Intento de control
En opinión de César Daniel Nájera Collado
Respecto a la noticia de la supuesta muerte del mandatario norcoreano Kim Jong-un, me hizo pensar sobre cómo el enamoramiento del humano con el ideal de “Bien” nos hace creer que la utopía es alcanzable y la radicalidad una vía. Brillantes son los que se percatan que los intentos utópicos están destinados a estancarse en la distopía, y que las ideas radicales son usualmente gestadas por “simplones”. Corea fue dividida precisamente por el extremismo, aunque cabe aclarar que el abuelo Kim, instaurador del régimen, no fue el único cegado y sesgado.
Entiendo que considerar a los humanos como autómatas completamente “moldeados y moldeables” podría otorgar un supuesto empoderamiento. Pero no interesarse en la profundidad y solo centrarse en la utilidad puede derivar en pasar por alto las identidades, y por ende, la diversidad y riqueza humana. Sin embargo, el sentimiento de poder vence, y esta la razón del triunfo conductista en Estados Unidos, principal culpable de la separación coreana; es una sociedad que aspira incesantemente a la utopía controlada, con una uniformidad sempiterna. No por nada Kissinger fue tan maquiavélico y creyó en la amoralidad política. Aunque no sé qué tan perfecta sea esta automatización cuando deriva en personas como Klaus Barbie, que matan sistemáticamente. Quién diría que los sentimentalismos representarían la defensa de la libertad, sobre todo ideológica.