Observador político - ¿Habrá fractura en Morena por encuesta a gobernador?
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En el escenario político actual, el proceso de selección de candidatos dentro de Morena y sus aliados está bajo la lupa. Si bien se espera que el ganador del proceso llame al diálogo y la unidad entre los contendientes, surge una interrogante crucial: ¿Aceptarán los perdedores el resultado? Es aquí donde se corre el riesgo de una fractura interna que podría comprometer las perspectivas electorales.
GANADORES DE ENCUESTAS.- El intento de una elección democrática se difumina en el proceso de selección de candidatos; las encuestas anunciadas por el Consejo Nacional de Morena para la candidatura presidencial en 2024 parecen destinadas a ser una mera representación, ya que es un secreto a voces que el resultado final será influenciado por las preferencias y decisión de quien decida Andrés Manuel López Obrador.
Los candidatos oficiales y externos, como Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y otros, se presentan como figuras serias en la contienda, pero si la mayoría de ellos no concuerda con el resultado, la unidad se desmoronará y la derrota se tornará inminente; esta falta de confianza en el proceso podría socavar la credibilidad de Morena y sus aspiraciones electorales.
La situación no es distinta a nivel estatal. En Morelos, donde se busca elegir al candidato para la gubernatura bajo la bandera de Morena, la lista de aspirantes es extensa. Entre ellos, destacan figuras como Margarita González, Lucy Meza, además de Rabindranath Salazar, Víctor Mercado, Rafael Reyes, Juan Ángel Flores y Juan Salgado Brito. Sin embargo, los equipos de campaña de algunos de estos candidatos han filtrado encuestas que los posicionan como favoritos, una estrategia que parece más enfocada en construir narrativas convenientes que en reflejar una elección genuina y verdadera.
El proceso en Morelos parece reflejar el panorama a nivel federal, donde nuevamente se espera que López Obrador ejerza su influencia antes de concluir su mandato para determinar al candidato que representará a Morena; esta manipulación plantea dudas sobre la legitimidad del proceso interno y, por ende, sobre la representatividad genuina que busca promover el partido.
La sombra de la manipulación y la falta de transparencia en la selección de candidatos arroja una seria preocupación sobre la viabilidad de Morena y sus aliados en las elecciones futuras; la unidad y la confianza en el proceso son fundamentales para el éxito electoral, y si estos elementos se ven comprometidos, el riesgo de derrota se hace más palpable.
En última instancia, la apuesta por una verdadera democracia interna podría ser la única forma de preservar la integridad del partido y sus aspiraciones políticas.
LOS DESAFIOS.- En un rincón caótico de las instalaciones del comité estatal de Morena, se llevó a cabo la presentación del nuevo delegado en funciones de presidente, Ulises Bravo Molina, quien se enfrentó a espinosos temas con la prensa. Ahí, estaba entre otros, la secretaria general, Martha Patricia García Garnica, quien ha estado notablemente ausente de ese instituto político y más enfocada en atender temas familiares y de interés en Cuautla. Ella, reconoció la llegada de Bravo Molina, quien un año después de su elección en urnas y tras impugnaciones que lo dejaron en el limbo.
Ahora, tendrá que lidiar y atender la división interna así como la confrontación que existe al interior del partido guinda y buscar darle fórmula a las exigencias de los diferentes grupos existentes al interior del ese instituto que fundó AMLO.
La unidad y el fortalecimiento son las promesas de Bravo Molina, medidas necesarias para recomponer un partido quebrado; es decir, la división del grupo parlamentario en el Congreso estatal persiste, con la sombra de Arturo Pérez Flores aún sin reconocimiento, a pesar de su designación que se había hecho desde el CDE.
En otro frente, Ulises Bravo pidió frenar la carrera sucesoria en Morelos, afirmando que primero se debe elegir al abanderado presidencial y luego al gobernador estatal. Una llamada a la unidad interna que busca establecer en tiempos convulsos.
Aprovechó, además, la oportunidad para tocar el tema del fiscal Uriel Carmona Gándara y la presunta red de complicidad y corrupción que rodea al caso lo preocupa, demandando una investigación profunda; temas que salieron como la del exgobernador Graco Ramírez Garrido de quien dijo es un desafío hablar públicamente, invitándolo al diálogo abierto.
En un contexto de desafíos y divisiones, Ulises Bravo Molina asume la responsabilidad de liderar Morena; la unidad se erige como su objetivo primordial, mientras enfrenta retos que van desde casos judiciales hasta divisiones internas. La eficacia de sus palabras y acciones definirá el camino de un partido en búsqueda de su identidad y rumbo.
DETENCIÓN, CONTROVERSIAL.- En la vorágine de opiniones que ha desatado la detención del fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, se vislumbra un panorama dividido y un debate que trasciende los límites de la justicia para entremezclarse peligrosamente con la politización de un tema delicado.
Las voces a favor y en contra de esta determinación son apenas una muestra de las aguas turbias en las que navegamos, donde la verdad parece distorsionarse en función de intereses políticos y agendas electorales.
Desde la perspectiva de aquellos que critican la decisión de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, encontramos a la Iglesia, abogados, parte del Congreso e incluso algunos aspirantes; su argumento principal reside en el amparo del fuero constitucional, un manto que envuelve a Carmona Gándara y que exige, según sus defensores, un juicio cuidadoso antes de emitir un veredicto. No obstante, esta postura también ha desatado la especulación acerca de posibles intereses detrás de estos pronunciamientos, sumergiendo la causa en un mar de dudas.
Por otro lado, aquellos que aplauden la detención del fiscal apuntan a la necesidad de mantener la independencia de la justicia y salvaguardar la imparcialidad de las instituciones; argumentan que el fuero constitucional no debería convertirse en un escudo detrás del cual se oculten posibles actos ilícitos, y que la sociedad merece una investigación transparente y justa, al margen de las presiones políticas.
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