Serpientes y escaleras - Todo o nada
En opinión de Eolo Pacheco
La estrategia los afecta a todos, pero a algunos más que a otros.
Todo o nada
Ante la incapacidad de encontrar un punto de coincidencia, o un camino para la reconciliación con el jefe del ejecutivo, los legisladores de Morelos han optado por la el todo o nada. La apuesta del parlamento local es alta y va más allá de sus atribuciones constitucionales, las diferencias políticas e ideológicas se han llevado a un plano personal que se mueve bajo la lógica de que el fin justifica los medios. En política, la estrategia del todo o nada rara vez resulta efectiva.
El enfrentamiento entre poderes se advirtió desde que se dieron a conocer los resultados del proceso electoral pasado; la llegada de figuras como Agustín Alonso, Francisco Sánchez, Luz Dary Quevedo, Tania Valentina, Paola Cruz, Julio Solís y Eliacib Polanco mostraron el perfil de una legislatura difícil, en donde coincidían muchos intereses y sobresalía la presencia de personajes, como los hermanos Yáñez, capaces de hacer cualquier cosa a cambio de dinero.
Muchas veces en el estado hemos visto a los poderes pelear; las diferencias entre los representantes populares y el gobernador han sido comunes en todas las administraciones; algunas veces se ha tratado de pequeñas discrepancias, otras de choques frontales y a veces de entreguismo, siempre envueltos en corrupción, discrecionalidad, soberbia, prepotencia e ignorancia. Una tras otra las legislaturas se han superado, yendo de mal a peor.
Pero lo que no habíamos visto es lo que hoy muestra la 55: se trata de un congreso que ha ido más allá de la rivalidad personal y la discusión política: tomaron por asalto el presupuesto estatal, beneficiaron a sus amigos y chantajean a los alcaldes, dándoles dinero para obras a cambio de que sean ellos, los diputados, quienes pongan las empresas que realicen el trabajo.
La anulación de la cláusula de transferencias al ejecutivo se ha justificado con el argumento que esta facultad daba paso a la discrecionalidad, pero los legisladores fueron más allá de la eliminación de esta cláusula: también pusieron cajones financieros al presupuesto para que fueran ellos los que definieran la forma como cada dependencia gastaría sus recursos, rebasando así sus atribuciones legales e invadiendo la competencia de otro poder.
Luego está la confabulación con las fiscalías y la complacencia mutua que se tienen unos y otros: en lo que se refiere al fiscal general Uriel Carmona se trata de un hombre que se ha convertido en figura central del parlamento, un aliado cercano de los diputados que ha ganado terreno y que actúa como el diputado 21. El fiscal anticorrupción es un hombre que si bien ha dado algunas muestras de firmeza en procesos contra algunos pillos como Antonio Villalobos, también entrega expedientes flojos en aquellos casos que busca proteger a los acusados, como sucedió con Beltrán Toto y como ocurre en el caso de Andrik Ruíz de Chávez y Jerónimo Bernal.
Las diferencias entre actores de poder no es algo que sorprenda o rompa con la naturaleza política; aunque nunca lo han sido en Morelos, los parlamentos deberían ser un contrapeso con el ejecutivo, un espacio que equilibre el ejercicio de poder y actúe como una verdadera representación popular. Opuesto a ello los morelenses hemos tenido legislaturas que destacan por las ambiciones económicas personales de sus integrantes, por su mediocridad y porque en determinado punto de su periodo se entregan o se pelean con el gobernador. Ninguna legislatura morelense en los tiempos modernos ha sido verdaderamente representativa de la sociedad.
El choque de poderes que vemos en Morelos no es un asunto menor, ni tampoco algo en donde alguien gane. El jefe del ejecutivo y los representantes populares están perdiendo mucho en esta batalla, han hecho de sus diferencias políticas un pleito personal sin importarles afectar con ello al resto de las instituciones o a la sociedad. Puede ser que, como afirman los diputados, el mandatario ha cometido errores y ha actuado de manera equivocada en uno o varios temas, pero ellos no son mejores, ni tampoco están haciendo algo distinto a lo que critican.
Más allá del análisis filosófico de lo que ocurre entre Cuauhtémoc Blanco y sus enemigos legislativos vale la pena considerar lo que va a suceder al final: los golpes lanzados desde el congreso al gobernador han sido certeros y se han combinado con los traspiés de algunos operadores del gabinete. Aún así todos están perdiendo en esta batalla, a todos les está costando mucho en imagen, representatividad y capital social, se trata de una guerra sin cuartel que incluye el rompimiento total de la institucionalidad.
Los diputados apuestan fuerte en este tema, quieren meter a la cárcel al gobernador y a sus más cercanos colaboradores, pretenden cerrarle el paso a la contienda electoral del 2024 y asumen que solo él saldrá perjudicado en esta batalla. Se equivocan: en un pleito todas las partes pierden, algunas más que otras, pero nadie se va limpio.
En este caso en particular habrá que considerar algunos aspectos:
1- Aunque los veinte integrantes de la 55 legislatura y el jefe del ejecutivo de Morelos son representantes populares, no son del mismo nivel. Y no me refiero a la investidura que ostentan, sino a su trayectoria personal.
2- En los últimos años los congresos locales han sido la tumba política de sus integrantes, sobre todo cuando se trata de legislaturas polémicas que descuidan su imagen y se ven inmersas en escándalos de corrupción.
3- El desgaste en la imagen pública del jefe del ejecutivo estatal es evidente, innegable, pero habrá que considerar que en ningún escenario Morelos está en el futuro político de Cuauhtémoc Blanco. A diferencia de los legisladores, quienes intentan proyectar su figura en el plano local, la historia del futbolista lo coloca más allá de la frontera del estado, sobre todo si abandona la política.
4- Para que cualquiera de los veinte integrantes de la legislatura trascienda al 2024 primero deben ser postulados por un partido político y luego ganar la elección; la tendencia electoral actual favorece en todos los aspectos a Morena y a sus representantes, incluido Cuernavaca en donde la administración panista se encuentra sumida en caos y las cosas se van a complicar mucho más como consecuencia del desabasto de agua potable. Salvo Alonso y Sánchez, el resto de los legisladores no tienen capital político que les garantice el triunfo.
5- A Cuauhtémoc Blanco lo quiere Morena compitiendo en el 2024 en la Ciudad de México, pero aún si no lo hiciera, el americanista tiene la puerta abierta en varias televisoras para volverse comentarista y hasta podría cumplir su sueño de ser entrenador de futbol. Pase lo que pase en el estado en términos políticos, Cuauhtémoc Blanco seguirá siendo una figura internacional con alto reconocimiento por su trayectoria deportiva, no así los diputados.
La lucha entre poderes estatales es desigual en todos los sentidos: aunque en el congreso la oposición es mayoría y ha hecho valer ese poder, en los hechos sus golpes han sido burdos, no los han librado del desgaste personal que tienen y aunque sí han lastimado al gobernador, son ellos los que se han llevado la peor parte.
Es difícil entender la lógica de una legislatura cuyos integrantes se han lanzado a una batalla por el todo o nada contra un gobernador; ninguno de los involucrados en este conflicto son personajes inmaculados, libres de culpa o garantes de legalidad y buen manejo; en mayor o menor medida todos han cometido errores, se han excedido y han faltado a su palabra comprometida con la gente. Son políticos, a fin de cuentas.
Precisamente por ello resulta ineficaz su estrategia, porque al tiempo de ponerle piedras en el camino al ejecutivo anulan su futuro político y quedarán marcados para siempre. Cualquiera que entienda de qué se trata la política y cómo se ejerce el poder en México sabe que en la representación social como en una batalla legal siempre es mejor un mal arreglo que un buen pleito.
En el caso del bloque opositor hay dos figuras que toman decisiones y trece que cobran por alzar la mano.
- posdata
Veamos otro escenario rumbo al 2024: en lugar de solicitar licencia definitiva al cargo de gobernador para competir en el proceso electoral del 2024 en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Blanco Bravo puede pedir un permiso temporal para ausentarse del cargo, en cuyo caso el secretario de gobierno asume la responsabilidad.
En ese contexto, antes de vencerse la licencia temporal, Cuauhtémoc Blanco se reintegra un par de semanas a sus actividades como jefe del ejecutivo y después se vuelve a separar temporalmente. Y así hasta la elección.
¿Cómo se lo podrían impedir?
- nota
Diálogo legislativo:
- “No hay problema, todo está perfectamente calculado: la mayoría de los diputados actuales vamos a repetir en el cargo o competiremos por una diputación federal o senaduría”.
- ¿En serio?
- ¡Claro! La gente está de nuestro lado, sabe que estamos haciendo un buen trabajo y nos respalda; no importa que los medios digan lo contrario, tenemos nuestras propias redes sociales y presencia permanente en nuestros distritos. Todo va a salir bien, es cosa de aguantar los primeros tres meses ¡Ya nos lo chingamos!
- ¿Y por qué partido se van a reelegir los diputados de Morena que están con ustedes? El partido lo maneja Ulises (Bravo) ¿Y cómo van a hacer para competir por un espacio federal? Esas candidaturas no se deciden en Morelos.
- ¡Tenemos todo amarrado!
- Lo mismo dijeron los de la legislatura 53, los de la 54 y ahora ustedes… Y ya vimos lo que pasó.
- No es igual, a nosotros la gente si nos reconoce el trabajo que hacemos.
- ¿Y cómo le van a ganar a Morena si les lleva muchos puntos de ventaja?
- Con una alianza
- ¿Y cómo se van a repartir las candidaturas si van en alianza?
- Obviamente no todos caben, solo los mejores vamos a competir
- ¿Quién decide quienes son los mejores? Según tú todos los diputados actuales serán candidatos ¿Y los demás militantes que buscan una diputación?
- Tendrán que esperar
- ¿Y lo van a hacer?
- Tienen que.
- ¿Y si no ganan?
- ¡Vamos a ganar!
- ¿Pero y si por alguna razón no ganan?
- ¡Vamos a ganar!
- Ok.
- post it
Así habló el gobernador Cuauhtémoc Blanco de la crisis de agua en Cuernavaca:
“Si no pagas obvio que CFE te va a cerrar; la gente piensa que es culpa de la CFE y no es culpa de CFE, es una deuda que viene atrasada desde que el “Lobito” no pago a CFE. Cuando él estaba, me parece que lo dejo en ciento ochenta o ciento cincuenta millones de pesos de deuda porque no pagaba, entonces la deuda se incrementa y se incrementa y ahorita no sé si el presidente municipal Uriostegui ha pagado… porque dijo que iba a pagar seis millones y no cumplió. Nosotros aportamos cada mes y llegamos a un convenio con CFE. Hoy nosotros (el gobierno del estado) no le podemos ayudar porque es muchísima lana y no la tenemos”.
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