Serpientes y escaleras - Mujeres candidatas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Mujeres candidatas

La misoginia existe también entre las mujeres. Los números lo comprueban.

 

Mujeres candidatas

La probabilidad de que el Movimiento de Regeneración Nacional postule a una mujer como su candidata al gobierno de Morelos en el proceso electoral del 2024 es alta, pero no bajo los argumentos simplistas de quienes afirman que “ya se tomó la decisión en México” o que por ser un estado pequeño “no le importa a la federación”. La posibilidad de que Morena tenga una abanderada a la gubernatura parte del principio de paridad que establece la ley y de las y los posibles candidatos que postule la 4T en otros estados. La pregunta de fondo es ¿En Morelos puede ganar una mujer?

La discusión sobre este tema no es sencilla, porque inmediatamente se topará con el discurso mediático de lo “políticamente correcto”; la moda es decir solo lo que suena bien aunque no se esté de acuerdo, so pena de que hablar en sentido contrario provoca críticas, ataques y descalificaciones. Hoy el discurso de las minorías avasalla, porque los demás prefieren evitar discusiones; dicho sea de paso: si los defensores de lo políticamente correcto actuaran como hablan, la realidad que vivimos sería distinta. Pero volvamos al tema.

La última candidata (mujer) que se postuló por la gubernatura de Morelos fue la priísta Maricela Sánchez Cortés, lo hizo bajo las siglas del Partido Revolucionario Institucional en el 2006, cuando compitió contra Fernando Martínez Cue del PRD y Marco Adame Castillo del PAN. Eran los tiempos en donde el grupo de las Maricelas era fuerte, controlaban el partido, buena parte de los alcaldes y tenían una importante presencia en el congreso local; sin embargo y pese a enfrentar a un panista muy débil (Marco Adame Castillo) y ser la segunda fuerza política, el voto de la ciudadanía la mandó hasta el tercer lugar.

Lo mismo que le ocurrió a Sánchez Cortés les ha sucedido a muchas mujeres de todos los partidos, quienes a pesar de ser postuladas y en muchos casos ser mejores que los candidatos varones, el voto no les ha favorecido y ha tenido que ser a partir de un ordenamiento judicial, bajo el principio de paridad, que se les ha abierto espacios de participación, sobre todo en el congreso local y en los cabildos.

Hace poco charlaba con una legisladora sobre el tema y reflexionábamos sobre el sentido del voto de las mujeres, coincidíamos que en Morelos igual que en el resto del país prevalece un sufragio misógino, es decir, un voto constante en contra de las candidaturas que son representadas por mujeres. Y el comentario fue más allá: la misoginia política empieza en las mismas mujeres. Explico:

De acuerdo con datos del INEGI, la población de México en el 2020 era de aproximadamente 126 millones de personas, de las cuales el 52.2 por ciento eran mujeres y el 48.8 hombres; Morelos es un estado que casi alcanza la paridad, porque de los 2.1 millones de personas contabilizadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el 2020, el 50.8 por ciento de los habitantes son mujeres y el 49.2 son hombres. Esta numeralia se refleja en el padrón electoral y en la lista nominal, es decir, hay más mujeres que hombres en condición de votar.

De acuerdo con datos oficiales registrados por el Instituto Nacional Electoral en Morelos, el voto femenino supera por un poco más del 4 por ciento al voto de los hombres; esta supremacía, empero, o se refleja en los resultados de las elecciones, porque el número de damas que votan no es proporcional al número de damas que ganan en las urnas. Ergo: muchas mujeres no votan por mujeres.

Reitero: aunque en la lógica de lo políticamente correcto esto no suena bien, los datos duros y los registros oficiales lo comprueban: a pesar del avance que las mujeres han tenido en términos legales y democráticos, el convencimiento a favor del voto femenino aún no se consolida. “Siempre me cuesta más conectar con mujeres que con hombres” me decía a propósito de esta charla una legisladora.

Todos estos elementos formarán parte del escenario de sucesión del 2024 en México, en donde los gobiernos estatales se renovarán y las postulaciones estarán sujetas a la regla de paridad que establece (en el caso de las gubernaturas) un mínimo de cuatro candidaturas para mujeres. Veamos el escenario local:

En Morelos hay tres precandidatas en campaña por el gobierno estatal; en orden de aparición Margarita González Saravia, directora de la Lotería Nacional, Lucía Meza Guzmán, senadora de la república y Cecilia Rodríguez González, secretaria de desarrollo económico en el estado.

Las encuestas levantadas colocan a la senadora como puntera en términos de conocimiento, seguida de la funcionaria federal y la estatal; los números cambian cuando se evalúan otros aspectos: Lucía Meza es la más conocida, pero también la que tiene más rechazo social, Margarita González es la más identificada con Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que Cecilia Rodríguez es la más cercana al gobernador Cuauhtémoc Blanco y al sector empresarial. Un dato importante en esta historia es que ninguna de las tres podría ganar la elección del 2024 por si sola, todas requieren del apoyo de los precandidatos varones.

El panorama para las mujeres precandidatas de Morena es atractivo por razón de género: la paridad les concede una alta posibilidad de que la candidatura de Morelos sea para alguna de ellas, pero además está el hecho que uno de los dos espacios al senado también será para una mujer; aquí el abanico se abre porque las actuales diputadas federales también aspiran a esa posición. Regresemos a la gubernatura.

Margarita González Saravia mantiene una agenda de trabajo muy intensa los fines de semana, se reúne con grupos de todas las comunidades, dialoga con personas de todos los sectores y se abre camino en una contienda interna que le favorece, pero que aún no le asegura nada. Lo mismo sucede con Cecilia Rodríguez, quien a pesar de que arrancó tarde ha metido el acelerador y trata de recuperar terreno en una carrera partidista benévola para las damas, pero compleja en lo que refiere al terreno social más allá del partido.

El caso de Lucía Meza es cosa aparte: formada a la sombra de Graco Ramírez y arropada en los últimos años por el senador Ricardo Monreal y Pedro Haces, la senadora enfrenta un ambiente hostil en el partido, donde muchos no la consideran morenista y otros tantos la tildan de traidora al proyecto de Andrés Manuel López Obrador, porque durante cuatro años se movió en contra del presidente y en el 2021 intentó fallidamente consolidar un partido (Fuerza por México) alterno a Morena. Peor: Lucía Meza carga con un doble veto político: del presidente de México y del gobernador; quizá por ello la dama mantiene abierta la posibilidad de competir bajo las siglas de la oposición.

La contienda electoral del 2024 en Morelos integrará elementos más allá de la figura de los candidatos: está la imagen de los gobiernos federal y estatal, los acuerdos o la división que ocurran al interior de los partidos, amén de lo que derivaría de la eventual competencia electoral entre una mujer de Morena y un varón de oposición.

Hay muchos aspectos que se deben considerar en las próximas elecciones antes de suponer que Morena ganará como sea y con quien sea; un punto importante en ese partido es que se pongan de acuerdo y otro igual de trascendente es construir una buena narrativa en torno a una candidatura femenina.

El voto en favor de una mujer no es fácil de conseguir a pesar del discurso políticamente correcto.  

·         posdata

El abanico de posibilidades para la oposición en la carrera por la gubernatura de Morelos en el 2024 se ha ampliado; inicialmente se hablaba del alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui Salgado y del senador Ángel García Yáñez. Luego la ñoña dirigencia estatal del PRI propuso al diputado Eliacib Polanco y por sus propios medios se promueven los legisladores Francisco Sánchez y Agustín Alonso, aunque nadie les hace caso. Ahora aparece la figura del general Alfonso Duarte Múgica.

En independencia de cómo se definan las cosas del lado de la oposición parece claro que su oferta electoral la representará un varón. De ese lado tienen claro que si la candidatura de Morena es para una dama, sus posibilidades de triunfo se elevan, no solo porque el voto a favor de las mujeres es menor al de los hombres, sino porque ninguna de las tres aspirantes de la 4T tiene estructura propia.

Un dato más: algunos precandidatos y precandidata de Morena mantienen diálogo con los partidos de oposición ante una situación adversa; dentro de los escenarios del frente opositor morelense en el 2024 no se puede descartar a un candidato (a) de Morena.

Dice el dicho: para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.

·         nota

Pasada la elección intermedia del sexenio anterior, la del 2015, Rodrigo Gayosso comenzó a trabajar en su candidatura al gobierno estatal y basó su proyecto en la construcción de una enorme estructura electoral.

Apalancado en la legislatura 53, la graquista, el hijastro incómodo sumó a muchos presidentes municipales y utilizó los recursos del estado, del ejecutivo y del legislativo, para favorecer a los aliados y castigar a los adversarios.

Antes de la contienda del 2028 Gayosso ya tenía una sólida estructura electoral que incluía a la mayoría de los diputados y presidentes municipales, funcionarios del estado y de los municipios, actores políticos de todos los partidos (ahí estaban las Maricelas, Paco Santillán, Tania Valentina, Francisco Moreno, Julio Espín…). La cartera de Gayosso era muy abultada y se combinaba con la fuerza de un gobierno represor que no tenía empacho en perseguir, atacar o amedrentar a los adversarios.  

En el papel todo se veía bien: había una estructura pagada puntualmente cada semana, recursos canalizados a partidos, gobiernos y personas, amén de eventos que rebosaban de gente. “Los audito cada quince días para tener la certeza de con quienes contamos” me decía en alguna ocasión Rodrigo Gayosso al tiempo de presumir: “En el aniversario del partido vamos a hacer una movilización para ver el tamaño de nuestra estructura”.

Y lo hizo: los perredistas-gayossistas abarrotaron las calles en una de las manifestaciones más numerosas de las últimas dos décadas; “fueron más de setenta mil” presumían los amarillos; sin certeza clara del número de asistentes, a nadie le quedo duda que fue una enorme movilización.

Pero a pesar de todos los filtros, controles y auditorías internas, de la suma de gobiernos municipales, diputados, funcionarios y dinero, la gente decidió votar en sentido contrario a lo que Rodrigo Gayosso quería. La estructura que presumía el Gallo era real, pero no obediente a sus deseos.

Eso mismo están haciendo ahora en Morena. La estructura que presume Jaime Juárez es igual a la que tuvo Rodrigo Gayosso, incluso con las mismas personas. ¿Por qué el resultado será diferente?

·         post it

La secretaria de seguridad de cuernavaca advierte a los usuarios del transporte público de asaltos en los límites de Cuernavaca y Temixco. “Ya tenemos identificado el lugar en donde se cometen los delitos” dice Alicia Vázquez Luna.

¿Y luego?

·         redes sociales

Los exgobernadores Graco Ramírez y Marco Adame no tendrán “ni voz ni voto” en la mesa de decisiones de la coalición; no serán tomados en cuenta ni serán invitados a las reuniones, dice el presidente godín Jonathan Márquez.

Habrá que preguntar qué opinan las dirigencias nacionales y otros actores de oposición que participan en esos espacios y tienen acuerdos personales con los exmandatarios, específicamente con el tabasqueño. Uno de ellos Eliacib Polanco.

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