Cuando sea demasiado tarde… - Conducir bajo la lluvia.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Buen día, apreciado lector. Aparentemente terminó la ola de calor que casi nos cocina vivos, y ahora se anuncia el inicio de la temporada de huracanes. Ha estado lloviendo casi todos los días, con este clima loco que puede tener suficiente sol y calor como para seducirlo a uno a lavar la ropa y tenderla a secar, para luego regalarnos unos minutos de lluvia intensa que pone a correr al más despreocupado de nosotros. Comenzaron las inundaciones en mi amada Cuernavaca (y supongo que en el resto del glorioso estado de Morelos), por lo que es importante tomar en cuenta algunas previsiones al respecto de los encharcamientos y el uso de vehículos automotores (pro-tip: el agua y los motores de combustión interna no se llevan muy bien).
¿Qué debe uno saber al respecto del uso del automóvil en esta temporada de lluvias? Bueno, primero que nada, aclaremos un mito: la gente conduce peor cuando llueve. Es un hecho, y se debe principalmente a que NADIE recibe formación formal al respecto de conducir un vehículo en general, pero sobre esa misma vertiente casi nadie conoce cuáles son las directrices que seguir en determinados momentos. Por ejemplo, algunos de ustedes recordarán haber quedado atrapado en la subida de Teopanzolco y Plan de Ayala (aunque a esa altura todavía se llama Alta Tensión, ya ve usted el folclor cuernavacense de llamar las calles por secciones) porque el pavimento no tenía tratamiento antiderrapante.
Pues bien, es sumamente importante recordar que el pavimento mojado no es nuestro aliado y en general deberá usted conducir por lo menos a una velocidad 70% a la que está acostumbrado. No regresaremos al tema de respetar los límites de velocidad, ya ve usted que la ley en mi país también se fue de vacaciones (empezando por el presidente), pero es verdad que cada uno de nosotros tenemos una “velocidad promedio”, la cuál está asociada a dos variables principales: el “driving-style” que es parte de nuestra personalidad y está inherentemente conectado a nuestra formación como seres humanos y conductores; y las capacidades propias del vehículo. Su servidor argumenta que los vehículos mismos tienen su propio “driving-style”, el cual es independiente de aquel del conductor. Sin embargo, tal hecho implicaría antropomorfizar los vehículos mismos, cosa que sigue en debate. ¿Sabía usted que los automóviles rojos tienden a tener más accidentes?
Después, deberá usted verificar su calzado. ¿El calzado? Así es, es muy importante llevar los zapatos firmemente sujetos a los pies y evitar usar huaraches y demás estilos que puedan atorarse con las orillas de los pedales. Si no es mucho pedir, es importante asegurarse de llevar los zapatos lo más secos posibles, para evitar resbalones y generar una sensación de seguridad en general.
Otra buena práctica en la misma dirección es regular la temperatura del vehículo, encender el aire acondicionado y abrir las ventilas o ligeramente las ventanillas. Esto asegura que la humedad no se acumule dentro de la unidad y el parabrisas no se empañe. El conductor promedio en este país no detiene su marcha cuando se le empaña el parabrisas (si no podemos dejar de usar el teléfono celular mientras conducimos), por lo que una buena alternativa es anticiparse a tales hechos. Hay conductores que prefieren usar aire caliente para desempañar los cristales, cosa con la que su servidor no concuerda. Los cristales se empañan por la condensación de la humedad que hay en el ambiente, y, a menos que pueda usted alcanzar una temperatura superior a los 60° dentro de su automóvil, sugiero recurrir a la ventilación de menor temperatura.
Finalmente, tenemos el uso de la infraestructura misma. Las inundaciones en Cuernavaca son de poca duración, si usted encuentra su camino impedido por una acumulación de agua de profundidad desconocida, simplemente no conduzca por ella. Detener el auto y esperar a que las condiciones mejoren siempre es una opción, incluso si la lluvia llega a impedir la visibilidad misma. Ya en alguna ocasión anterior describí la maniobra que se debe usar con el fin de atravesar un encharcamiento, por lo que no la repetiré aquí. Sin embargo, le ruego a usted, apreciado lector, considere la mayor cantidad de previsiones posibles antes de iniciar la marcha de su vehículo. Prácticamente todos los autos nuevos cuentan ya con un dispositivo de manos libres, y si no cuenta con él, los puede encontrar de manera comercial a precios muy accesibles. Planear la ruta antes de iniciar la marcha también es buena idea, sobre todo si conoce usted la ciudad y es capaz de anticiparse a (1) el tráfico, y (2) las inclemencias del tiempo. La idea es poder hacer una sola cosa a la vez, y esto es prioritariamente operar el vehículo.
Por lo demás y como siempre, si no tiene usted a qué salir le ruego no lo haga, ya ve que en mi amado Morelos no sólo llueve plomo, ahora también hay que lidiar con la lluvia de agua común y corriente; porque la movilidad no ha muerto, pero cada vez es más difícil circular por mi amada capital.