EL TERCER OJO - La educación escolar en la era del sars cov 2
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
En esta era de la Epidemia y Pandemia del COVID 19 no sólo se ha revelado que el Capitalimo Neoliberal de esta fase Imperial devastó los sistemas de salud pública de las diversas naciones del orbe; no únicamente nuestras regiones latinoamericanas, africanas o de Medio Oriente y Asia se vieron amenazadas, sino que, también Europa y los EUA han sufrido las consecuencias lamentables y desatrosas de dichas políticas económicas y de Estado neoliberales.
Una epidemia previsible que tomó por sorpresa a los países de nuestro planeta, encontró sistemas sanitarios privatizados y los públicos, más que adelgazados, desnutridos; se topó con economías débiles y sujetas a modelos del “Desarrollo del Subdesarrollo”; con una gran dependencia científico-técnica con respecto a las grandes industrias químico-farmacéuticas, las grandes industrias de la tecnología e insumos sanitarios y, sobremanera, con estructuras de investigación científica y desarrollo tecnológico en la inanición, como consecuencia de las prioridades que, desde el último cuarto del siglo XX impulsaron los diferentes Estados-Nación, bajo la égida y supervisión (léase relaciones de dominio-subordinación de los unos –muchos—con respecto a los otros –muy pocos) de los grandes poderes fácticos que deciden en conciliábulos el quehacer económico y político global.
A pesar de que hasta ahora los medios de información (prensa, radio, TV y redes electrónicas) han monopolizado y centrado la información en torno al COVID 19 y los aspectos vinculados con las cuestiones sanitarias y médicas (número de infectados reales, probables infectados, muertes, recuperados, insumos disponibles, etc.) no se puede omitir el impacto que sobre las prácticas educativas (desde los niveles básico hasta el superior y posgrados) ha tenido la presencia de este virus.
Desde el momento en el cual se determinó como estrategia prínceps para la contención de la epidemia una política mal llamada de “distanciamiento social”, que más bien es un distanciamiento físico, el sistema educativo escolarizado se vio forzado a trasladar las relaciones didácticas a los sistemas virtuales que, en su interpretación más fenomenológicamente obvia, se concibió como la construcción de “Aulas Virtuales”. Debemos tener en cuenta que ni los docentes de la educación básica (prescolar, primaria, secundaria y bachillerato), ni los propios alumnos, disponían de experiencias académicas en dicho ámbito ni, por otro lado, en la utilización de tales herramientas virtuales para el trabajo educativo escolar.
Pensar o suponer que sólo basta con aprender la utilización de algunas plataformas que posibilitan la construcción de “Aulas Virtuales” sin realizar alguna otra adecuación a la currícula, al manejo de los contenidos, a la organización de los “saberes sabidos” en “saberes enseñados”, organizar las relaciones horizontales entre los propios alumnos, la comunicación entre ellos y con los o las maestras, la organización de las actividades individuales y colectivas, la utilización de materiales didácticos, evaluación de las actividades y tareas, evaluación del aprendizaje, etcétera, es imaginar un mundo idéntico al que se tenía, pero bajo la modalidad virtual y a distancia.
Por otro lado, barreras de naturaleza económica, cultural, de actividades laborales de los diferentes miembros de las familias, la organización y dinámica familiar, la disposición de los recursos necesarios en los hogares para asegurar esta estrategia o modalidad, las condiciones de los mismos hogares para tornarlos en “aulas”, etcétera, empantanan la relación didáctica.
Considérese además que los mismos niños no poseen experiencias didácticas de esta naturaleza porque el sistema educativo nacional se encuentra organizado bajo el principio de la presencia simultánea de los elementos del proceso educativos escolar, es decir, posee un carácter presencial y, a su vez, demanda estrategias uniformes de evaluación del aprendizaje y podremos representarnos lo que implica afrontar en muy poco tiempo y con poco tiempo en perspectiva.
Y, adiciónese finalmente que la organización del proceso educativo escolar, bajo estas condiciones y circunstancias fue concebido como un recurso transitorio, mientras se pasa por estas etapas de la pandemia: luego con base en estos referentes analíticos, entonces sí podremos tener una imagen de las consecuencias, más allá de las cuestiones de salud, de otros aspectos a considerar en esta Epidemia.
Reducir el impacto de la presencia de esta enfermedad provocada por la presencia de este nuevo virus, a cuestiones médicas y de políticas públicas en salud es reducir la posibilidad de disminuir el impacto verdadero de la misma; asimismo, creer que el hecho educativo nada más debe trasladarse a las redes y plataformas virtuales conduce a sesgar y abatir la educación de calidad en los niveles básicos.
Por ello debemos ampliar el objeto de análisis (el impacto del SARS CoV 2) en diferentes niveles de análisis que nos permitan tratarlo como un problema sistémico, dinámico y complejo.