Cuando sea demasiado tarde…- Esta semana en Morelos…

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde…- Esta semana en Morelos…

Es sábado. Muchas felicidades, amable lector. Usted ha sobrevivido una semana más en México (aunque tengo lectores fuera del país, son más por amistad que por afición), y una semana más en el glorioso estado de Morelos. Parecería ser que las cosas, efectivamente, se pueden poner peor. Veamos un breve recuento de hasta dónde me quise enterar.

Creo que la nota principal de la semana fue la masacre vivida en el norte del país. No la voy a describir porque mi capacidad no me lo permite, pero si no estaba usted enterado de lo que trascendió en Chihuahua a la familia LeBarón, me imagino que no le será difícil enterarse. Si no se enteró y no acostumbra usted ver este tipo de noticias, le rogaría a usted que no lo hiciera. La cantidad de notas y evidencia que ha surgido al respecto me hace pensar, en lo personal, que hay muchísimo más detrás del hecho a, tristemente, una masacre que reporta los muertos en dos dígitos, incluyendo niños y mujeres que son madres de familia. Mantengo el tiempo presente en mi redacción porque considero que esas cosas no trascienden con los hechos, o el tiempo. 

Pues bien, en el “damage control” del presidente, el pelmazo en turno consideró sabia decisión entrevistarse en público con un beisbolista de nacionalidad mexicana pero que practica tal deporte en la MLB, en Estados Unidos. Si me pregunta usted a mí, no sólo me parece una equivocación garrafal tal acto, es una completa falta de sensibilidad ante un hecho de tal magnitud. Me imagino que el preciso habrá, precisamente, tratado de hacer “damage control”, pero lo único que demostró es que o no sabe lo que ocurre en su país (porque lamentablemente también es de él tanto como es mío), o simplemente tiene preocupaciones más relevantes en su agenda, como el béisbol en Estados Unidos. Habrá que preguntarle a él qué instrucciones le habrá dado el pelmazo en turno del país vecino.

A la altura de la esfera local, parece ser que la violencia en Morelos ya no sabe cómo llamar la atención. Los tambos de cadáveres disueltos en ácido han dado paso a los cadáveres colgados de los puentes, lo que a su vez dio paso a los cadáveres envueltos en bolsas de basura, lo que a su vez dio paso a porciones de cadáver adicionadas con sendas narcomantas, lo que a su vez dio paso a porciones de cadáver regadas sin ton ni son sobre los ejes viales. Ya había abordado este tema precisamente en mi columna del 26 de octubre, así que bueno… ¿qué más le añado, apreciado lector?

Además, en la esfera mucho más local, se robaron una computadora laptop del cubículo vecino al mío, en la Facultad de Psicología. La compañera a su cargo vino a mi oficina por 2 mins, y cuando regresó ya no estaba. Revisamos las cámaras y, efectivamente, un hombre y una mujer de menos de treinta años aprovecharon tal descuido para sustraer tal equipo, y con toda la calma del mundo salieron del edificio. La habilidad de los maleantes y la confianza con la que uno deja abierta su puerta por cinco minutos nos hizo pasar un gran disgusto. A estas dos personas en específico les deseo un feliz 10 de mayo, y que la vida les regrese el doble de todo lo que han generado con tales acciones. Me imagino que sus familias estarán muy orgullosas de ellos. Si usted alienta a sus hijos a realizar este tipo de acciones y/o se las celebra, le invito amablemente a leer otra columna que no sea la mía. 

 

*Facultad de Psicología

Universidad Autónoma del Estado de Morelos