Todos somos Lebarón

En opinión de Jose Maria Román Román

Todos somos Lebarón

“El camino de la justicia, comienza por la verdad”: ­Julián LeBarón, portavoz de la tragedia de esa familia en el norte de México en la emisión de Radio Fórmula del 5 de noviembre de 2019.

No enfrentamos como sociedad y mucho menos desde el gobierno, en este caso federal, el camino de la verdad de la aplicación de la justicia. Justicia es ser justo por principio o al menos uno de los principios es dar a cada quien lo suyo y lo suyo de las personas ofendidas o agredidas víctimas de la delincuencia es darle justicia. Esa justicia al no darla el gobierno, actor obligado de acuerdo a la ley, se vuelve en venganza al final y la venganza cuando se generaliza se vuelve revolución o revuelta generalizada. Ambas destruyen la paz social, ambas en nuestro caso comienzan ya a minar nuestra convivencia en amplísimas regiones del país.

Cuando Alicia Vázquez Luna, exsecretaria de seguridad del estado de Morelos, anuncia en su colaboración en este diario como título de su columna un “Me Dueles, México” está diciendo una verdad generalizada que cada día nos arrastra y hiere nuestros sentimientos. A todo mexicano nos duele la nación, pero el dolor más grande es saber que la premisa de los actos del gobierno en sus niveles federal, estatal e incluso municipal, es la opacidad, la inacción, la irresponsabilidad para cumplir con su tarea de proteger lo más sagrado: la vida. Ese dolor es también trasmitido a las familias y a los huérfanos que por millones ya suman y enlutasen a los miembros de las familias que integran la nación. Con AMLO y su administración el fenómeno de las matanzas y su salvajismo crece, se multiplica, se redimensiona y la respuesta es solo su verdad del no pasa nada y somos felices, contra las cifras y los hechos que a diario lo contradicen. Es la terquedad del gobierno federal encabezada por el presidente lo que más lastima, lo que más ofende, aparte de la incapacidad para imponer el orden y hacer respetar la ley que juró que se obligaba a respetar y a hacer cumplir al asumir el cargo. Cada muerto, cada ejecutado lastima nuestras conciencias, nos duele el dolor y a tanto acontecimiento nos estamos volviendo peligrosamente inmunes. Damos por hecho a fuerza de lo cotidiano que así es la vida, cuando no es así. Damos por hecho las matanzas brutales y no aclaradas ni castigadas cuando en una sociedad civilizada no son así las cosas. Las leyes no le sirven al presidente o al menos no le sirven para respetarlas, para hacerlas cumplir. La opacidad del presidente para asumir su papel de guía y ejecutor es peligrosa porque destruye, porque nos desintegra, porque acaba con nuestros valores. Solo nos deja a los gobernados la ley de la selva, nos deja el dolor, el luto y el coraje de vengarnos de los que nos hacen daño porque el gobierno no cumple su tarea para lo que lo elegimos.

Los LeBarón somos todos, los LeBarón no solo están en el norte de México, están en cada esquina, en cada papel de un juez para dar justicia que muchísimas veces se vende al mejor postor, los LeBarón son cada palabra hueca que manifiesta el titular o los titulares de los tres niveles del gobierno cuando pomposamente dicen que somos un pueblo feliz y que las cifras de la delincuencia van a la baja. El dolor de México está en cada esquina de nuestras calles, en cada rincón, en cada conciencia de los ciudadanos pero que el gobernante o los gobernantes se niegan a mirar, se niegan a aceptar. Les lastima la verdad, los ofende el reclamo social. Morelos es en gran parte ese LeBarón y nada se hace.

Ya no sé si sea incapacidad o complicidad toda esa mortandad jamás aclarada ni investigada y menos prevenida, lo que sé es que el dolor es cada día mas grande y la autoridad cada día más inútil para darnos la paz y el orden a que está obligada. Renunciar por incapacidad no es una excepción para los políticos o funcionarios, no está en su lenguaje. Pueden ser todo lo incapaces que se quiera, pero no se irán, su sed de poder es más grande que su deseo de cumplir con la misión de hacer respetar la ley y de respetarse, asimismo.

Si, todos somos Lebaron, porque todos, sin excepción somos víctimas directas o indirectas de dos factores que nos destruyen: El gobierno y la delincuencia. ¿Cuál tiene más maldad?, ¿cuál es el que actúa con más saña contra las familias y la sociedad mexicana?: El gobierno. El delincuente hace su tarea, el gobierno, no. Tan es no que el ofrecimiento de Trump, poseedor de tecnología y experiencia ofreció ayudar y AMLO la rechaza cuando podía mediante condiciones aceptarla para combatir a la delincuencia.