Juego de Manos Con girasoles en mano y sin palabras en boca

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos Con girasoles en mano y sin palabras en boca

Esta semana, una estudiante se quitó la vida. La fecha: el 11 de diciembre. La persona: Fernanda Michua Gantus, estudiante del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). La razón: una sobrecarga de trabajo. Por ello, el viernes pasado, con girasoles en mano y sin palabras en la boca, el alumnado de dicha institución se manifestó para externar no solo su pesar por la tragedia, sino también su preocupación por la falta de preocupación de la institución por la salud mental de sus alumnos. Asimismo, en redes, los mensajes para visibilizar el problema se hicieron mediante el hashtag #ITAMDateCuenta. Al respecto, el Presidente de la República negó que la tragedia estuviese relacionada con la institución. Pide “que no haya violencia. Amor y paz”. Gracias, presidente, caso resulto.

Aquí vale la pena reflexionar sobre varios puntos. Primero, sobre lo que deberíamos entender como “calidad académica”, pues en muchos casos esta puede ser confundida con la carga de trabajo o la “dificultad de una escuela”, mientras más difícil mejor, ¿no? Sin embargo, habría que analizar qué tan eficiente resulta la sobrecarga de trabajo a niveles sobrehumanos, o que tan favorable es para las y los estudiantes ser privados de otras formas de desarrollo personal para que su enfoque sea casi exclusivamente el ámbito escolar.

El desarrollo pleno de una persona no se compone exclusivamente de la educación que se le brinde, es importante también crecer una inteligencia emocional, construir relaciones sociales, dedicar tiempo a su desarrollo personal y, también, dar el tiempo necesario para que la persona pueda cuidar de su salud física y mental.

El caso de la chica, si bien tiene un final extraordinario, no es extraño dentro de la comunidad estudiantil de esa y otras instituciones educativas. Lo que me lleva al último punto a tratar: la normalización de esta falla institucional y la banalización de la salud mental. Porque hoy la calidad de una escuela se mide por su dificultad, que a su vez puede ir relacionado con el maltrato estudiantil, la sobrecarga de trabajo, y a que su alumnado sufra de ansiedad, depresión y privación del sueño, por poner algunos ejemplos. Y si se sobrevive a estos conflictos es motivo de mérito extra. No importa si durante todo el semestre fuiste llamado inútil, tonto, incompetente; porque aprobaste con el profe con quien nadie pasa. La violencia psicológica, normalizada, se vuelve motivo de orgullo.

Por otro lado, la salud mental ha sido tabú durante décadas, los psicólogos y las terapias se siguen observando como de uso exclusivo para “gente loca” y; por ello, temas como la depresión o la ansiedad son vistos como normales, cuando se trata de un caso leve; y como una exageración y debilidad, cuando se convierten en un problema serio. Sin embargo, es imperativo, más aún en los tiempos en los que vivimos donde las personas son sometidas a un estrés constante y alto, y donde todo se mueve a una velocidad sin precedentes (y continúa en aceleración); tomar con seriedad la salud mental de todas y todos.

Ojo, aquí lo que se trata de señalar no es que las escuelas necesitan disminuir su ”nivel”; sino que, además de la carga de trabajo, el plan de estudios, y los profesores; las autoridades deben preocuparse por el bienestar físico y mental de sus alumnos. Entender que una sobrecarga de trabajo es antipedagógica, que la violencia psicológica de profesores a alumnos perjudica a su aprendizaje y salud, y que la combinación de ambos factores puede derivar en el uso (o abuso) de substancias del alumnado, como ya ocurre; y que ser una eminencia en el campo laboral no te convierte en un buen profesor.

Hay que darnos cuenta de que el cuidado psicológico es tan importante como el cuidado físico. La banalización de los problemas mentales tiene como consecuencia última la pérdida de vidas, puesto que las personas, al verse superadas por la situación, humilladas porque sus problemas son vistos como debilidad (y por ello son ridiculizados) e incapaces de ir con alguien por miedo a que no se les tome en serio; ven al suicidio como único camino. 

A todo esto, la universidad publicó un comunicado lamentado el suicidio de la estudiante, ofreciendo apoyo a las personas afectadas emocionalmente por ello, y haciendo del conocimiento de los lectores el programa de apoyo emocional, y los recursos disponibles para el mismo fin, que la institución pone a la disposición del alumnado para utilizar en caso de ser necesario. Sin embargo, sigue siendo imperativo un replanteamiento del concepto “calidad académica”, de los métodos antipedagógicos que algunos maestros utilizan y que resultan violentos, y una resignificación de la salud mental de las personas con el fin de retirarle el tabú y sustituirlo con la importancia que y seriedad que esta amerita.

Que esta tragedia sirva como lección para comprender que, dentro de nuestro sistema actual, la competencia educativa llevada al límite puede desencadenar problemas sociales que no se solucionan con un “no seas exagerado/a y ponte a estudiar”.

 

El verde sin el amarillo

Con 10 votos a favor, 15 en contra y 5 abstenciones, el Congreso Local del estado de Hidalgo rechazó la iniciativa para la Interrupción Legal del Embarazo.

Hace algunas semanas vislumbrábamos un crecimiento importante de la lucha por los derechos de las mujeres, y los efectos de esta en la legislación del país. A pesar de ello, con este resultado la marea esmeralda que se veía en ascenso encuentra una primera barrera. Consecuencia de ello, el nombre de las y los legisladores de dicha institución fue difundido en redes y medios, acompañado por la decisión que tomaron respecto a la iniciativa.

Es lamentable la decisión que se tomó en Hidalgo; sin embargo, la ola verde está lejos de detenerse, la lucha de las mujeres por las mujeres continúa, los esfuerzos no cesan, ni las ganas de cambiar a este país para hacerlo más seguro, vivo y libre para todas las mexicanas; y en honor aquellas a las que les fue arrebatada la oportunidad de presenciar este cambio.

Será ley, lo están tirando. Ánimo.

 

La última y nos vamos

Hoy cumple cerca de año y medio el Juego de Manos y, con esta edición, quiero enviar un agradecimiento enorme a todas y todos aquellos que cada lunes (o martes, una disculpa) leen y reflexionan a partir de las letras que se publican en este espacio. Gracias por los comentarios, las críticas, las felicitaciones y los zapes.

Cuestionarnos a nosotros mismos, sin poner en duda nuestro valor como individuos, es la gran lección que nos deja este año. La autocrítica, la reflexión y la empatía son elementos necesarios en toda persona para ayudar al cambio positivo de nuestro país.

Envío un saludo y un abrazo enorme a las personas que siguen a este columnista. Gracias a los que estuvieron, gracias a los que leyeron y, sobre todo, gracias a los que cuestionaron y autocriticaron junto conmigo. Ha sido un agasajo. Felices fiestas, y que el aprendizaje nunca cese. Hoy, te deseo un próximo año lleno de éxitos, de salud, felicidad y crecimiento. Sigamos trabajando, juntos, por construir una sociedad mejor. Nos leemos el próximo año.

 

Para reflexiones, críticas, felicitaciones y apapachos: 

 

diegopachecowil@gmail.com