El Tercer Ojo - Mensaje al Camarada y Compañero Pepe Mujica
En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara
Querido Pepe, tal vez habrá quienes crean que resulta muy soberbio dirigir este mensaje en primera persona, desde el Canal de YouTube La Comuna de la Palabra, así como también de la columna semanal en este diario. El Tercer Ojo; paro más todavía, de tú a tú, dada la estatura que distingue tu personalidad y lo que representa en nuestra historia de luchas de liberación e insurgentes en el devenir de América Latina y, particularmente, la hermana República Oriental del Uruguay que, sin duda, puede llegar a escalar la cúspide del “culto a la personalidad”, hecho que te alejaría de la cercanía de nuestros pueblos y naciones y te colocaría en el pedestal de un santoral inalcanzable.
Ese proceso de “beatificación” o “santificación” se encuentra, de ello estoy plenamente seguro, muy lejos de tus aspiraciones y, naturalmente, de nuestras convicciones; por ello es que más que un atrevimiento, es un reconocimiento merecido a ti y el significado y sentido que adquiere tu presencia en la región latinoamericana y, por qué no, universal.
Muy recientemente, en un mensaje dirigido a los medios y a nuestros pueblos expresaste de manera clara que te alejarías definitivamente de los reflectores, y de la vida política, de los medios de información y de una vida que trascienda los linderos de un espacio de recogimiento; expresaste literalmente que: “El ‘Guerrero’ tiene derecho al descanso”; a tus 89 años cumplidos nos dijiste que una enfermedad letal carcomía tu cuerpo, pero no tu conciencia, mucho menos tu vida e historia ejemplares y que, por tal razón, estarás en recogimiento personal y familiar.
Tu vida, por lo menos el último medio siglo, el transicional entre las centurias XX y XXI, originalmente en Uruguay, es inseparable de la existencia del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (que magistralmente nos presentó un momento de su historia el cineasta griego, Costa Gavras, en su película Estado de sitio, que también espléndidamente musicalizó el músico griego Mikis Theodorakis y que interpretó el grupo Inka Taki) y, más tarde, de la constitución del Frente Amplio para electoralmente acceder al poder político, hecho que entre algunos más, te condujo a la mejor, sin duda, presidencia de dicha nación hermana.
Personajes enormes de la estatura de Daniel Viglietti, Mario Benedetti, Alfredo Zitarrosa, o el grupo de teatro El Galpón, dentro de las fronteras uruguayas, así lo han expresado, empero, no únicamente ellos, asimismo y no por ello más trascendente, intelectuales, políticos, estadistas, militantes de izquierda, comunistas o no, así lo refieren por todo el orbe.
Por tu formación histórica, política, ideológica, filosófica y ética sabedor soy de que el movimiento dialéctico es uno de los instrumentos de tu pensamiento para juzgar tu lugar en la historia, en esta era y circunstancias.
Bajo tal sino de la lógica dialéctica, asumiendo que nunca nada es para siempre, comprendiste que “Todo lo que tiene un principio tiene un fin. Desde la hormiga más simple y diminuta, hasta el monarca más poderoso de la tierra. A ese espacio que separa el punto del principio del punto del fin es lo que llamamos vida. Esas son las dos únicas certezas que tenemos; una, la primera, que un día, hora y lugar tuvo comienzo nuestra vida y, la otra, la segunda, que un día, hora y lugar, sin que sepamos cuándo y cómo, llegará el punto de la muerte. A unos les llega de una manera mientras que a otros les llega de otra; sin embargo, a todos nos llega la hora del fin. El espacio que existe entre principio y fin puede ser corto o lago, no importa, pues todo lo que un día tuvo un principio, inexorablemente tendrá un fin, ¡Heráclito Dixit!, puede ser tan breve como el de una efímera o el de una mariposa, o tan largo como el de algunas tortugas; tampoco importa, la vida es sólo una y, como todo, tiene un principio y tiene un fin; ese espacio que separa el punto del principio del punto final y que llamamos vida es lo que podemos disfrutar, gozar, amar, cuidar y compartir. Ese espacio, y no otro, es el que nos da la oportunidad de elegir entre uno u otro modo de ser y estar. Ese espacio, y ninguno más, es apenas nuestro, si los otros nos permiten y les permitimos ser y estar. Ese espacio, breve para algunos o largo para otros, es el lugar de nuestras determinaciones, de nuestras decisiones y de nuestra existencia. Antes del primer punto, o después del segundo, nada está a nuestro alcance. Únicamente lo que se halla entre principio y fin es apenas nuestro y de los otros, de nadie más".
Ahora bien, y también ello es conocido por ti, ese espacio que llamamos vida puede ser segmentado en otros espacios que tienen, desde luego, un principio y un fin, tales fracciones que constituyen la existencia –las etapas o estadios o momentos; largos o cortos y arbitrarios—, componen los momentos históricos de nuestro ser.
Pues bien, hasta donde concordamos muchos de quienes te conocemos, o sabemos de ti, cada uno de tales ciclos históricos los has vivido a plenitud sin miedo o temor alguno y, aún más, lo sabes perfectamente, sin arrepentimientos o actos de constricción.
Ha llegado la hora exacta de la dignidad y la certeza, sin dar un paso atrás, y así lo has expresado: “El ‘Guerrero’ tiene derecho al descanso”.
¡Hasta siempre, Camarada Pepe Mujica!