Observador político - El oportunismo político no descansa
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
La muerte de un servidor público comprometido, como lo fue Juan Salgado Brito, debería ser momento de respeto y reflexión sobre la función pública y su vocación de servicio, empero, esto no funciona para algunos políticos, y por tanto, tal parece que el luto solo es una oportunidad más para abrirse camino en la ruta del poder. Ya hay varios tiradores que aspiran al cargo que hoy recae, les guste o no, en Miguel Ángel Peláez Gerardo, a quien incluso, podría ratificarlo la titular del Ejecutivo.
EL REGRESO DE DAVID JIMÉNEZ.- Después de años en la penumbra política, reaparece de manera oportunista buscando nuevamente colocarse en el presupuesto estatal David Jiménez González, el morelense que ocupó cargos como alcalde de Cuernavaca, diputado federal, senador y más recientemente embajador de México en Honduras, y quien parece no resignarse a la pausa que le impuso el tiempo y la falta de respaldo popular.
Por lo que, desde su salida de la embajada en julio de 2023, cuando decidió unirse a la campaña de Marcelo Ebrard, Jiménez González ha intentado reinsertarse en la vida pública con un discurso de experiencia, pero sin autocrítica ni proyecto claro para el pueblo de Morelos.
Lo más preocupante no es su ambición, sino la ligereza con la que se comporta frente a los hechos. Apenas unos días después del fallecimiento del Dr. Juan Salgado Brito, y mientras la gobernadora Margarita González Saravia nombraba a Miguel Ángel Peláez Gerardo como encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno, Jiménez González reapareció en el restaurante La Pizca, de Reforma, a solo unos metros de Casa Morelos. Ahí, se hizo respaldar por jueces jubilados para reactivar su nombre en la prensa local.
¿COÍNCIDENCIA POLÍTICA? Quiénes asistieron al encuentro, según trascendió, fueron convocados “de sorpresa”, como si se tratara de una espontánea coincidencia política, pero detrás de esa simulación hay un mensaje claro: el deseo de recuperar privilegios y posicionarse de nuevo en la estructura gubernamental, aunque sea a costa de la memoria de quienes realmente trabajaron por el estado.
Es sintomático de una clase política que se resiste a la renovación. Personajes como Jiménez González que representan esa vieja lógica priista reciclada en los nuevos tiempos: la del funcionario que se asume indispensable, aunque la realidad le haya demostrado lo contrario. Se presentan como “leales” y “honestos”, pero su historial está marcado por la búsqueda constante de acomodo, sin compromiso real con los movimientos sociales ni con las causas populares.
Morelos, un estado que vive momentos críticos derivado de la situación de inseguridad, la desigualdad y la crisis institucional, por lo que no necesita de reciclajes políticos ni de figuras que vuelvan del olvido buscando un nuevo aire. Necesita servidores públicos con convicción, con arraigo en las comunidades y con sensibilidad social, no ambiciosos de coyuntura.
El oportunismo político siempre ha sido una sombra en la vida pública mexicana, pero en tiempos donde el pueblo exige coherencia y transparencia, insistir en ese camino no solo es un error, sino una falta de respeto a la sociedad. Tal vez sea hora de que algunos comprendan que el servicio público no es un empleo vitalicio, sino un compromiso ético que se honra con hechos, no con aspiraciones personales.
LOS OTROS TIRADORES: ADAME Y BARUD.- El nombre de Marco Antonio Adame Castillo, exgobernador panista, reapareció en los pasillos del poder, todo ello, derivado de su visita a Palacio, según versiones cercanas al Ejecutivo, se prolongó varias horas y dejó abierta la posibilidad de su incorporación al gabinete estatal. No sería un gesto menor: un exmandatario del PAN en un gobierno de la llamada Cuarta Transformación sería una señal inequívoca de que el político ha desplazado cualquier pretensión de cambio estructural.
Pero no es el único en la baraja. También se menciona al priista Jorge Morales Barud, otro exgobernador, hoy rector de la Universidad Politécnica del Estado de Morelos (UPEMOR), como posible relevo en la Secretaría General. Dos viejos representantes de los partidos que gobernaron Morelos durante décadas, hoy convertidos en “prospectos” para acompañar a una administración que, en el discurso, se presenta como ruptura con ese pasado.
Lo cierto es que, quien sea designado, la tendrá complicada sobre todo porque la sociedad espera respuestas a problemas urgentes —seguridad, precariedad laboral, crisis ambiental, transporte público—, el debate político se centra en la negociación de cargos entre figuras que representan justamente el modelo político que hundió al estado en la desigualdad y la desconfianza institucional.
La posible llegada de Adame o Morales Barud no sería un gesto de reconciliación, sino de reacomodo de las élites, un pacto de estabilidad entre quienes durante años alternaron el poder sin alterar las estructuras de fondo.
La gobernadora González Saravia tiene ante sí una decisión que marcará el rumbo de su administración: La historia política del estado ya ha mostrado lo que ocurre cuando el poder se convierte en un club cerrado.
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Gerardo Suarez Dorantes 

