Cuando sea demasiado tarde… - Diarios de Carabela
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Muy buen día, apreciado lector. Nuevamente tenemos la oportunidad de encontrarnos por aquí, muchas felicidades por haber sobrevivido esta realidad cuernavacense donde se muere por plomo, fierro, mosquito, coronavirus, automóvil, y aparentemente policía, todos los días. La vida nos dio una semana más de vida, pude terminar el proyecto que generó los datos para el año que viene, y nos encontramos muy grandes sorpresas, empezando por mis propios prejuicios como conductor de vehículo automotor de cuatro ruedas, osease un “enlatado.” Los siguientes años estaremos hurgando en el tema de los motociclistas, siguiendo sobre la línea de la agresividad y la Supervivencia Vial, y en las siguientes semanas estaré enviando el primer manuscrito de lo aquí encontrado.
Sin embargo, no me pude resistir compartirles lo encontrado, aunque no puedo dar los datos concretos porque esos se restringen al reporte de investigación, sí les puedo compartir los hallazgos, tanto científicos como personales. Levantamos datos en Cuernavaca, Morelia, y Cuautla, en México, y en Aragón y Valencia, en España, se compuso una muestra de más de 800 individuos conductores de motocicleta, de los cuales el 70% fueron hombres. Sólo uno de cada cuatro conductores de motocicleta es mujer, y personalmente opino que se debe a que la mujer es en general más inteligente que el hombre. Luego, aunque el rango de edad no está tan restringido, el núcleo de los motociclistas se encuentra por debajo de los 40 años. Les prometo que esta idea de comprar una motocicleta no es una crisis los primeros cuarenta, el interés es meramente científico y mientras más lo pienso menos la quiero comprar. Sin embargo, queda la interrogante de por qué el conductor de motocicleta es en general joven, comparado con el conductor de autos particulares. Infiero a que se debe a, de la misma manera, la persona de mayor edad es más inteligente, o por lo menos cuenta con más experiencia de vida, que aquellos que somos jóvenes (inserte usted el gif de Steve Buscemi aquí).
Luego, viene el tema de la cilindrada. Más de la mitad de los motociclistas manifiestan conducir un corcel de acero de hasta 250 centímetro cúbicos, aunque hay un nutrido contingente alrededor de los 600 cc, y menos del 10% manifiesta conducir una unidad por encima de los 800 cc. La hipótesis sigue siendo que el problema principal radica en el rubro de las motocicletas económicas, aquellas de por debajo de los 100 mil pesos de costo. De animarme a comprar la motocicleta, me voy a inclinar por una de fabricación mexicana, de 250 cc y alrededor de los 60 mil pesos de costo, aunque insisto que mientras más lo pienso (y lo estudio), menos seguro estoy de ello. Menos del 70% de motociclistas manifiestan conducir menos de tres horas al día, y estuve preguntando sobre lo cansado que es conducir una moto y al parecer lo es y mucho, sobre todo las unidades de menos cilindrada ya que emiten mayor vibración, y eso causa gran fatiga en los brazos y hombros.
El hallazgo verdaderamente importante se encuentra al respecto del comportamiento agresivo y su relación con la psicopatía. Los datos de validación del instrumento indican que la agresividad vial de motociclistas sólo cuenta con un factor, a diferencia de los dos que se encuentran siempre en la agresividad vial de conductores de automóvil. David Shinar (2007) define a la conducción agresiva como una serie de comportamientos motivados por la frustración y la ira, que se manifiestan de dos maneras: la conducción agresiva misma (claxon, echar lámina, etc.) y el “risky driving” (conducir a exceso de velocidad, no respetar las normas, etc.). Al parecer, no hay conducción riesgosa en los conductores de motocicleta, la hipótesis es que no se percibe tal particularidad del fenómeno en virtud de que todo lo que involucra conducir una motocicleta es risky driving en sí mismo. Esto quiere decir, en general dos cosas: (1) la experiencia de conducir una motocicleta es por completo diferente de la experiencia de conducir un vehículo de cuatro ruedas (d’uh), y (2) hay que cumplir con una serie de particularidades situacionales y de personalidad para animarse a conducir una motocicleta de manera cotidiana. ¿A qué me refiero? Que, si dividimos a los conductores de motocicleta en agresivos y no agresivo en virtud de su puntuación en la escala, aquellos que son considerados como agresivos puntúan alto también en la escala de psicopatía, a la proporción de uno de cada dos. Osease, uno de cada cuatro motociclistas tiene problemas serios de empatía, en comparación de uno de cada diez conductores de vehículos de cuatro ruedas.
Rollo May sostenía por ahí del año 2000 que la patología de la vida moderna era la falta de voluntad, que la gente joven ya no tenía hambre de conseguir las cosas. Yo sostengo que para 2023, la patología predominante en nosotros es una brutal falta de empatía hacia aquellos que nos rodean.
Porque la movilidad no ha muerto, pero cada vez sale más eficiente considerar el transporte público como una opción verdadera para los siguientes 20 años.
Shinar, D. (2007). Traffic Safety and Human Behavior (1st ed.). Emerald Group Publishing Limited.