Serpientes y escaleras - Voto útil
En opinión de Eolo Pacheco
La clave en el siguiente proceso electoral son los candidatos.
Voto útil
Las elecciones intermedias son, de facto, una manera de evaluar a los gobiernos estatales y federal a la mitad del camino; el refrendo en el voto del partido gobernante significa que las cosas se están haciendo bien y que las instituciones van por buen camino. Las del 2021 en Morelos serán, además, una prueba para los partidos y para sus dirigencias; de sus resultados que obtengan los distintos organismos políticos dependerá su futuro y el de la entidad en los próximos años. El voto útil puede convertirse en un factor decisivo de la siguiente elección.
En el contexto nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador ha enfocado sus fuerzas a los sectores más desprotegidos, aquellos que históricamente han estado más rezagados y los que representan el sector poblacional más grande de México. Por justicia social y enfoque electoral, primero los pobres.
Prácticamente todas las acciones que lleva a cabo el ejecutivo federal tienen como objeto afianzar la fuerza moral y política del presidente en esto núcleo poblacional; para el mandatario el panorama es claro: ayudar a los que más lo necesitan y a cambio obtener de ellos los votos necesarios para seguir controlando el parlamento y llevar a cabo las reformas que impulsa la 4T.
El plan está definido, aunque no ha sido sencillo llevarlo a cabo; para que López Obrador pueda enfocar sus fuerzas en la población vulnerable ha tenido que dejar de lado y sacrificar a otros sectores que también le dieron su voto y ahora dudan del camino que lleva el gobierno de la república. La clase media de México fue la que impulsó a Morena en las pasadas elecciones y es la clase media quien ahora sufre más las decisiones económicas implementadas por el gobierno de la república.
El punto es que, aunque la administración nacional ha enfocado todas sus baterías en atender a los pobres, la implementación de esta política económica no ha sido tan eficiente ni tan funcional como sus creadores la imaginaron. Explico: el gobierno de México destina miles de millones de pesos en atender a las clases marginadas, canaliza programas de apoyo directo para campesinos y entrega mensualmente dinero en efectivo a adultos mayores y jóvenes sin empleo.
Sin embargo, estas medidas no han sido correctamente supervisadas por quienes las llevan a cabo, de manera que, aunque se han quitado intermediarios, no existe una verdadera supervisión en la entrega de recursos, ni tampoco un seguimiento a la manera como se ejercen. Al final, como siempre sucede con este tipo de políticas públicas, el dinero se va a un barril sin fondo y el impacto social y electoral de la inversión resulta ser mucho menor a lo que se espera.
A lo que quiero llegar es que, siendo el gobierno federal y su titular los principales activos de Morena, el desgaste de ambos complicará el refrendo electoral en el 2021. Andrés Manuel López Obrador sigue siendo un presidente fuerte, pero con mucho menos liderazgo, popularidad, arrastre y confianza que cuando inició su sexenio. El efecto anímico que su figura provocó entre los votantes en la pasada elección ya no arrastrará a todos los candidatos de su partido, por lo cual será necesario que Morena postule candidatos con capital político propio y rentabilidad entre los electores.
Lo que sucederá en Morelos en la contienda del 2021 merece ser analizado con cuidado; empecemos por el hecho que Cuauhtémoc Blanco está identificado por la mayoría como un gobernador de Morena, aunque en los hechos fue postulado por el PES y su relación con el Movimiento de Regeneración Nacional es distante. El destino de Morena y el del gobernador morelense está unido, aunque ambos lo rechacen; unos no lo reconocen como miembro de su partido y el otro no se identifica con ellos porque reiteradamente, desde el principio, han estado en su contra.
Para el exfutbolista profesional la situación es sumamente compleja, porque aunque formalmente tiene un partido a través del cual buscar el refrendo electoral para mantener la gobernabilidad, en los hechos el PES es un organismo fantasma, inservible, disfuncional, con escasa presencia social y nulo capital político. Dicho en perfecto castellano: Encuentro Social no tiene manera de ganar en el 2021.
Como si eso no fuera suficiente, el distanciamiento entre Morena y Cuauhtémoc Blanco dificulta el futuro de ambos. Los candidatos de Morena tendrán que cargar con la imagen del gobernador en la siguiente contienda electoral y no podrán deslindarse de sus acciones como jefe del ejecutivo local, porque su presidente (de Morena) se la ha pasado apoyándolo y rescatándolo públicamente desde el primer día de su gobierno. Y el gobernador no apoyará a Morena ni a sus candidatos, porque su prioridad es evitar la desaparición a su partido
En el 2021 habrá dos partidos del gobierno compitiendo en la misma elección, uno nacional y uno estatal, lo cual dividirá las fuerzas gubernamentales y el voto institucional. Un elemento más en la ecuación es la inexistencia de la dirigencia estatal en Morena y la falta de trabajo partidista en el estado; no hay nadie que promueva las acciones del gobierno federal, ni que capitalice políticamente la ayuda que la administración federal da mes con mes a la población vulnerable. Nadie.
Morena confía en que la fuerza de López Obrador alcance una vez más para arrastrar a todos sus candidatos, pero eso no sucederá si no existe una supervisión y aprovechamiento de los programas gubernamentales junto con una estrategia conjunta y coordinada con el gobierno estatal. Nada de eso existe, además, porque el delegado del gobierno federal tiene sus propios intereses en el 2021 y no son los de Morena ni los del presidente. Hugo Erick Flores está trabajando para revivir a su partido en el plano nacional y lograr la subsistencia del PES en lo local; a él no le interesa que le vaya bien a Morena, por el contrario.
Es aquí donde la oposición tiene la oportunidad de aprovechar el momento para regresar. Teóricamente el adversario a vencer en las urnas es Morena, pero el distanciamiento de ese partido con el gobierno estatal y las inclinaciones personales del delegado federal, abre el camino para que candidatos de otros partidos ganen espacios en el congreso y en los municipios.
El que los errores de Morena se capitalicen electoralmente depende de lo que hagan las dirigencias partidistas en los próximos meses; si los presidentes leen correctamente el escenario, entienden bien las cosas, trazan una buena estrategia e identifican el camino correcto, la victoria estará a su alcance.
En la mesa política no hay mucho de donde escoger: los únicos con la estructura y capacidad de dar pelea a Morena son el PAN y el PRI (en ese orden), y algunos ciudadanos que en determinados municipios tengan una rentabilidad propia que les haga competitivos. Como en Cuernavaca.
Una alianza entre el PAN y el PRI puede ser llamativa para muchos, pero su efectividad dependerá totalmente de la rentabilidad de los candidatos que postulen. Pensemos también en algún buen candidato ciudadano que sea cobijado por uno o varios partidos emergentes. El punto clave está en la combinación de la división de fuerzas gubernamentales, la falta de buenos candidatos en Morena y una alianza opositora.
Y un aspecto más que puede aparecer en el proceso electoral es el voto útil, que es una modalidad de promover el sufragio ciudadano en función de un eventual resultado electoral; es decir: entendiendo la importancia de ganar la elección, desde los partidos o desde la sociedad se puede impulsar a media contienda un voto razonado a favor de aquel candidato que tenga más chane de ganar, evitando así la dispersión entre las múltiples alternativas que habrá.
Quien entienda este escenario y actúe en consecuencia, tendrá una mayor ventaja en la siguiente elección. Morena es el partido mejor posicionado, pero también es el que menos trabajo político, social y electoral ha realizado en el estado; sus adversarios no son mejores, pero tienen experiencia y han comenzado a moverse con más anticipación.
La clave de todo lo serán los candidatos.
- posdata
Cuauhtémoc Blanco Bravo está entrando a una fase determinante en su administración: en unos meses cumplirá su segundo año como gobernador de Morelos y el próximo año vivirá su primera elección como jefe del ejecutivo.
Las condiciones en las que el exfutbolista llegará a la segunda mitad de su sexenio son sumamente complejas, empezando porque el proceso electoral tendrá como elemento central la pandemia y sus efectos en la economía.
Políticamente el panorama para el mandatario es adverso: su partido puede desaparecer, su relación con Morena es inexistente y no hay manera de que a través de las urnas logre mantener el control en el congreso y en las principales cabeceras municipales.
La semana pasada Blanco Bravo llevó a cabo la sexta sustitución en su gabinete; se fue uno de sus mejores elementos, el de mayor experiencia y quien además del manejo financiero operaba la relación con Acción Nacional y la iglesia católica.
En esta etapa del sexenio ya no se puede continuar el discurso de echar culpas al pasado, porque a dos años de distancia ningún graquista ha pagado por las fechorías que cometieron durante el sexenio anterior. Todo lo que suceda ahora, lo bueno y lo malo, corresponde a la actual administración y no hay forma de verlo diferente.
En este punto del sexenio el jefe del ejecutivo debe hacer una revisión de lo hecho hasta el momento y lo que se tiene que hacer para que su gobierno llegue a buen puerto; frente a un escenario tan complejo como el actual, el mandatario necesita hacer acopio de fuerzas, de inteligencia y de aliados para salir adelante.
Políticamente hablando Cuauhtémoc Blanco necesita aprovechar los meses que lo separan de la elección para replantear su estrategia política, para conciliar, para dialogar y sobre todo para formar alianzas sólidas que le ayuden en la segunda mitad de su mandato. Debe ser ahora, porque después de las elecciones el panorama cambiará y el ánimo de ayudar al gobernador puede quedar debajo del deseo de expulsarlo del estado antes de que concluya el sexenio.
Hoy más que nunca el ex seleccionado nacional necesita operadores, aliados, amigos que le ayuden a resolver problemas y no solo le digan lo que quiere escuchar. Una y otra vez el presidente de México le ha ayudado a resolver conflictos locales, pero eso no será siempre porque en la agenda federal hay muchas cosas que presionan a López Obrador y el interés de respaldar a un gobierno estatal no será el mismo después de las elecciones.
Ojalá lo entiendan.
- nota
Hablando de aliados, quien poco a poco se está quedando solo es el alcalde capitalino Antonio Villalobos. El edil parece no darse cuenta de la terrible situación que enfrenta, ni de los graves riesgos jurídicos que agobian a su gobierno y a él en lo personal.
El ayuntamiento está en crisis y derivado de ello los servicios públicos de la ciudad pueden colapsar en cualquier momento, lo que representaría el último clavo de su ataúd político. La línea de crédito que solicitó hace unas semanas ya se ejerció en al menos 60 por ciento sin que se resuelvan los problemas de liquidez de la comuna.
La semana pasada comenzó el despido de personal y aunque el cierre de los juzgados postergará un poco la presión legal contra el municipio, las consecuencias sociales y políticas de esta decisión se van a sentir en los próximos días.
Lo primero que enfrentó Antonio Villalobos fue un embate político para dejarlo fuera de la contienda electoral; lo que vive ahora es consecuencia de la mala planeación financiera de su equipo, el descuido de sus abogados y la mala asesoría política.
Por el camino que sigue, en poco tiempo el destino personal y político de Villalobos será inevitable. El alcalde no dimensiona el problema en el que está metido, ni se deja ayudar.
- post it
Cuando lo ejercen, creen que es eterno; se vuelven arrogantes, se sienten inalcanzables y desprecian a los demás.
Luego se dan cuenta que el tiempo ha transcurrido y que el viaje está a punto de acabar; entonces intentan cambiar de actitud y tratan de recuperar el tiempo perdido y corregir los errores que se cometieron.
Un día despiertan y ya no lo tienen. Entonces se dan cuenta de sus errores y de que en el camino lastimaron a muchas personas.
Pocos entienden que el poder público no es eterno y debe servir para hacer amigos.
- redes sociales
Argüelles se enojó con el PT porque le quitaron dos diputados. En venganza amenaza con regalarle 15 diputados al PRI. ¡Chulada de político!
¿Ahora entienden porqué el PES va a desaparecer?
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