La importancia de compartir lo que sabemos: consolidando el trabajo colaborativo.
En opinión de Mirei S. Roldán Pensado
Constantemente estamos en un proceso de aprendizaje, incluso cuando no es nuestra intención hacerlo; todos los conocimientos que adquirimos impactan de alguna forma en nuestro pensar y por lo tanto en nuestro actuar; cuando desde nuestro interior tenemos inclinación por dedicarnos a algo en específico, aprender sobre nuevos temas relacionados a nuestra labor puede ser emocionante, y profundizar sobre otros es apasionante; cuando algo nos interesa nos adentramos en esos conocimientos, nuestra mirada se amplía y revaloramos, en este caso, nuestras prácticas educativas al interior del Centro de Atención Múltiple No. 13.
Capacitarnos de manera continua es muy importante, ya que, aparte de brindarnos una satisfacción personal y laboral, podemos ofrecer cada vez un mejor servicio. Sin embargo, ¿de qué sirve saber si no compartimos nuestro conocimiento? Alguien pude capacitarse sin que se tenga un cambio positivo en la persona y menos un resultado en su quehacer, pero cuando estos nuevos conocimientos los hacemos parte de nosotros mismos y lo aplicamos de manera efectiva, se obtienen buenos resultados y más aún, impactamos favorablemente nuestro trabajo si hacemos eco compartiendo lo que aprendimos, creando de manera radial una red de saberes, de la que todos puedan echar mano y en la que todos puedan contribuir para hacerla más resistente. Con esto, se refuerzan lazos laborares ya que se enriquece el equipo y a su vez, se va consolidando el trabajo colaborativo, en donde la función de cada uno de nosotros no es más importante que la meta que se comparte, la cual, en este caso, es brindar la mejor atención posible a cada uno de nuestros estudiantes y sus familias.
La experiencia ha permitido darme cuenta que el trabajo colaborativo no se puede lograr si no conocemos lo que hacen nuestros compañeros y si no compartimos con ellos responsabilidades y conocimientos en cuanto a nuestra labor docente. Cuando tomamos capacitaciones y compartimos con nuestros compañeros lo que aprendimos, de manera formal o informal, nos retroalimentamos, nos damos cuenta de nuestras potencialidades y de nuestras oportunidades de desarrollo, pero más allá de ello, valoramos el aporte que cada uno de nosotros tenemos dentro del equipo de trabajo que conformamos, se facilita así el visualizar nuevos caminos a tomar en cuanto a nuestras prácticas docentes, siendo más congruentes entre nuestras funciones, más creativos, innovadores y teniendo mejores resultados, además de que todos, en algún punto, podemos tomar el rol de líder asumiendo de manera clara los objetivos sobre los cuales trabajar para alcanzar las metas propuestas.
Compartir conocimientos nunca debe verse como un acto de auto despojo, al contrario, el poder transmitir lo que sabemos, por el puro placer de hacerlo, es realmente maravilloso; abre mundos llenos de posibilidades en los que todos nos vemos beneficiados, especialmente nuestros estudiantes y sus familias, quienes a fin de cuentas esperan lo mejor de nosotros como profesionales y como personas.