Serpientes y escaleras - El tablero del 2027
En opinión de Eolo Pacheco

Las alianzas serán la clave del triunfo electoral en la próxima elección:
El tablero del 2027
En la elección del 2024 Morena llegó al proceso electoral con mucha más fuerza que sus adversarios; el presidente Andrés Manuel López Obrador cerraba su mandato con una aprobación del 67 por ciento y Claudia Sheinbaum mostraba una imagen que generaba empatía y garantizaba la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación. En Morelos el escenario fue otro: aquí el factor que inclinó la balanza fueron las alianzas.
Aunque la fuerza del Movimiento de Regeneración Nacional es un sello que impulsa a quienes lo portan, en algunos escenarios locales el factor decisivo en los resultados no fueron los candidatos ni las campañas, sino las alianzas. En Morelos el convenio de coalición de Morena fracturó los aliados de la 4T y la división les costó muy caro: perdieron 30 de los 36 municipios.
En contraste la alianza opositora logró lo impensable: construyó una coalición total que por primera vez en muchos años arrebató a Morena la mayoría de los gobiernos municipales. La matemática fue simple: uno a uno Morena aventajaba a todos sus adversarios, pero unidos, los opositores sumaban más que la 4T.
De cara al proceso electoral del 2027 a lección es clara: la clave radica en la manera como los partidos logren o no articular sus alianzas. En el 2025 Morena sigue siendo el partido con mayor intención de voto, pero la simpatía hacia el movimiento va bajando producto de los escándalos y los desatinos de varios de sus integrantes. Hoy el mayor adversario de la 4T no es la oposición, sino el desencanto de la sociedad.
En el plano nacional el panorama para el 2027 no luce sencillo: Morena tendrá dificultades en diez de los diecisiete estados en donde habrá elecciones y su reto para atender ese escenario ya no es solo electoral, sino de percepción ciudadana; la marca Morena sigue siendo la más fuerte, pero también la más desgastada.
Los escándalos derivados del llamado huachicol fiscal y las sospechas sobre acciones ilícitas de varios personajes de primer nivel de Morena se han convertido en una pesada losa para el partido y motivo de desgaste permanente para el movimiento y para la propia presidenta Claudia Sheinbaum, quien a diferencia de su antecesor no tiene tan buen manejo mediático, ni habilidad para sortear los cuestionamientos que cada vez son más frecuentes y duros, incluso en sus aliados.
Los lujos de la clase gobernante son también un duro golpe para el discurso de austeridad de Morena, son acciones que van en contra de la carta moral que promovía el presidente Andrés Manuel López Obrador y mantiene la presidenta Claudia Sheinbaum. Ninguno de estos polémicos personajes se enriqueció en el último año, todos han acumulado propiedades y recursos desde hace tiempo, lo que cambia es que en el sexenio pasado eran cuidadosos de no mostrar su opulencia y en el actual no les importa que se vea. Simple: a López Obrador le hacían caso, pero a Claudia Sheinbaum no. Pero regresemos a la elección intermedia:
La contienda electoral venidera tiene peculiaridades interesantes en Morelos: el Movimiento de Regeneración Nacional enfrenta la doble dificultad de recomponer sus alianzas y también su narrativa; el PT y el partido Verde van a encarecer su participación dentro del bloque oficialista y eso se combina con las voces que dentro de Morena consideran que los aliados están pidiendo más de lo que valen.
También la oposición tiene asuntos que revolver: en el 2024 se signó una alianza total que sumaba los votos del PAN, PRI, PRD y Redes Sociales Progresistas, pero para el 2027 ese escenario parece no ser tan viable, porque el Revolucionario Institucional ha anticipado que no repetirá su alianza con el PAN y el PRD busca desesperadamente que lo consideren dentro del bloque de Morena.
Aunque pareciera que valen poco, los votos que aportan a la alianza el PRI y el PRD fueron la diferencia para que se ganaran muchas alcaldías en el 2024; si esa alianza no se repite, crece la posibilidad de que Morena gane incluso sin el apoyo de sus aliados de la 4T.
El mapa electoral para Morelos en el 2027 se perfila más fragmentado que nunca: Morena tiene a su favor una mayor intención de voto que sus adversarios, pero también carga con la crítica sobre el desempeño del gobierno estatal en este primer año; los datos duros confirman que la administración de Margarita González Saravia sigue una tendencia poco favorable, lo que se combina con una percepción crítica derivado del problema de inseguridad y violencia, lo cual podría resultar en una pérdida de votos en la siguiente elección, si no se hace algo para corregir a tiempo esta situación.
Morena y el gobierno estatal tienen tiempo suficiente para recomponer las cosas, para corregir los puntos que merecen una revisión y proyectar el gobierno de una mujer valiosa hacia un destino que sea más favorable para el estado y sus habitantes.
Margarita González Saravia mantiene un estilo personal de gobernar que genera empatía, es institucional y pone especial énfasis en obra pública y programas sociales, no se distrae en problemas, no compra pleitos ajenos ni voltea al pasado; sin embargo su administración recibe una enorme presión derivada de la inseguridad, de los cada vez más constantes hechos de violencia y la poca capacidad de su equipo para conectar adecuadamente con los ciudadanos.
Tanto Morena como la oposición tienen un reto mayúsculo en el 2027: concretar una buena alianza. En la 4T la meta es salir unidos, retomar acuerdos pasados, sumar votos y para ello es necesario conciliar intereses. El PT es un partido aliado, importante, pero que pide mucho más de lo que vale; el Verde se encuentra en una nueva etapa donde su dirigente estatal es una senadora de personalidad bélica, que no quiere a la gobernadora y que podría estar más interesada en caminar sola que en sumar sus votos a los de Morena.
La oposición no tiene un panorama mejor: el PAN es la segunda fuerza electoral, pero sus votos no le garantizan los triunfos que tuvo en el 2024; para repetir las victorias necesariamente requieren de la suma de los votos de otros partidos. Cuernavaca es el primer municipio en riesgo si la alianza pasada no se repite.
Si Morena logra recomponer sus alianzas y revertir el desgaste de su imagen podría mantener la posición dominante que ahora tiene y recuperar algunos de los municipios en los que estuvo a punto de ganar en el proceso del 2024; pero si el partido oficialista llega dividido a la elección y el PAN repite la alianza total, logra capitalizar el descontento ciudadano y marca la narrativa en los próximos meses, el 2027 podría convertirse en un punto de inflexión, en donde por primera vez la hegemonía política de Morena se vea en riesgo.
La política también es cuestión de percepciones y en Morelos más que en otros estados, la percepción cambia con mucha rapidez.
· posdata
Hablando de percepción: digan lo que digan, en Morena la figura más fuerte para competir por la presidencia municipal de Cuernavaca es Víctor Mercado. El senador no ha parado de hacer campaña desde el 2023 y con la plataforma federal, además de mantener presencia permanente en territorio, ha construido una muy sólida red de relaciones políticas en México, mayor a la de cualquiera de los políticos locales.
El supuesto veto que los morenistas institucionales dicen que se ha puesto a las aspiraciones del senador Mercado no tiene lógica, pero parece tener el mismo origen de los muchos rumores que se propagan en los pasillos de poder locales y que surgen más de la animadversión individual de quien quiere impulsar a sus propios candidatos, que de una fuente confiable, con peso político y capacidad de decisión.
Digámoslo así: de todos los aspirantes a la alcaldía de Cuernavaca por Morena, Víctor Mercado es el único que no pide permiso para moverse, el que tiene estructura propia y recursos para invertir, el único que maneja una estrategia de imagen, quien más relaciones políticas nacionales tiene al interior de Morena y a quien varias figuras de peso de ese partido le deben favores.
La ventaja de Mercado, además, es que frente a él no hay nadie: las y los que pretenden la candidatura lo hacen a escondidas, montados en la imagen de la gobernadora y confiados que será ella la que tomará la decisión. Todos olvidan que en el 2024 Margarita González Saravia tenía su candidato, lo impulsó y a pesar de ello no logró que lo postularan.
La regla establecida por la presidenta Sheinbaum en cuanto a candidatos es simple, pero firme: se postulará a los mejor posicionados. A menos que algo extraordinario ocurra o que el senador cometa un error imperdonable, no se ve por donde le puedan ganar la postulación si aplica la regla de las encuestas.
Del lado de la gobernadora solo hay una figura capaz de crecer al punto de competirle la candidatura a Víctor Mercado, pero está dedicada al trabajo que le encomendaron y se mantiene fuera de la zona metropolitana, porque así se lo han impuesto. Las y los otros que aspiran no tienen posibilidad de alcanzar en imagen al senador, ni tienen los recursos y estructura que se necesita para ganar Cuernavaca.
El panorama político para la gobernadora en este plano es complejo: si se cuela Víctor Mercado y gana la elección de Cuernavaca en el 2027, de manera automática se convertirá en el candidato a la gubernatura en el 2030 y en un contrapeso político para la gobernadora durante la segunda mitad del sexenio.
Este no es el mejor escenario para la gobernadora y su grupo político, Víctor Mercado no es de ninguna forma un candidato que Margarita González Saravia quisiera tener en Cuernavaca compitiendo bajo las siglas de Morena, pero para que esto no ocurra no basta con inventar vetos o confiar que la decisión será local, necesitan trabajar a un candidato (a) propio.
Y eso, al menos hasta ahora, no se ve por ningún lado.
· nota
A propósito de alianzas: el Partido Verde en Morelos se renovó y la nueva cabeza política en el estado es la senadora Juanita Guerra.
La llegada de la dama puede modificar la manera en que el partido plantea su estrategia electoral en el 2027 y el precio político que pone a su marca.
Bueno o malo, Javier Estrada era una figura conocida, que tenía buen trato con la gobernadora y con quien Morena podía llegar a acuerdos; ¿Con la senadora el trato será más fácil o difícil? Lo obvio es que Juanita Guerra no simpatiza con el proyecto político de Margarita González Saravia.
· post it
Javier Estrada se despidió de la dirigencia del Partido Verde luego de 25 años de ocupar esa posición. En su mensaje divulgado a través de redes sociales, el exdiputado se refirió al atentado que sufrió en el año 2023 y dejó claro que no se trató de un ataque político, sino de un intento de homicidio para tratar de despojar a su familia de su patrimonio.
Más de dos años después de ese lamentable hecho la investigación sigue sin avanzar, a pesar de que se trata de una figura política y social muy relevante.
De los cientos o miles de casos acumulados de personas normales mejor ya ni hablamos.
· redes sociales
La última encuesta de gobernadores de FactoMétrica coloca a Margarita González Saravia en lugar 14 en el ranking nacional de gobernadores, con 51.5 por ciento de aprobación. El estado cae a la posición 16 en materia de combate a la corrupción y hasta el 21 en materia de inseguridad.
No estamos mal, pero podríamos estar mejor.
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