Serpientes y escaleras - El poder es para hacer amigos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El poder es para hacer amigos

La gobernadora Margarita González Saravia estableció ya su estilo de ejercer el poder.

 

El poder es para hacer amigos

En política el estilo para ejercer el poder es tan importante como los resultados que se entregan. Tradicionalmente en los gobiernos ha prevalecido la lógica de la fuerza, la regla de que el jefe siempre tiene la razón, de que el mando se ejerce con frialdad y quien está arriba marca distancia con quienes están abajo. En el peor de los casos la autoridad se ejerce con dureza, se maltrata a los colaboradores y se ataca a los adversarios. Hoy no es así.

La de Margarita González Saravia es una administración distinta de muchas maneras, empezando porque se trata de la primera mujer que gobierna Morelos, pero también de una titular del ejecutivo que por decisión propia ha suavizado el poder y el cargo, es decir, sin perder la investidura tenemos una gobernadora asequible a todos, que escucha, que atiende y que rara vez tiene una mala cara para alguien.

Las últimas dos administraciones, la de Graco Ramírez y la de Cuauhtémoc Blanco se distinguieron por un estilo que provocó división interna y también partió a la población; el tabasqueño aplicó la máxima de “conmigo o contra mi” mientras que el futbolista separó a la sociedad entre “sus amigos y todos los demás”.

Margarita González Saravia actúa diferente, su gobierno no se ha caracterizado por la imposición ni por el abuso de poder, al llegar al primer año de gestión lo que sobresale es fuerza de la mandataria para estar todos los días en territorio y la voluntad de tratar de avanzar en todos los temas a partir del diálogo, la negociación y los acuerdos.

Bajo esa línea la jefa del ejecutivo se ha convertido en la protectora de su equipo, en la primera voz que descalifica las críticas, quien justifica los errores y asume el costo político que en otras administraciones habría recaído en los secretarios o en quienes generaron los problemas.

Esta forma de ejercer el poder habla bien de la persona, ratifica que se trata de un buen ser humano, de una gente de bien y una política distinta, pero también plantea riesgos institucionales, porque tanta protección puede generar comodidad entre los colaboradores y la percepción de que falta firmeza en la autoridad. Ante un escenario complejo y de múltiples retos, el ciudadano espera humanidad, pero también disciplina; cercanía, sí, pero también capacidad para corregir y sancionar cuando es necesario.

El estilo de la gobernadora Margarita González Saravia es sin duda alguna mejor que el de los últimos dos gobernadores, aunque quizá con el tiempo tendría que ir haciendo ajustes y tomando decisiones para que el estado marche por buen camino y las metas que ella misma se fijó se alcancen.

Ese reto comienza con su personalidad, es una decisión individual que derivará del carácter de la gobernante y de los escenarios que aparezcan enfrente; la mandataria necesita encontrar el justo equilibrio entre la buena fe y la desconfianza. Como dice el refrán: el poder es para hacer amigos, pero esos amigos deben responder a la amistad con lealtad, eficacia y responsabilidad, no con abuso de confianza.

Gobernar con amigos tiene pros y contras: por un lado, genera cercanía y cohesión interna, teóricamente se comparten la visión y los valores, lo cual facilita la coordinación y da estabilidad al equipo; pero si el criterio que prevalece es la amistad y no la capacidad, el gobierno se vuelve vulnerable al abuso de confianza y a la ineficiencia.

El exceso de protección genera falta de responsabilidad en los colaboradores porque los funcionarios saben que no habrá consecuencias y muchas veces la amistad impide que se diga la verdad cuando resulta incómoda, lo cual limita la autocrítica y la corrección de rumbo.

Margarita González Saravia está humanizando el poder en Morelos, ha dejado atrás la figura omnipotente del gobernante, aquella estampa inalcanzable a la que el ciudadano sólo podía observar a la distancia o a través de los medios de comunicación. Ella es diferente, camina en las calles como cualquiera, va al supermercado, acude a un restaurant y visita todos los pueblos y comunidades del estado. Nunca como ahora el gobernador fue tan accesible para la gente.

El estilo de mando que ha definido la jefa del ejecutivo puede convertirse en la fortaleza del gobierno si se logra equilibrar la amistad con la capacidad. Margarita tiene la oportunidad de demostrar que se puede gobernar sin abusar del poder, pero también sin perder autoridad.

Ese será justamente el desafío para el segundo año de gestión: gobernar con amigos, pero no solo con amigos; la amistad y la confianza son útiles y resultan un buen punto de partida, pero deben acompañarse de exigencia, profesionalismo y resultados. La buena voluntad abre puertas, pero la autoridad se consolida cuando hay reglas claras, sanciones efectivas y rumbo firme.

El poder es para hacer amigos, pero principalmente para dar resultados. 

·         posdata

De manera sorpresiva fue relevado el director del IEBEM. Sin previo aviso llegaron a las oficinas de instituto las secretarias de Educación y la de Hacienda acompañadas de quien relevaría en el cargo a Leandro Vique; junto a ellas iban algunos elementos de la policía estatal, lo que dio más dramatismo al cambio.

No tengo claros los motivos para sustituir al titular del Instituto de Educación Básica, pero me parece que la forma no fue la mejor. Si Leandro Vique cometió una falta que ameritara un cese fulminante y un relevo tan violento, lo que procedía era fincarle responsabilidades y aclarar públicamente sus equivocaciones; de la manera que se hizo lo que queda en el aire son dudas y el pensamiento de que fue una decisión personal de la secretaria, porque el funcionario le resultaba incómodo.

Cuidar las formas no tiene que ver con el fondo del asunto: la decisión de relevar a cualquier trabajador de esa área corresponde a la secretaria, con el visto bueno de la gobernadora y es difícil pensar que ante una decisión tomada alguien iba a poner resistencia. Ergo: la salida de Leandro Vique pudo darse sin la virulencia que se hizo, pero sobre todo sin dejar la percepción de que existe un nuevo caso de corrupción en el gobierno de Margarita González Saravia.

Las últimas semanas han sido complejas en el sector educativo, desde el desencuentro con las normalistas de Amilcingo hasta el conflicto con el sindicato, era visible que al titular del IEBEM lo traían en la mira. El punto sustantivo no está en su relevo, sino en el cuidado de las formas para no generar especulaciones que dañen a la jefa del ejecutivo.

Veámoslo de esta forma: si lo corrieron por cometer alguna falta o acto de corrupción, la historia no puede acabar con su cese. Pero si no fue así, si el cambo deriva de una decisión personal, cualquiera que sea el motivo, la forma como se procesó el relevo no fue la mejor, porque genera sospechas que al final se cargan a la imagen del gobierno.

Frente a una administración humana y cordial como la de Margarita González Saravia, la forma como se destituyó al director del IEBEM causa polémica: lo trataron peor que al anterior coordinador del transporte, a quien, por cierto, no le han hecho nada a pesar de todos los abusos que cometió.

·         nota

El Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana de Morelos ha solicitado un presupuesto de 300 millones de pesos para el próximo año. La cifra es enorme y excesiva para un estado con grandes carencias sociales, pero sobre todo cuando hablamos de un organismo cuyas responsabilidades ya no sirven de mucho.

Desde la reforma electoral del 2014, las funciones principales de los procesos electorales pasaron a ser responsabilidad del INE: desde la instalación de casillas, capacitación de funcionarios, supervisión del proceso y hasta designación de consejeros. Antes del 2014 el IEE (ahora IMPEPAC) organizaba la estructura electoral, después de la reforma todo quedó en manos del Instituto Nacional Electoral.

¿Qué funciones realiza el IMPEPAC actualmente? Básicamente el registro de candidatos, la organización de debates y el reparto de prerrogativas, funciones necesarias, pero que de ninguna forma justifican el número de consejeros, ni sus salarios, ni tampoco la burocracia que conforma al organismo.

Lo peor es cuando se analiza el perfil de los consejeros y se da cuenta que la mayoría carece de experiencia en materia electoral, trabajan poco y no tienen ningún tipo de interacción con la ciudadanía. Veamos la historia en números:

En 2009 el gasto operativo del Instituto Estatal Electoral fue de 85 millones de pesos y el financiamiento a partidos fue de 100 millones. Tras las reformas las cifras se dispararon: en 2018 el IMPEPAC costó 127 millones de pesos en operación y para el 2024 superó los 173, sin contar las prerrogativas a los partidos. Para el 2025 piden 300 millones.

Pero el problema no es solo el dinero, sino la justificación ¿Para qué sostener un organismo que no instala casillas, no organiza elecciones, no capacita ciudadanos, no supervisa la elección y cuyos consejeros son frecuentemente cuestionados por su falta de capacidad y su perfil?

En tiempos donde insistentemente se habla de austeridad y frente a la idea del gobierno federal de desaparecer los OPLES, vale la pena preguntarnos si tiene sentido seguir destinando tanto dinero a una institución cuyos integrantes trabajan una vez cada tres años y cuando lo hacen, se otorgan pago doble por productividad.

Morelos no puede darse el lujo de destinar tanto dinero a una dependencia que opera más como una carga presupuestal que como un organismo garante de la democracia.

Lo que hoy hace el IMPEPAC se podría hacer con de manera más eficiente con una estructura más compacta y mucho menos costosa.

Por lo que hace, es más importante el IMIPE que el IMPEPAC y al primero ya lo van a desaparecer.

·         post it

Los titulares de Agua y Obras del gobierno de Cuernavaca comparecieron ante el cabildo para hablar del retraso en las obras del municipio.

Ambas áreas son sustantivas en el desempeño de la ciudad, pero sobre todo para la imagen que proyecta el alcalde hacia la ciudadanía. El retraso en las obras impacta de la misma manera que la mala calidad de estas; de nada sirve que el gobierno capitalino invierta mucho dinero en obras, si estas duran poco o como está sucediendo, se destruyen con las primeras lluvias.

A José Luis Urióstegui le ha costado mucho trabajo sanear financieramente al municipio, el esfuerzo realizado para sacar a Cuernavaca de la quiebra y sanear las arcas municipales es algo que pocos podrían haber hecho. Todo se pierde si en el ejercicio de los recursos la gente percibe que no hay calidad en los trabajos o que el dinero que se paga por concepto de impuestos no se invierte de manera adecuada.

José Luis necesita profesionales en todas las áreas. Agua y Obras están dejando mucho que desear.

·         redes sociales

Esta semana se cumple el primer año de gobierno de Margarita González Saravia. La gobernadora puede celebrar, pero también debe redoblar esfuerzos.

Los primeros doce meses han sido buenos, pero los que vienen pueden ser mucho mejores.

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