Deuda, el círculo perverso

En opinión de José Román

Deuda, el círculo perverso

 

El ayuntamiento de Cuernavaca anunció y aplicó recientemente medidas para despedir personal burocrático de su nómina. Medidas similares posiblemente  se apliquen por el resto de los poderes si quieren manejar sensatamente los recursos que reciben de los ciudadanos mediante el pago de impuestos incluyendo las participaciones federales.

De hace ya muchas administraciones se ha recurrido a la deuda en los gobiernos municipales, el estado y los congresos han sido muy flexibles y poco escrupulosos en autorizar cada vez más cantidades de dinero prestado para que cubran las necesidades administrativas y ése es el problema toral que agobia a la administración pública y que los tiene en un callejón sin salida o con salida muy gravosa para los contribuyentes que son los que finalmente van a pagar muy caro sus excesos.

El origen y la causa son necesariamente culpa de los congresos sucesivos que han autorizado sin tomar medidas tanto de los prestamos onerosos como del sistema de administración pública que bajo el nombre engañoso de libertad e independencia municipal han permitido que el problema crezca de tal manera que la deuda, ya los alcanzó.

Es los congresos en sus diversos tiempos quienes permitieron que sin control se gastaran el dinero los munícipes y los gobernadores, pasando por el propio Tribunal Superior de Justicia. No controlaron la forma en que deberían de gastar los impuestos ni los porcentajes de los rubros donde deberían de gastarse. De ésta forma el talón de Aquiles que ha representado la nómina innecesaria, más los gastos de representaciones y prestaciones abusivas que han otorgado a los servidores de todos los niveles han hecho que cada año les sea insuficiente el dinero para cubrir las necesidades artificialmente creadas y después difícilmente eliminadas por haber caído en ese perverso circulo de contratación y derechos contractuales que ampara la ley  federal del trabajo, más las problemas sindicales cuyos monstruos  se han creado con fines políticos y que han generado vicios que cuestan muy caros.

Cada nuevo Presidente Municipal o gobernador al ingresar viene producto del sistema político que nos gobierna con una serie de personas que los acompañaron en campaña y con los que planean volver a ocupar otro cargo  una vez terminada la administración en turno. Cuando no pueden acceder al siguiente cargo, dejan generalmente una cantidad de gente que constituye una carga laboral para el nuevo mandatario. Consecuencia: en el mejor de los casos vienen los despidos injustificados y las demandas laborales que hacen crecer las deudas públicas y en el peor, se quedan y engrosan la nómina innecesariamente haciendo que exista en todas las dependencias un exceso de personal no necesario pero que absorbe el dinero que debería de emplearse en la obra pública. A esto, debemos agregarle que durante la administración, es muy frecuente se autoricen altos sueldos y prestaciones que desde luego cuando el caso lo amerita, entran en el proceso de jubilación, haciendo muy caro el sistema jubilatorio, tanto que ya se está volviendo peligroso por la enorme cantidades de dinero y los excesos de beneficios que se dieron al autorizarse. Como no es popular subir impuestos, muchos lo hacen cuando las condiciones se los permiten o de tal forma los disfrazan que finalmente lo logran sin tanto demérito de su popularidad. Este mecanismo funciona en todos los gobiernos e incluso en el Tribunal Superior de Justicia y el propio gobierno donde las prestaciones doradas brillan por su presencia cuando periódicamente pide autorización al congreso para otorgarlas.

En otros casos, como el organismo público llamado UAEM existe incluso doble prestación de jubilación: Por una parte lo hace la propia casa de estudios y al mismo tiempo el IMSS, es decir, doblemente jubilados. Al no existir un mecanismo regulador para que dizque se respete la autonomía financiera de los gobiernos, los excesos como una maldición, solo medio se soportan pidiendo prestado generalmente cada año y así sucesivamente sin que los congresos, que tiene la obligación de limitar y ajustar los gastos los limiten y controle. La consecuencia, cada día es más grave el problema y no se le mirará un fin cercano. Este problema va estallar tarde o temprano y seremos los ciudadanos los responsables de pagar, no ellos, los políticos, ésos personajes solo vinieron, hicieron el daño y se fueron…