Yo tengo otros datos - Fernández Noroña. Lo que no hacer

En opinión de Carlos Galicia

Yo tengo otros datos - Fernández Noroña. Lo que no hacer

A mi coterráneo

Pedro Mundo

 

Existen personajes que incursionan en política y que, por azares del destino logran un cargo público sobresaliente, por ende, inician su carrea política institucional. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, en su desempeño como funcionario público, empiezan a “marearse”. Una vez que dejan el puesto, proyectan una imagen pública desgastada, de repulsión entre la gente, de desagrado entre la clase política.

La actitud con la que actúan suele ser presuntuosa, indolente. Los ideales por los que lucharon se olvidan. Los excesos y abusos se presentan de manera constante. Una muestra es Gerardo Fernández Noroña.

Es un personaje combativo, contestatario, sus opositores lo consideran majadero y prepotente. Es un individuo que se dice de izquierda, de una izquierda autoritaria, inflexible, con toda aseveración una izquierda pragmática, ortodoxa.

Durante su activismo político ha dado muestra de intransigencia, pero más bien es una estrategia, es su estilo de hacer política. Hubo escena en donde era capaz de retar a la fuerza pública, de enfrentarse con cualquier personaje político en su “muy” acostumbrado estilo; retador, provocador, le encanta gritar y muy en especial subestimar a los demás, los sobaja con sobrenombres. Una palabra que utiliza en sus peroratas con mucha frecuencia es: “pedorro”, es una argucia para minimizar.

Ha tenido enfrentamientos con personajes como Marcelo Ebrard, cuando fue precandidato a la presidencia de la República. Gerardo Fernández Noroña apoyó el triunfo de Claudia Sheinbaum, al inconformarse el actual secretario de Economía del gobierno federal arremetió en contra de él. Lo mismo ocurrió con Porfirio Muñoz Ledo, cuando este era presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión. En plena sesión ordinaria ambos se reclamaron. Muñoz Ledo se oponía darle la palabra y Fernández Noroña, le reclamaba que era un autoritario. Con la senadora Lily Téllez es un pleito por demás conocido, desde que eran diputados federales se inició este altercado que hasta hoy no termina. Y no se diga con los malentendidos que tiene con algunos medios de comunicación y con personajes de opinión pública, como Joaquín López Dóriga. Entre sus correligionarios senadores ha tenido severos conflictos, uno de ellos Alejandro “Alito” Moreno, presidente del PRI, con quien faltó poco para terminar a golpes su discusión.

Ha creado un ambiente hostil en torno a su persona, al extremo de que tiene una fuerte repulsión entre la gente. Como recientemente ocurrió en un evento en el que se reunió un tumulto de gente para mentarle la madre a Fernández Noroña, como consecuencia de que el presidente del senado demandó a un ciudadano por supuestas agresiones en el aeropuerto. Un juez determinó que tenia que disculparse el ciudadano y acató la decisión, ocasionando animadversión entre la población hacia el representante popular.

Esta a punto de terminar su periodo como presidente del senado y supuestamente desea reelegirse. Las condiciones no son propicias para que pueda lograrlo, a generado más enemigos que amigos y simpatizante. Él debe estar consciente de que no tiene el consenso de los grupos parlamentarios en el senado.

 Cuando Claudia Sheinbaum era presidenta electa se comentaba que Fernández Noroña sería coordinador del grupo parlamentario de Morena. Por intereses del grupo en el poder, no se le otorgó la coordinación. La salida del entonces presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador fue que no era del partido Morena, y a cambio, siendo ya presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, le ofreció la presidencia del senado.

Fernández Noroña no pudo separar su aspecto de activista y de guardián del senado, con mucha frecuencia actuaba muy a su estilo, agresivo, majadero. Se le olvidó que el simboliza el orden, respeto y debería garantizar la libertad de pensamiento, de opinión y velar por la palabra de todos los senadores.

 Hoy, esta utilizando una salida muy ocurrente para dejar el cargo y con ello abstenerse de no reelegirse. Apoyar a Claudia Itzel Castillo, hija de Heberto Castillo, hombre de izquierda, profesor en el Politécnico y en la UNAM. Un personaje olvidado, por la militancia de izquierda y, sin embargo, es un ejemplo para muchos que se precien de ser de izquierda, fue un hombre congruente con sus principios y acciones, deberían de imitarlo.

Fernández Noroña argumenta en torno a la personalidad de Itzel Castillo:

 Se empieza a hablar de la compañera Laura Itzel Castillo y si fuese el caso, yo no participaría, yo la apoyaría. Me parece que es una compañera de primerísima, de trayectoria en la lucha social y política de toda la vida. Es una compañera con mucha solidez, sin ningún menoscabo de otras compañeras que han sido mencionadas, pero en lo personal, si ella determinara dar un paso al frente y decir ´sí, voy a buscarse presidir el Senado´, retiraría todo interés en buscar ser elegido en la mesa directiva”.[1]

Lo que es obvio es que Gerardo Fernández no tiene el apoyo presidencial para reelegirse, simplemente la jefa de Morena, no tiene intención de que continue más al frente de ese cargo, de lo contrario, ya se hubieran movido las aguas entre los mismos senadores, dándole su apoyo y, desde luego, no faltaría alguien de los morenistas que se pronunciará en plena tribuna dándole su adhesión. Si no lo hacen es porque no hay línea.

El meollo del asunto es que es un personaje que tuvo la oportunidad de continuar con una carrera política de posibilidades; convertirse en secretario de Estado, embajador, director general de una paraestatal, ascender a otro cargo como resultado del aprendizaje del cargo que desempeñó, se supone que adquirió ciertas habilidades, capacidades y destreza política, pero al parecer no fue así. Después de haber sido un boxeador de guantes, trepado en un cuadrilátero y con reflectores.  Regresará nuevamente a las peleas callejeras. A ser un senador más, a continuar con lo mejor que sabe hacer discutir de manera agreste.  Obviamente su discurso será de consuelo … “fue un honor haber sido el presidente del senado “… bla, bla, bla, bla, bla”. Noroña debe ser un ejemplo para muchos políticos, no solo de izquierda, si no de todas las tendencias, para no tropezar con la misma piedra, y caer.