Casos y Cosas de Morelos - La ceguera de doña Mesa
En opinión de Sergio Dorado
No sé por qué la declaración de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz me trajo a la memoria al primer secretario de Gobierno del sexenio pasado. Se ha de acordar usted de él, estimado y único lector. Era el gobierno de la “nueva visión” y este funcionario fue el primero en ocupar este puesto. El hombre le quiso ver la cara al pueblo y lo acusó de percepción equivocada, porque eso no podía suceder en un estado inédito en todo, y con un C5 comparable al Scotland Yard.
En ese tiempo, sin darnos cuenta, vivíamos el paraíso en inversión, empleo, obra pública, cultura, salud, educación –afirmaba el funcionario de marras, con una seguridad que desde siempre supimos era una total y evidente mentira, pues el crimen organizado controló a un gobierno fallido donde todo mundo sufrió extorsión, cobro de piso, asesinato artero, secuestro; es decir, donde la impunidad y corrupción imperaron en todo su esplendor.
El actual gobierno se va pareciendo cada vez más al del sexenio pasado en materia de seguridad, entre otros rubros. Hereda la visión, al menos. Éste afirma que el volumen de crimen es una exageración de los habitantes de Morelos y los medios de comunicación. De donde se deduce que los morelenses seguimos ciegos y no nos damos cuenta de lo mucho que hace el poder cupular tuerto que gobierna.
Pero caray, por dónde puede uno ver la acción bonita de los encargados de la seguridad pública. De nada sirve prenderle un moño a un estado totalmente despeinado por el crimen común y organizado. Porque, créame usted, señora Mesa de Coordinación, no recuerdo un asesinato mañanero en el pleno corazón del Centro Histórico de Cuernavaca, donde he vivido más de cincuenta años. Tampoco el acribillamiento irracional de los empleados administrativos del Cerefeso de Puente de Ixtla, también madrugador.
Antes, el crimen generalmente se cometía por la noche, usada como enorme capa protectora de lo ilícito. Hoy no. Hoy lo pueden matar a usted incluso a plena luz del día y sin razón alguna. Ya vivimos en la tierra de la barbarie delictiva y nada puede contra ella. Por eso se ha perdido todo respeto a la autoridad, cuyas barbas están cundidas de pulgas crueles e insaciables. Y todavía así se nos acusa de nula percepción.
No sé usted, estimado y único lector, pero su servidor prefiere la declaración del gobernador respecto al titipuchal de pulgas que traemos hasta en la cola. “¡Son un chingo!” –se admiró. Prefiero esta declaración a la de nuestra ceguera ciudadana porque esto sí es cierto. Sí, es verdad, son un chingo y cada vez son más.
El discurso de la percepción ciudadana es discurso viejo que ya debiera dejar de insultar al pueblo. Es una farsa y debe abolirse. ¿O cómo interpreta usted que esta mañana, en la prensa local, el encargado de la Comisión Estatal de Seguridad Pública reconoce un aumento del 30% en robos de vehículos y extorsión? Un solo día bastó para la contradicción.
No, señora Mesa, no estamos ciegos, sabemos que el crimen ya rebasó al del sexenio pasado en términos estadísticos y que la violencia no detiene sus pasos contra la paz y el sosiego morelense; y que además, para acabarla de fregar, el crimen que nos atosiga se ha diversificado ampliamente en sus actividades. ¿O cómo mide el gobierno la dimensión del crimen para armar declaraciones alegres? Con todo respeto a su feminidad gramatical, doña Mesa, pero la ciega es usted, y disculpe en mucho el atrevimiento.