El Tercer Ojo - Segunda Digresión Necesaria; Algo sobre la Cuestión Palestina

En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Segunda Digresión Necesaria;  Algo sobre la Cuestión Palestina

Al pueblo palestino que resiste y lucha

 

Dadas las circunstancias dramática que enfrenta ahora mismo el Pueblo palestino en Medio Oriente y considerando que los grande noticieros del mundo (agencias de noticias, televisión, prensa y radio) o, en el mismo sentido, la famosas “Redes sociales” (Twitter, Facebook, etcétera) propalan la especie de que este es un “conflicto entre árabes y judíos”, una “vieja pelea entre musulmanes y judíos”,  una “defensa legítima del Estado de Israel antes los ataques de los terroristas de Hamas”, etcétera, etcétera y muchos etcéteras más, me veo precisado a colocar algunas notas que nos permitan ayudar a la comprensión de los que sucede en dicha región.

 

Deseo comenzar citando al Dr. Ahmad Sobeh (quien era Representante Oficial de la Organización para la Liberación de Palestina en México, por allá de los años 70 del siglo pasado), a través de un artículo publicado por la Revista Nueva Antropología, Vol. 5, Núm. 20, México, 1983, e intitulado Palestina: Pasado, presente y futuro:

 

Después de la Segunda Guerra Mundial, todos los conflictos locales, regionales o internacionales, se resolvieron de una forma favorable a los pueblos que han luchado por su independencia y liberación nacional. Sin embargo, en Oriente Medio, las cosas no han tenido tan buena suerte ya que se han deteriorado con el transcurrir de los años y lo más trágico en este caso es que no se vislumbra una solución a corto plazo que satisfaga los derechos inalienables del pueblo Palestino.

 

Han transcurrido ya más de 35 años desde que el Dr. Ahmad Sobeh escribiera estas breves palabras y considero que no han perdido vigencia; más aún, si trasladásemos éstas, así como las que el propio Yasse Arafat, hace ya más de 45 años, hubiera expresado en una Asamblea General de la ONU, concordaremos con el hecho irrefutable de que pudieron haber sido escritas y dichas ayer u hoy o mañana, y no pierden actualidad.

 

Mucho se ha escrito a este respecto; por ejemplo, en el año de 1986, R. J Walsh publicó su libro La Revolución Palestina, y en éste expresa estas tres muestras que comparto con ustedes para explicarnos el hecho:

 

“- ¿Cómo te llamás? - Zaki. / - ¿Qué edad tenés? - Siete. / - ¿Vive tu padre? - Murió. / - ¿Qué era tu padre? – Fedaí (Fedayín). / - ¿Qué vas a ser cuando seas grande? – Fedaí”.

 

2ª “El chico rubio de cabeza rapada y uniforme a rayas que da estas respuestas en una escuela de huérfanos al sur de Beirut, Líbano, resume la mejor alternativa, que tras 26 años de frustración resta a tres millones de palestinos despojados de su patria: convertirse en fedayines, combatientes de la Revolución Palestina”.

 

3ª “Palestina es mi país, dice Ihsan. Nunca estuve en Palestina, dice, pero algún día volveré porque nuestros comandos están peleando para que volvamos. / Mi padre murió en Abar el Djelili, dice Naifa. La muerte de mi padre no me duele, porque murió por nosotros. / Mi padre se llamaba Salah, dice Randa. Estaba peleando y murió (…) Ninguno de los 480 huérfanos de la escuela de Suq el Garb, al sur de Beirut, había visto Palestina si no era a través de los ojos del padre muerto”.

 

Posteriormente, en la década de 1980 a 1990, la Representación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en México auspició una pequeña obra de teatro (Pieza en un Acto), escrita de manera libre por Hiram Ramírez, titulada Escribe que soy palestino, con poesía y textos diversos de Mahmuhd Darwish, Gassan Kanafani, Tawfiq Zayyad, Samih Al – Qasim, Nizzar Gabbani, Salim Jubran, Fadwa Tuqan, Ikram Antaki, Yasser Arafat, Ahmad Sobeh, Antiguo y Nuevo Testamento y del propio escritor. Esta pieza teatral se presentó en un espacio de la hoy Ciudad de México y no volvió a saberse más de ella; razón por la cual presento algunos fragmentos de la obra, sabiendo que no se impuso impedimento legal de Derechos de Autor para darla a conocer y, aún más, que dejaron en manos de quienes así lo considerásemos, extenderla para su conocimiento:

 

“–Expositor: Palestina es un puente que une tres continentes: Asia, África y Europa. Está en el corazón del mundo árabe y es la encrucijada entre su oriente y su occidente. Después de las sucesivas invasiones y conquistas que sufrieron los pueblos asentados en Palestina, en el año 636 comienza una nueva era: la gran oleada que bajo la bandera del Islam constituye una etapa decisiva en la historia árabe e imprime definitivamente y en forma irrevocable a Palestina su carácter árabe. Los cruzados ocupan Jerusalem en 1099 hasta que en 1187 Saladino-El-Ayubi vence a los cruzados y libera Jerusalem. En 1517 comienza la dominación otomana que durará cuatro siglos, hasta que en 1917, los palestinos, junto con sus hermanos árabes, se rebelan uniéndose a los aliados después de que éstos prometen la independencia a todos los árabes una vez terminada la primera guerra mundial. Esta promesa no fue cumplida. En lugar de independencia vino la colonización, preludio a la creación de un Estado sionista en Palestina. En 1917 tiene lugar la célebre declaración Balfour como respuesta a las aspiraciones sionistas. Un extracto de ella, llamada así debido a que quien la proclamó fue el ministro británico de asuntos extranjeros Arthur James Balfour, es el siguiente: (Toma una hoja de papel) ‘El gobierno de su majestad considera favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo Judío y dedicará todos sus esfuerzos a la realización de este objetivo, en el entendido de que no se hará nada que atente contra los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías que existen en Palestina, ni contra los derechos y el estatuto político de que gozan los judíos en cualquier otro país’ (Deja en la mesa el papel). Ahora bien, ¿qué es el sionismo? Sión es el nombre de una colina en Jerusalem, donde, según los judíos, Yahvé establecerá su gloria. En otras palabras, el sionismo pretende restablecer al Estado judío en Palestina después de dos mil años de ausencia. A lo largo del mandato del período británico, entre 1917 y 1948, el pueblo palestino se rebela contra el complot sionista e imperialista, llevando a cabo distintos levantamientos. (Toma otro papel) Un breve balance sería el siguiente: ciento noventa y seis revolucionarios nacionalistas condenados a muerte y colgados; trescientos revolucionarios condenados a trabajos forzados a perpetuidad; miles de palestinos encarcelados en prisiones y campos de concentración. El número de mártires árabes palestinos durante el mandato británico se calcula en más de cincuenta mil. Después del comienzo del mandato británico, las autoridades estimulan la constitución de organizaciones y partidos sionistas en Palestina y autorizan su actividad militar, reprimiendo sangrientamente todo acto similar por parte de los palestinos. Poco antes de terminar el mandato, grupos del Irgún –una de las organizaciones terroristas sionistas- lleva a cabo una agresión bárbara contra la aldea de Deir Yassin. Hombres, mujeres y niños fueron exterminados, lo cual provocó pánico entre la población árabe y se produce el éxodo de los palestinos hacia los países fronterizos y los asentamientos en campamentos de refugiados.

 

--Expositor: Antes de retirarse de Palestina en 1948, las fuerzas británicas entregan la mayor parte de su armamento a los sionistas, que se hacen dueños del 78 por ciento de la superficie de Palestina. Para ese año, en Palestina hay 700 mil judíos y la población árabe alcanza la cifra de un millón 400 mil habitantes, es decir, el doble de la población sionista.

 

“—Expositor: Israel ha sido creado en la región del medio oriente para oponerse a la corriente nacionalista, y en caso de que esto le sea difícil, hacer al menos lo posible para que esta corriente no obstruya los intereses petroleros norteamericanos en esa región. (Pausa. EXPOSITOR hace un recorrido visual por su audiencia) No es mía esta frase, sino del presidente norteamericano Truman”,

 

El Narrador prosigue:

 

“-- En efecto, ya en 1948 Estados Unidos había invertido más de dos mil millones de dólares –un tercio de las inversiones norteamericanas en el extranjero- en la explotación del petróleo árabe. La dependencia de Israel con respecto del exterior, propiciaba la triple alianza entre el imperialismo occidental, la burguesía financiera judía internacionalizada y el Estado israelí. Esta confluencia de intereses determinó la declaración conjunta de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en mayo de 1950, mediante la cual se comprometían a mantener un equilibrio militar en la región, favorable a Israel, como medida propiciatoria de un clima de seguridad para sus inversiones petroleras. Mientras tanto, ¿qué hacían los árabes? Estando los Palestinos dispersos principalmente en Siria, Líbano, Jordania y Egipto, o viviendo, en el mejor de los casos, bajo ocupación militar, el movimiento nacional se vio temporalmente afectado. El desmembramiento de la sociedad palestina provocó, por una parte, una virtual destrucción de la inmensa mayoría de sus instituciones y organizaciones nacionales, y, por otra, la misma dispersión generó enormes dificultades para la organización de las masas al quedar desvinculados grandes sectores del pueblo. Así, desenraizados de su tierra, viviendo en la peor de las miserias, fragmentadas y carentes de una vanguardia nacional bien organizada que las aglutinara y les presentara una alternativa real a sus legítimas aspiraciones, las masas palestinas muy pronto se ven sumidas en una especie de vacío político. A su vez, esta situación dio como resultado que grandes sectores palestinos, al no tener otra alternativa real, se fueran comprometiendo en la vida política de los países donde vivían, al grado de experimentar un proceso de diversificación y desjerarquización en cuanto a las formas de lucha por volver a su patria. Después de que Israel ocupó la Franja de Gaza en 1956, la conciencia nacional del pueblo palestino que vivía en ese territorio, se vio fuertemente reforzada. De esta forma, a fines de ese año, empezaron a formarse las primeras células de la resistencia palestina, grupos que se mantienen totalmente en la clandestinidad y se vinculan permanentemente con los refugiados para llevar a cabo una real organización, de base, del pueblo palestino. El primero de enero de 1965, las fuerzas guerrilleras palestinas lanzan su primer ataque contra el acueducto israelí del Valle de Beit Netopha en territorio de Palestina ocupada”.

 

Como podemos apreciar, “La Cuestión Palestina” no encuentra sus orígenes desde que se narra el éxodo bíblico (aproximadamente 1, 500 años a.n.e.) ni, tampoco, es una cuestión de lucha entre judíos y musulmanes, es decir, no es un problema de lucha entre religiones; mucho menos puede ser considerada una lucha entre los demócratas israelíes y el Estado Judío contra “los terroristas” o “el terrorismo” palestino.

 

La Cuestión Palestina”, más bien, es un problema sociopolítico y geoestratégico que se hace manifiesto desde la segunda mitad del siglo XX, aunque sus ideas originarias provienen desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

 

Pero permítanme cerrar esta colaboración con un fragmento más de la obra de teatro:

 

--Soy Abogada.

 

“—Abogada: (Subiendo al escenario) Para nosotros, y estoy hablando de judíos no sionistas, evidentemente, la responsabilidad de la guerra árabe-israelí, recae ante todo en Israel, porque conquistó y sigue conquistando territorios y no tiene ninguna intención de devolverlos; porque expulsa y oprime al pueblo palestino, porque asume el papel de gendarme del imperialismo en la región y su política prepotente logró provocar hasta las clases dominantes del oriente árabe. Aquéllos que expulsaron de sus territorios a los palestinos, aquellos que bombardearon con napalm Abu-Zabel, Hatsabi y decenas de otros lugares, aquéllos que masacraron Dier-Yassin, aquéllos que todos los días incurren en provocaciones criminales que se extienden más allá del mar, aquéllos que mataron a sangre fría a Gassán Kanafani y decenas de dirigentes palestinos, aquéllos, aquéllos no tienen derecho de hablar de agresión, pues ellos son los agresores. Nosotros, los judíos progresistas, no podemos influir en el curso de la guerra, pero al menos podemos decir claramente a los trabajadores de Israel que esta guerra no es la nuestra, que consideramos al sionismo como responsable de cada gota de sangre, judía o árabe, vertida en ésta región y que nuestros enemigos no son los palestinos que quieren recuperar los territorios que conquistó Israel, sino que realmente nuestro enemigo, como trabajadores y como seres humanos es el Estado sionista. Para nosotros la lucha política no se detiene cuando rugen los cañones. Por el contrario, nuestros compañeros en el ejército y fuera de él deben probar lo que significa el sionismo y qué precio deben pagar los trabajadores de Israel por la política criminal del Estado sionista. Hoy mismo escuchamos en Israel los llamados a la producción y a los esfuerzos particulares que se exigen para la guerra. La central de trabajadores anuncia pomposamente que no es el momento de luchas obreras para la defensa del nivel de vida de los trabajadores. Hay nuevas leyes anti huelgas, nuevas limitaciones a la libertad de prensa, de organización… así es como los judíos llegaremos a entender que un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre…”.