Observador político - Viciado de origen, el proceso de designación de magistrados del TSJ
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En Morelos, se está llevando a cabo un proceso de selección de magistrados que ha dejado perpleja a la ciudadanía. Resulta asombroso que para cargos con un sueldo que supera los 100 mil pesos al mes y un período de 14 años, además de una serie de beneficios que incluyen viáticos, apoyos para viajar por el país y el mundo, camionetas
blindadas al estilo de los magistrados, solo se les haya solicitado a los aspirantes abogados que presenten su currículum, un ensayo de 10 minutos, y responder a unas cuantas preguntas formuladas por los diputados que en su mayoría, solo tienen un nivel educativo de bachillerato.
EL SHOW DE LOS DIPUTADOS DE MORELOS.- El proceso de selección de magistrados está viciado desde su origen, eso es un hecho, pero cabe la pregunta de ¿qué hay detrás de esta pasarela que parece más un "show" que una elección responsable? La respuesta parece ser la de un "negocio redondo".
Sorprendentemente, el presidente de la Junta Política y de Gobierno del Congreso, Alejandro Martínez Bermúdez, anunció que los ganadores se darían a conocer a finales de este mes, apenas unos días después de que concluyó la "pasarela" de aspirantes; esto, para cualquier persona con conocimientos en leyes y exámenes, es una afrenta a la seriedad que debería caracterizar la elección de magistrados y por tanto, se tendría que cancelar o aplazar hasta tener a los sinodales profesionales adecuados para ello sin que haya “fast track” en la elección.
¿Dónde queda la revisión de los 245 proyectos, ensayos y criterios utilizados para determinar quiénes son los mejores candidatos? Esta omisión plantea serias dudas sobre la transparencia y la ética del proceso; pareciera que se ha subestimado la importancia de la justicia en Morelos y la necesidad de contar con magistrados competentes y
probos.
Curiosamente, a pesar de la gravedad de la situación, la mayoría de los colegios, foros y barras de abogados han guardado silencio, sin embargo, lo que está en juego es la impartición de la justicia en Morelos, una entidad que ya se encuentra en el fondo de la lista nacional en esta materia, ocupando la penosa posición número 31 de 32, según el World Justice Project.
Resulta inaudito que 245 proyectos presentados por aspirantes a magistrados sean analizados y evaluados en cuestión de días para elegir a los futuros togados que deberán garantizar la justicia en la entidad; empero, existe una prisa de los parlamentarios por designar a los magistrados antes de que concluya su periodo y ello lo único que
evidencia y genera más incertidumbre y desconfianza en un sistema de justicia que ya se encuentra al borde del colapso.
El proceso de selección de magistrados en Morelos necesita una revisión urgente y la participación activa de la sociedad civil, de instituciones del nivel superior públicas y privadas así como las organizaciones de abogados para garantizar que se elija a los
candidatos más competentes y éticos; es decir, deberían hacer un autoanálisis y no elegir “al vapor” y mucho menos a sus incondicionales que laboran con los legisladores y se inscribieron, mostrando una falta de respeto al no haber piso parejo como lo anunciaron los propios parlamentarios.
La justicia no puede ser un negocio redondo, y la ciudadanía merece un sistema de justicia justo y confiable.
¿PISO PAREJO PARA TODOS? El Congreso del estado de Morelos es un fiasco de la meritocracia y peor aún, impera la hipocresía para la designación de las nuevas magistraturas en Morelos, que conociéndolos y fiel a su costumbre, se presume que todo tiene tintes económicos.
Sobre todo, porque en la búsqueda de justicia y equidad en Morelos, los diputados han decidido crear 10 nuevas magistraturas para el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del estado, con el supuesto objetivo de garantizar un "piso parejo" para los aspirantes; sin embargo, el proceso de selección ha dejado mucho que desear y ha revelado la hipocresía de aquellos que prometían una competencia justa y transparente.
El presidente del Órgano Político Calificador, encargado de evaluar a los candidatos, anunció que la mayoría de los ponentes tenían claro el panorama del Poder Judicial en Morelos, empero, resulta irónico que el mismo presidente carezca de una formación académica adecuada para comprender la complejidad de la problemática jurídica que enfrenta el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), ya que solo cuenta con un bachillerato. Este hecho pone en duda su capacidad para evaluar a candidatos con maestrías, doctorados y posgrados.
Aún más preocupante es la revelación de que el presidente del Órgano Político Calificador, Alejandro Martínez Bermúdez y al menos once más de sus iguales tienen a su disposición a personal del Congreso del estado que laboran con ellos y pese a ello, decidieron registrarse como candidatos para las nuevas magistraturas porque sus jefes no pusieron candados y garantizar con ello un verdadero piso parejo algo que hoy en día no ocurre.
¿Dónde queda la prometida igualdad de oportunidades? Es evidente que este proceso está viciado por conflictos de interés y nepotismo.
Los aspirantes, por su parte, han denunciado que el proceso de selección carece de transparencia y equidad, a pesar de presentarse puntualmente a sus citas, son ignorados, obligados a esperar bastante tiempo y, al final, sus presentaciones se reducen a unas pocas preguntas de trámite. Esta falta de profundidad en la evaluación muestra un desprecio por los candidatos y sus conocimientos.
Peor aún, el diputado acusado de corrupción por solicitar "moches" a una mujer para que consiguiera empleo en la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF) del Congreso local sigue perpetuando la mentira de que habrá un "piso parejo"; es decir, los participantes saben que esta afirmación es irreal y que la meritocracia es solo un espejismo en este proceso de selección.
Ante ello, se vislumbra que la creación de nuevas magistraturas en el TSJ de Morelos tenía el potencial de ser un paso importante hacia la justicia y la igualdad, pero tristemente, el proceso de selección ha dejado en claro que la meritocracia es solo una palabra vacía para aquellos en el poder.
Por si fuera poco, la falta de transparencia, la presencia de nepotismo y el trato desigual a los candidatos demuestran que la política sigue primando sobre la justicia en Morelos; donde están los valores de equidad y honestidad que tanto necesitamos en nuestro sistema judicial y que se pregona pero no se atienden esos principios entre los diputados del Congreso de Morelos.
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