Repaso - Una próxima jornada electoral sin brújula
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Un fenómeno de confusión, de pasmo, de no saber a ciencia cierta de qué se trata, recorre estos días el ánimo ciudadano. Son tantos los candidatos, que se avizora una jornada electoral en la que el voto de cada quién andará sin brújula y se extreviará en la incertidumbre.
Tan sólo en Cuernavaca difícilmente alguien podrá recordar los nombres y mucho menos la trayectoria de los que aspiran a la presidencia municipal. Es un galimatías en toda la extension de la palabra.
Vamos, sin duda, rumbo a la anarquía y el desconcierto. Eso no puede seguir sucediendo. Si las leyes en la matera se mantienen igual, nos seguiremos encaminando rumbo al desorden y la pérdida de sentido en el camino que deberíamos tener claro para sufragar.
Si la vida democrática en nuestro país y en nuestro estado se calificara de acuerdo con la posibilidad que se tiene de constituir nuevos partidos políticos, saldría reprobada porque puro adefesio se ha engendrado al amparo de leyes electorales a modo.
En su gran mayoría los esperpentos que han asumido esa figura y tenido la oportunidad de incrustarse en el hacer cotidiano de la sociedad, han resultado un fiasco. Eso sí, mientras disfrutan de su borona del pastel, constituyen un filón de oro para quienes los regentean. Los recursos que se les asignan, así sean mínimos en comparación con los que reciben otros partidos más “fuertes”, son suficientes para vivir con holgura. Después, si pierden su registro, los liderzuelos por lo general buscan otros acomodos para seguir mamando de la ubre que constituye el erario público.
Ese vivir en el borde de la inexistencia lo podemos apreciar en Morelos con el Partido Humanista, el Partido Social Demócrata, el Partido Verde Ecologista, el Partido Nueva Alianza, el Partido del Trabajo, el Partido del Movimiento Ciudadano e incluso Encuentro Social, partido en “el poder” dentro de Morelos, gracias a la sinrazón del voto ciudadano y a su acomodaticia alianza con Morena.
La mayoría de ellos, junto con los decrépitos PAN, PRD y PRI, conservaron su registro a nivel local, lograron de milagro alguna diputación plurinominal, tal vez algunas presidencias municipales y quizá varias regidurías. Pero, sobre todo para los pocos que los controlan, al mantener su registro usufructúan para sí y sus intereses el recurso económico que les asigna la autoridad electoral correspondiente.
Lo trágico y lamentable para los morelenses es que ya lograron su registro otros esperpentos de la misma calaña, los más con políticos reciclados y de muy malas mañas. Esos organismos amorfos sirven para nada. No constituyen una alternativa real para el ciudadano exigente y crítico, ni elevan el debate político, ni oxigenan el quehacer partidista, ni proponen innovaciones sustanciales. Son, por lo general, rémoras que se adhieren a otros. Por cierto, la siguiente es una definición de ese término y describe claramente lo que aquí quiero decir:
Rémora: “Pez de 33 a 90 centímetros de longitud, color gris o negro, cuerpo alargado casi cilíndrico, aletas largas y espinosas, y escamas pequeñas; se adhiere fuertemente a los objetos flotantes o a otros vertebrados acuáticos gracias a un disco oval que tiene sobre la cabeza, para ahorrar esfuerzo en sus desplazamientos y alimentarse de despojos; hay varias especies; es voraz y vive en aguas tropicales”.
Imagínese, alarmado lector, la bazofia que ya tenemos enfrente y, desafortunadamente, la pandemia partidista que sufriremos durante los próximos años. Materia “grillesca” en estado de descomposición. Puro desecho. Por desgracia tal plaga no podemos eludirla. Y nuevos virus nos amenazan, algunos muy insignificantes, pero no por ello potencialmente nocivos.
De refilón
Para acabarla de amolar, la pudirición electorera está en grado de pestilencia absoluta, con las campañas sucias, violentas, difamatorias que atestiguamos. ¿Por qué hemos caído tan bajo?
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