Inclusión Educativa en la UAEM - Condición epistemológica de la Lengua Escrita: Universidad de Ginebra

En opinión de Eliseo Guajardo Ramos

Inclusión Educativa en la UAEM - Condición epistemológica de la Lengua Escrita: Universidad de Ginebra

Las investigaciones psicogenéticas de Emilia Ferreiro, desde los años 70ª, iniciadas en la Universidad de Ginebra desde su tesis doctoral sobre las relaciones temporales en los enunciados, que mereció ser prologada en su publicación por el mismo Jean Pieget. Se siguió a trabajar intensamente sobre el sistema de escritura como una lengua (idioma) y no más como una mera transcripción de la lengua oral. Los lingüistas de la escuela francesa identificaban una diferenciación de las gramáticas en el sistema de escritura y en la lengua oral. Esto es, no se escribe como se habla. Si había dos gramáticas, eran dos lenguas. Lo que significaba que quienes dominan la Lengua Escrita poseen una condición bilingüe.

Ilean Papándooslos, una investigadora de la Universidad de Ginebra, bajo la dirección de Hermine Sinclaire, trabajaba la noción de palabra en el niño. Se trataba de indagar sobre la reflexión metalingüística en el niño, esto es, qué piensa el niño que son las palabras ¿Cuáles son palabras de las que utilizamos al hablar? Les preguntaba ¿Cuántas palabras digo cuando digo “papápatealapelota”? Se les dice de la forma en que la hablamos sin segmentar el enunciado. Es parte de la investigación el hecho de que la parte oral no ofrece información sobre las palabras, ya que se habla de corrido. Algunos niños podían contar las palabras correspondientes, pero otros decían que se habían dicho solo dos palabras. Se les seguía preguntando a estos niños, ¿Cuáles? Respondían “papá” y “pelota”. Y ¿qué fue lo que yo dije? Responden “papápatealapelota”. No es que sea un asunto de memorización, sino de concepción sobre lo que es palabra y lo que no es palabra. Solo los nombres o los sustantivos son palabras para estos niños. Otros, comentaban que se decían tres palabras: “papá” “patealapelota” y “pelota”. O, “papá patea” “papá” y “pelota”. Y para asegurarse la investigadora le pregunta ¿dije patea? Y responden: “no”, dijo “patea la pelota”. No logran recortar el verbo como una palabra independiente. Articulan el enunciado, como sujeto y predicado, o como el actor de la acción o el recipiente de la acción. La acción no va sola, alguien la hace y alguien recibe la acción de patear. Otros niños más avanzados y que sí logran aceptar que se pudo decir “patea”, señalan que se dice “papá”, ¨patea¨”, “lapelota”. ¿Y dije “la”? No, dijo “lapelota”. Finalmente, hay niños que sí reconocen todas las palabras, incluidos los artículos, como es el caso de “la”, en este caso. El artículo y otras partículas del enunciado son los últimos que los niños reconocen como una palabra independiente. Papadopoulos, descubre que hay un proceso jerárquico de adquisición metalingüístico de la noción de palabra, que son los sustantivos, los verbos y los artículos. Hay que precisar que se trabajó con niños no alfabetizados, ya que la escritura funciona como un soporte material de reflexión metalingüístico inducido por la misma enseñanza. Y que se buscaban respuestas espontáneas de los niños.

Si la escritura es un soporte material para la reflexión metalingüística gramatical, qué pasa con la noción de palabra en el enunciado escrito y en la palabra escrita independiente. Este es el tema que inicia Emilia Ferreiro que vino a darle consistencia a la Lengua Escrita como un objeto de conocimiento epistemológico. O sea, que la Lengua Escrita es una nueva ciencia. Lo que significa que no es una técnica servil de la Lengua Oral, ni es una habilidad psicomotriz que se adquiere mediante ejercicios de repetición y memoria y discriminación visual gruesa y fina de discriminación de las grafías. Llegaría, entonces, a cambiar las tradiciones didácticas de los métodos de enseñanza.

La Epistemología Genética tiene otras exigencias para reconocer un objeto de conocimiento. Además, de ser un objeto lingüístico, el Sistema de Escritura es un objeto Cultural. Más exactamente, un objeto Histórico-cultural. Entra en escena una nueva ciencia que se denomina Gramatología, que es la ciencia de la escritura que inauguró Ignace Gelb, de la Universidad de Harvard, en los años 50ª. Pero que se conoció de su existencia, gracias a Jaques Derrida (1970), que hizo una amplia divulgación en el mundo de la Cultura escrita en Francia y en el mundo.

Gelb, desmitifica la arrogancia de los sistemas de escritura occidentales de la época colonial británica del Siglo XIX. Que decían que los pueblos sin escritura eran pueblos bárbaros, porque los pueblos sin escritura eran pueblos sin historia. Gelb, decía que la historia de la escritura era la escritura de la historia. Y reconocía otros sistemas de escritura que no eran solo los del sistema alfabético. Cuyo invento se dio en Grecia, que inventaron las vocales del alfabeto semítico, que solo escriben las consonantes, con diacríticos para inducir la vocal, pero que no son propiamente letras. Del alfabeto griego se pasa al alfabeto latino en Roma. Que es el que utilizamos en muchos países, aunque sea en idiomas diferentes. Al reconocer otros sistemas no alfabéticos de escritura, se reconoce que muchos pueblos sí tienen escritura y no son, por lo tanto, pueblos barbaros. Así, había mensajes en códices y en estelas en edificios, de escritura “iconográfica”, se escribían representaciones de objetos, cuya secuencia daba un mensaje. Otras escrituras, descubiertas arqueológicamente eran sistemas “ideográficos”. No eran de representación de objetos físicos, sino de intenciones que se describían. Como si fueran enunciados de ideas completos. Hasta que se descubre un sistema denominado “logográfico”. Que buscaban representar objetos que al pronunciar su nombre se pronunciaba la palabra indicada. Lo que daba mucha más precisión. Un ejemplo aplicado a nuestro tiempo es como si para escribir “soldado” se representara un sol y un dado. Nada tenía que ver con los objetos sino con la “fonetización” de la combinación de nombres.

Emilia Ferreiro encuentra en ¿Qué está escrito en una oración escrita? Que unos niños refirieren que sólo los nombres de los objetos, como “papá” y ´pelota” en PAPA PATEA LA PELOTA, como si pensara que la escritura sigue un sistema “iconográfico”; otros niños refieren a que cada palabra escrita dice lo que dice toda la oración, y toda junta dice sin inmutarse el enunciado asignado; en este mismo tenor, otros niños refieren en cada palabra enunciado con el mismo valor semántico. Como por ejemplo en MAMA COMPRO TRES TACOS, dice “mamá” y “tacos”, y otros, dice “mamá” ´tacos” y en las que restan “caldo”, “pozole” y todo junto “mamá compró tres tacos”. Como si se tratara de un sistema ideográfico. Luego, articulan el enunciado, con los sustantivos, los verbos y los artículos, hasta que le da un valor léxico al enunciado. Esto es, todas las palabras están escritas.

El paralelismo entre la noción de palabra oral, como lo descubrió Ilean Papadopoulos y la noción de la palabra escrita como lo hizo Emilia Ferreiro, es asombroso. Más aun, cuando se compara con la historia de la escritura de Gelb. Estos isomorfismos, no son casuales o azarosos. Son sistemáticos, esto es, obedecen a la construcción de sistemas que se realiza por etapas en el niño al ir descubriéndolos en su interacción con los mismos.

La Epistemología Genética que propone Piaget, somete a otra prueba más allá de estos isomorfismos, lo que él llama formalización del objeto de conocimiento. Por lo que si sometemos a una formalización lo podríamos hacer con las estructuras de la Gramática Generativa Transformacional de Noam Chomsky (1970). La estructura profunda que tienen todas las gramáticas de la humanidad, por eso se pueden traducir de unas a otras las Lenguas naturales del mundo. Así la estructura profunda coincide con la Lengua Oral (I. Papadopoulos, 1984), La Lengua Escrita (E. Ferreiro, 1979) y la historia de la Escritura de Gelb (1952). Con este último paso de la formalización lógica, pasa la prueba la Lengua Escrita de estar constituida como un nuevo objeto científico del conocimiento. Piaget no la había considerado porque se requiere del conocimiento empírico de la investigación para ello. Este fue el aporte de Emilia Ferreiro que reconoció el propio Piaget en su tiempo.

La Escuela se había centrado única y obsesivamente, en la iniciación de la lectoescritura, en la decodificación sonora del sistema escrito. Vaciada de contenido y en la pura mecanización. Así sí aparecen las dislexias, como su fueran mecanismos experimentales de instalarlas en los niños. No tienen por qué serlas si se trabaja didáctica y pedagógicamente desde su sentido lingüístico e histórico cultural.

 

educacioninclusiva@gmail.c