Juego de Manos - Reflexiones de la pandemia
En opinión de Diego Pacheco
El doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró “con gran esperanza” el fin de la emergencia sanitaria mundial por COVID-19. Lo que un 30 de enero de 2020 llegaría a modificar la totalidad de nuestras dinámicas como sociedad hoy, tres años después, ha llegado a su fin.
Ojo, como menciona este máximo organismo sanitario, la conclusión de esta emergencia internacional no significa que esta enfermedad haya desaparecido, sino que las naciones pueden adoptar una postura de prevención y cuidado para sustituir los estrictos protocolos que se establecieron en el punto más grave de la pandemia.
Pero, más allá del júbilo que nos brinda esta noticia, y de las penas que nos hizo pasar esta contingencia ¿qué podemos aprender de lo ocurrido? El primer punto que se viene a la mente de quien escribe esta columna es la capacidad de adaptarnos que tenemos como especie. Ante una emergencia de esta magnitud, se fueron adoptando, paulatinamente, medidas para prevenir su esparcimiento y proteger a aquellas personas más vulnerables a los síntomas graves. Esto es muestra de la capacidad de respuesta y, a su vez, de la voluntad de velar por quienes nos rodean. Ni buenos ni malos por naturaleza, empáticos.
Este factor evolutivo aplica también para las dinámicas preestablecidas, como las actividades económicas. El aislamiento imperativo y la reducción casi total de las actividades productivas fue un golpe contundente para la economía mundial, pero, con el uso de las herramientas tecnológicas, las oficinas se mudaron a los hogares —en algunos casos, de manera permanente— y surgieron emprendimientos que, sin un espacio físico abierto al público, hicieron uso de las redes sociales para alcanzar niveles productivos cercanos a los de sus símiles más tradicionales.
El Home Office fue una medida necesaria por adoptar, siendo que gran parte de los espacios de trabajo presenciales —y, en primer momento, considerados no esenciales—, eran espacios de riesgo sanitario. Esta evolución de las dinámicas laborales implica ventajas y desventajas. Por un lado, genera ahorros para las empresas y las personas trabajadoras en materia de renta de espacios, transporte, alimentos, etc. Por otro lado, difuminó las barreras entre la vida laboral y personal de las personas. Es decir, los horarios poco claros y las llamadas fuera de tiempo han sido prácticas más recurrentes con el trabajo a distancia.
Indiscutiblemente, los efectos negativos de la pandemia superan con creces a aquellas virtudes que de las cenizas hayan surgido. Las tragedias se contaron en los millones, las pérdidas materiales fueron catastróficas y las secuelas en la salud físicia y mental de un gran número de personas se encuentran, a la fecha, en un proceso de sanación. La intención, entonces, no es trivializar estos perjuicios, sino mirar con optimismo el horizonte después de la tormenta.
Los desafíos en materia de salud existen y seguirán existiendo. En ese sentido, y a manera de reflexión final para este apartado, vale la pena apostar por un cuidado permanente (más no obsesivo) de la salud. El covid-19 pasa a sumarse a la larga lista de enfermedades que existen sin considerarse una emergencia; no obstante, todas tienen mayores riesgos en aquellas personas que no gozan de una salud óptima.
Hay que aprender de los cuidados que aprehendimos en contra de nuestra voluntad, así como de esos momentos en los que nos sentimos fit mientras hacíamos cuarentena en casa, y así cuidar de nuestra salud (física y mental) día con día. Que el único remanente de esta enfermedad en nosotros sea el del autocuidado.
Por cierto
Volviendo a los temas de costumbre. Hace un par de semanas, el Senado de la República sesionó para aprobar una veintena de proyectos legislativos que se encontraban pendientes —y que eran de interés del bando oficialista— previo al fin del periodo ordinario de sesiones legislativas.
En la antesala de su presentación, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, se reunión con los líderes de las bancadas del Senado para generar acuerdos en torno a este grupo de modificaciones. En un primer momento, se dice, se acordó la discusión de estos pendientes con la condición de que el Senado designara a la persona comisionado del INAI que hace falta para que el pleno de esta institución pueda sesionar correctamente; sin embargo, al momento en que se llevó a cabo dicha votación, no se contó con el apoyo del bando cuatroteísta, dejando al Instituto sin lo necesario para poder sesionar de manera institucional.
Posteriormente, una vez que la oposición se manifestara por la llamada traición a los acuerdos, las y los senadores oficialistas se trasladarían a una sede alterna, la Antigua Casona de Xicoténcatl, para sesionar y aprobar el paquete legislativo impulsado por el Ejecutivo Federal. Este momento fue bautizado por la oposición como Viernes Negro.
Esto, en materia política representa un contundente, si no es que fatal, golpe al liderazgo con el que contaba el senador Monreal en el legislativo, quien mantenía una interlocución efectiva con los líderes de las diferentes bancadas de la Cámara Alta. Ahora, con una polarización enérgica a partir de las emociones negativas, será sumamente complicado alcanzar acuerdos, más aún tomando en cuenta la confianza fracturada entre los bandos que componen este órgano legislativo.
Respecto al paquete legislativo aprobado por el bloque cuatroteísta, el bando opositor ha declarado que buscará que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lo declare como inconstitucional. A manera de paréntesis, hace unos momentos dimos con la noticia de que nueve de once ministros de este máximo órgano de impartición de justicia determinaron invalidar la primera parte del “Plan B” de la reforma electoral.
Habiendo concluido con este periodo ordinario de sesiones, habrá que esperar a septiembre para continuar con las actividades de la Cámara Alta; sin embargo, en el intermedio, podemos prever —sin perder de vista las actividades de la Comisión Permanente— que se lleven a cabo sesiones extraordinarias para atender temas de urgencia —como, por ejemplo, la designación del Comisionado del INAI faltante— así como las negociaciones internas para restaurar las relaciones entre los tribunos.
En política ni las amistades ni las enemistades son para siempre:
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