Partidos y candidatos chafas

En opinión de José Román

Partidos y candidatos chafas

El rito del proceso electoral trianual , no obstante el cambio de AMLO, que tampoco fue realmente un cambio, ha dado como consecuencia que continuemos con la tradición de un país tercermundista, donde los políticos y sus organizaciones y candidatos  son tan inútiles e inservibles, como o al mismo nivel de una sociedad estafada, enfada y molesta con los resultados de una supuesta transición a la democracia que ha quedado en solo un intento parcial, cuyos resultados, de continuar, nos haría retroceder a los viejos tiempos de una dictadura de partido, solo que ahora, con el cambio solamente del nombre, pero con las mismas mañas, costumbres y excesos.

¿De qué apuro ha salido la sociedad con el nuevo proceso electoral si los candidatos en términos generales y salvo alguna que otra excepción, arrastran con ese pasado perverso que condujo a la sociedad al estado de cosas que tenemos en criminalidad y en economía, por solo mencionar a dos aspectos? ¡De ninguno! Basta mirar el pasado reciente donde se tuvo esperanzas de que la democracia produjera hombres y mujeres con más sabiduría para controlar prudentemente el destino de la nación. ¿De personajes que supieran dialogar, imponer la razón por encima de las pasiones, por encima de los intereses de grupo o de partido, e incluso por encima de liderazgos mesiánicos con tintes primarios de dictadura? No han nacido aún, el sistema no ha engendrado aquel hombre o mujer que tenga las agallas, la voluntad y la decisión de conducirnos por el rumbo correcto para armonizar las diferentes facetas de las caras de una sociedad multicultural y sumamente dividida y fraccionada por el hombre que ejerce el mando y que desde el poder, al igual que lo hiciera Tromp en sus últimos momentos de gloria, impulsa las divisiones de una sociedad de por sí muy dividida por cuestiones de pobreza y riqueza, de desigualdad y de falta de oportunidades para generarse un estilo de vida que satisfaga sus deseos y sus esperanzas.

Veamos las cosas en lo que tenemos a la mano: Nuestros diputados federales actuales ¿qué han hecho en la tribuna nacional?, cuáles propuestas válidas, consultadas con los organismos de la sociedad han llevado a cabo para mejorar las condiciones de la vida de los gobernados?, ¿cuántas consultas, a usted ciudadano elector le han referido sus representantes?, ¿siquiera acaso tiene el nombre y el teléfono y su correo o algo semejante que se haya preocupado por entregarle y rendirle de alguna forma cuentas de lo que hace en  nuestro nombre? La respuesta general es obvio que no. Hacen lo que les da la gana, no lo que conviene, no lo que se les manda los intereses de su sociedad, luego entonces, ¿para qué los queremos? ¿Para que ir a ser colas y votar por alguien que después nos desecha y nos olvida? Ha habido a nivel federal reformas en materia económica, por mencionar la enorme cantidad de ellas que se han sucedido en este periodo que hemos visto como levantan el dedo sin chistar, sin analizar lo que repercute y cómo repercute a los electores que les entregaron su confianza en el momento de darle el cargo. Alejandro Mojica por ejemplo y solo por mencionar algún personaje medio conocido sobre el que se fincaron esperanzas, ¿qué ha hecho?, ¿a cuántos proyectos verdaderamente agresivos al pequeño y mediano comercio de reformas a las leyes fiscales se opuso, adicionó, o mejoró?, ¿ a cuántos sectores o electores consultó sobre las leyes y los proyectos de reformas que le llegaron tomó en cuenta para emitir el sentido del voto que dio en el congreso? ¿Consultó a Usted que votó por él, a mí? ¿A nuestros organismos sociales? ¡No, que yo sepa!, si acaso a sus cuates, pero eso sí, olímpicamente levantó el dedo para apoyar, votar a favor, como un autómata lo que le llegó en sus manos, con solo el requisito de que fuera o proviniera del escritorio del todopoderoso del ejecutivo nacional, de AMLO.

Ese no fue el trato social que hicimos tácitamente hace tres años cuando asumió el cargo, porque abusó, porque decidió por él y nos afectó a nosotros los gobernados, LOS QUE VOTAMOS donde él fue electo,  porque cuando votó una ley  el interés fue él de él o sus organizaciones, pero no los intereses de quienes le dieron el voto, o en todo caso, no consultó. Y ese es el caminito que todos los funcionarios recorren tanto federales de cargo de elección y locales que andan igual, sin garete, sin más interés que complacer a los partidos que los designaron pero no los eligieron y por lo mismo no es a ellos a quienes se les tiene que rendir cuentas.  No, ése no es el rumbo que nos lleve a una sociedad mejor, deben los representantes, dialogar, conciliar, incluso, negar el voto y el apoyo al gobernante en turno si afecta los intereses sociales injustificadamente. Hoy, en estos meses tendremos nuevos o en algunos casos los mismos representantes por su derecho a reelegirse, pregunto: a casi 3 años, ¿a Usted lo han consultado sobre leyes que van a aprobar, sabe su teléfono o le ha hecho llegar un correo para que pueda reclamarle o pedirle algo de su trabajo?  Seguramente, no. ¿Va a votar por ellos? Pues es el tiempo de ajustar cuentas, de desechar lo que no nos sirvió, de quitar a los chafas. Reflexionemos, no repitamos los errores.