Arco Libre - El agente Remixtamatosis

Hugo Arco en Cultura

Arco Libre - El agente Remixtamatosis

Fue en el operativo donde lo detuvieron, ahora tenía que soltar toda la sopa. El agente Remixtamatosis, famoso por sus singulares torturas, le exigía al detenido la descripción de los hechos, mientras uno le agarraba la cabeza, otro le agarraba de sus partes blandas, apretándolas una con otra casi hasta desaparecer.

El infortunado comenzó a relatar: — ¡Sí!, uno de los de la banda con una voz floja lo recuerdo, tartamuda y con poco aire, gritó: — “¡Le-le-vanten-la-las-mama-nos!” Noté que mi compañero estaba flácido y con unos cuantos pelos como barba, se le sentía muy inseguro”, aseguraba el detenido.

“Desde el principio su quijada, aun así sin nada, se le quebraba”, “aparte de esto, al muy torpe se le había hecho tarde para la repartición del queso, entonces ahora tenía que rifarse como los grandes, al natural.

”El agente Remixtamatosis ajustándose sus botas, mientras le recargaba el codo en una de sus costillas le preguntaba: — “¿cómo crees que su mente haya trabajado aquella mañana, perra?”

El infortunado haciendo mueca le respondía: “Su mente le declaraba perdedor y le hacía escuchar constantemente: ¡me va a cargar…! Seguro! Ahora sí que me va a cargar…

”Remixtamatosis incrédulo, sacó sus pañuelos, seleccionó el azul y le propinó dos bofetadas al detenido. “¡Esto lo sé porque lo vi en su muela calva!” le aseguraba el preso llorando”. 

Al agente se le notaba molesto pero también sin querer, recordó que su sobrina había cumplido diecisiete años y también a él se le salió una lágrima.

El bandido continuaba con su descripción: — “Al instante la gente conmocionada, al escuchar el tartamudeo, se comenzó a agitar. Los que lograban salir, salían expulsados. Y los que se quedaban, dejaban escapar en gritos los miedos y también algunas risas. “Esto nos hizo dudar”. Confesaba el ladrón. “¡Será mejor que se callen o pagarán!” Otro de la banda que se encontraba bien arriba amenazó”.

Remixtamatosis no creía lo que estaba escuchando. Las patadas que daba en el cemento hacían vibrar al detenido. Inmediatamente el agente tomó con sus manos el cable de sus audífonos que tenía enrollados en sus orejas para proceder al intento de asfixia. “Es común escuchar esta sentencia cuando se llevan lo tuyo” Le aseguraba muy de cerca el agente al bandido, abrazándolo del cuello mientras éste, despedía una delicada loción que impregnaba casi  todo el lugar.

“Pero si aquí no hay vida”, sorpresiva fue la voz que se pronunció de entre el silencio y que portaba un gafete que decía Marcial, recordaba el maleante. “Al instante, el tartamudo con una bala atravesaba por el lado occipital, su delgada cara que como huevo se estrellaba. La yema a todos los presentes se les impregnó en los dedos y en la cara. A algunos hasta en las balas que les herían, pues se escurrían de entre sus brazos las detonaciones”.

Posteriormente entraron a la bóveda y con unas bolsas ecológicas metieron todos los papeles de valor, algunas revistas y muchas monedas de a peso. Dejaron los billetes excepto los de dólar ya que ellos estaban bien al tanto de la inflación y no querían cargar y gastar energía de balde.

La banda ya con el botín en la mano partió con rumbo desconocido y se fue perdiendo por las calles tercermundistas. Iban en el carro blanco y ya cuando iban a doblar hacía su libertad, se dieron cuenta de que les faltaba uno, ni modo, se había despistado y no había alcanzado a subir.

Se lamentaron por el compañero (aunque por dentro sabían que sin él les iba a tocar un poco más) y rezaron  un ave María para que Dios tuviera compasión por él.

La policía mantuvo retén por toda la colonia que quedó paralizada. El bandido solitario se metió a una lavandería donde a punta de pistola, lo encontraron entre las sabanas limpias dando vueltas dentro de una lavadora gigante.

El agente Remixtamatosis de forma mañosa, subió la velocidad del motor para que el bandido al salir de la maquinaria se desvaneciera por el mareo, esto, en caso de que el maleante quisiera escapar. En palabras del agente, esta captura se había dado gracias a la cooperación de las fuerzas federales y locales y agradecía a la ciudadanía la confianza otorgada.

Al final, resulta que tuvo más suerte el tartamudo pues se había llevado junto con sus compañeros toda la gloria mientras que el que lo había visto inseguro y torpe estaba a expensas del humor y de la misericordia del agente Remixtamatosis.

 

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