¿Tiene objeto ir a votar?
En opinión de José Román
Se aproxima la hora de la realidad para todos los mexicanos, sí, pero también para el sistema político de los más de dos años que nos ha gobernado. Lo que tenemos enfrente es el futuro, un futuro o que bien se inclina por lo que en la historia se ha demostrado que no funciona, menos aún sometido a o los caprichos de un solo individuo y bien abrir pluralmente la sociedad a una verdadera democracia.
Si algo hemos hecho mal los mexicanos es no haber aprendido a castiga o premiar a las clases políticas. Nos hemos dedicado a ver pasar todas las corrupciones y corruptelas que se les ha antojado a los gobernantes y que incluso a fecha se les antoja, solo que ahora con una nueva fachada. ¿Qué hay que cambiar?, sí, y espero que sea esa la voluntad de los mexicanos en su mayoría. El porqué es cuestión de obviedad. Ni podemos ni debemos vivir en la pobreza, y ni podemos ni debemos permitir que en nombre de una demagogia socializante se pretenda producir felicidad y abundancia cuando lo que se ataca sistemáticamente es a los que producen riqueza y permiten con su inversión y trabajo, junto con los que operan las actividades que seamos arrastrados a una vorágine de incertidumbre en aras de lo que ha constituido para toda la humanidad el futuro de un socialismo. Probado está y los hechos reiteradamente han demostrado que el sistema social de la izquierda cuando se trata de extremos no llevan a ninguna parte, excepto al fracaso y la pobreza que es la bandera con que tratan y llegan al poder...
Y es de la pobreza de lo que se alimenta, pero que en el fondo no se combate. Todos los partidos, y más el partido actual gobernante se basan en la pobreza como bandera de sus proyectos, aunque no es conviene que desaparezca porque entonces no tienen una bandera válida que enarbolar. Ser pobre es una condición que en la medida del esfuerzo posible, cualquier gobierno debe eliminar, sino, lo que hace, como ahora, es multiplicar aún más la pobreza que de por sí desde antes veníamos padeciendo. Pero hasta el cansancio ha quedado demostrado que la pobreza no se termina repartiendo la riqueza, sino al contrario, es generando más riqueza como se combate la pobreza porque la riqueza da la posibilidad de crecer y de mejorar las condiciones de todos. Los países ricos basan su poder en el esfuerzo y en el trabajo de sus gobernados. Los países demagogos como ahora el nuestro la basan en repartir y repartir hasta agotar las fuentes que producen y llega ese momento donde se quedan sin posibilidades de repartir una riqueza que ya se la han acabado y es entonces, como Venezuela que llega el momento de solo repartir pobreza, hambre y sobre todo más injusticias que en el pasado.
¿Cómo detener este círculo perverso y cómo es posible que la gente no razone? Las causas están a la vista; Pobreza educativa, clase política corrompida. La educación no nos hace mejores porque es mediocre y desde antes lo era y ahora, en este gobierno es peor por la sencilla razón de que han debilitado la capacidad del mentor al no exigirle exámenes de capacidad ni actualizaciones y en ese terreno tenemos en general lo peor de lo peor de los que enseñan. Los que aprenden, solo hacen de las clases un recreo continuo y se ha llegado al grado de que oficialmente no se permite reprobar, como si esa fuera la verdad a la hora de enfrentar nuestro destino como adultos. Llegamos totalmente preparados a enfrentarno9s a la lucha por la vida porque el mismo gobierno así nos formó y nadie protesto de los padres, a nadie le importó. Por un lado la lucha por sobrevivir de los padres y por otro lado real desinterés verdadero del gobierno de no crear gente pensante y capaz y sobre todo preparada para formar su vida y la vida de la sociedad. Conclusión, fracasa la sociedad y fracasa el individuo al momento de no demostrar su capacidad para la lucha por la sencilla razón de que el gobierno no se interesó por eso. Estamos jodidos, no por pobres, sino por tontos y por neciamente querer ser pobres para que el gobierno les quite a los que sí produce y trabajan.
¿Cómo remediarlo, como resolver el dilema?: Votando, fijándonos a quien elegimos y no cometer el error que siempre hemos hecho de votar por quien nos regaló una bolsa o una playera, sino votar por un ser pensante, ejemplo de trabajo, de constancia, producto él mismo de su esfuerzo y verificar su actuar personal. No votar por vividores del sistema, por caprichosos y resentidos sociales como muchos que ahora ostentan poder. Defendamos nuestras instituciones democráticas que ahora son pocas pero las suficientes para garantizarnos lo último que nos queda: El derecho a elegir libremente por quien consideremos. Fíjese en cada candidato, presidente municipal, diputado local o federal, pero fíjese y analice las condiciones de la sociedad y valórelos con su familia, sin más interés que nos represente con dignidad y ese candidato obligue al sistema al rectificar o lo corrija. No votemos por levanta dedos como el representante federal Alejandro Mojica, Votemos por quien realmente nos represente con dignidad.