Escala de Grises - #TeBuscamos…

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - #TeBuscamos…

#TeBuscamosWendy

Han pasado 11 días desde que Wendy Sánchez Muñoz desapareció. El activismo en las plataformas no se ha detenido y familiares, amistades o personas empáticas continúan sumándose para compartir información respecto al caso.

Al respecto, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se comprometió a darle seguimiento a esta situación con calificativos casi infinitos. Antonio Echeverría, gobernador de Nayarit, no ha declarado algo al respecto. Hasta el cierre de esta columna, no había avance alguno con la investigación.

La poca información que conocemos es gracias a Baruc, hermano de Wendy. Él, a través de su cuenta de Twitter, ha compartido el boletín, las características y las diferentes acciones que se han realizado para la difusión del rostro, nombre y situación de su hermana. La comunidad cibernética continúa respondiendo favorablemente a esta campaña de búsqueda.

Empero, aunque la empatía de la comunidad cibernética no se ha detenido, resalta el silencio (explícito o implícito) de los gobernantes involucrados. ¿Cómo puede ser posible que una mujer, con una ruta muy clara, desaparezca y las autoridades tarden días en pronunciarse al respecto? ¿Cómo puede ser posible que los recursos de dos estados de la República no se invirtieran en encontrar a Wendy desde la primera denuncia?

Las plataformas digitales han sido un factor importante para movilizar la búsqueda de mujeres, infantes y personas mayores. Sin embargo, no olvidemos que la responsabilidad principal recae en las autoridades, en aquellas personas encargadas de darle luz a las demandas de una sociedad cansada de vivir con miedo.

Cualquier información, favor de comunicarse al teléfono 33 3837 6000 ext. 16148, 16141, 16142.

 

#TeBuscamosCaro

 

El pasado 13 de enero, Carolina salió de su domicilio (ubicado en la Ciudad de México) y ya no regresó. La última vez que fue vista, Carolina vestía una blusa negra, sudadera rosa, pantalón estampado y tenis negros. La estudiante de 22 años se dirigía a una sucursal bancaria ubicada en la misma colonia en la que vivía.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Escuela Nacional de Antropología e Historia solicitaron apoyo para localizar a su alumna. Por su parte, la Fiscalía General de Justicia de la CDMX activó la alerta de búsqueda correspondiente.

Con el objetivo de difundir información, sus familiares y amistades crearon la cuenta de Twitter @tebuscamoscaro, en donde comparten todas las actualizaciones del caso, las convocatorias para las movilizaciones y mensajes de presión para que las autoridades correspondientes agilicen la búsqueda. Sin embargo, hasta el cierre de esta columna, se desconoce el paradero de Carolina.

En una de las entrevistas que la señora Carolina Zea González ha dado en diferentes medios de comunicación, además de cuestionarla respecto a la vestimenta y características de su hija, le hicieron la siguiente pregunta: ¿Sabe si tenía una cita o un encuentro particular con otra persona?

Y, a pesar de lo “inocente” que podría sonar, ese es el primer pensamiento de las mismas autoridades cuando se denuncia una desaparición. Esa pregunta es el resultado de un proceso en el que “seguro se fue con el novio” es la explicación más lógica y el pretexto más simple para no realizar las investigaciones o el proceso necesario.

Cualquier información puede reportarse a los números: 5345 5080 y 5345 5082.

 

#TeBuscamos…

 

En un contexto como el que vivimos desde hace 10 meses con la pandemia por covid-19, las desapariciones de personas continúan. Como podrá darse cuenta, la violencia no entiende de confinamientos.

De acuerdo con la Comisión Nacional de búsqueda, durante el veinteveinte desaparecieron 15, 565 personas; 43.4% de ellas (es decir, 6,753) continúa sin ser localizada. El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas arroja que, tan solo de enero a agosto del 2020, se registraron 6 mil 335 mujeres desaparecieron.

Aunque el porcentaje total de desapariciones es menor al del 2019, debemos tomar en cuenta que una parte representativa de la población está en aislamiento. ¿Cuáles serían las cifras si la pandemia y el distanciamiento social ya no fueran un “impedimento”?

Problemas tan particulares como la desaparición de Caro, de Wendy y de todas las mujeres que salen de sus casas con la intención de regresar —pero no pueden hacerlo— tienen detrás una serie de problemas estructurales como la violencia de género, las desapariciones forzadas, la impunidad, la negligencia de las autoridades y la normalización de situaciones que no deberían seguir pasando a plena luz del día ni a ninguna hora.

¿De qué sirven las campañas publicitarias para fomentar el empoderamiento de las mujeres si seguimos vulnerables, inseguras, propensas a la violencia? La violencia sistemática a lo largo y ancho del país debe ser visibilizada, en lugar de normalizarse.

Se deben investigar las diferentes causas, los actores involucrados; todas las directrices que permiten a la impunidad entrar por la puerta principal, permanecer entre la población, colocarse frente a nuestros ojos y, a pesar de todo eso, ser ignorada.

La recomendación: Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra es una antología hecha por periodistas, escritoras, investigadoras y académicas con un mismo objetivo: contar la violencia desde el cuerpo de las mujeres. Con testimonios, experiencias, casos relevantes a nivel nacional y una serie de verbos que tienen un significado más profundo del que nos imaginamos.

Esta serie imperdible de textos pone sobre la mesa diferentes perspectivas que nos permiten entender cuáles son las implicaciones directas de la interminable guerra en historias que, inevitablemente, nos atraviesan.

 

Hasta encontrar justicia. Hasta encontrarlas:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter