puede encontrarlo en Spotify.

 

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