Árbol inmóvil - Vivir con miedo

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Vivir con miedo

Nadie puede abstraerse de este pandemónium que se llama “Morelos”. Es un territorio comanche (expresión decimonónica). Helos ahí: el gobernador, Cuauhtémoc Blanco -y su comparsa- están inmersos en el desfallecimiento… En el estoicismo.

No hacen absolutamente nada. Entendiendo que la antítesis de la operatividad es la ejecución, no se ven visos de ninguna índole. El colmo: lo acontecido el fin de semana, cuando un individuo vejó y, acto seguido, asesinó a una niña de seis años. ¿Y la autoridad? Como siempre: pretextando disuasión.

            Sé que nadie posee el don de la ubicuidad; empero, hay un sinfín de maneras de atacar al crimen. De plano, la prevención es una quimera. Se ha ido a la deriva, a consecuencia de la irresponsabilidad.

Si partimos desde ese punto, se debe hacer un análisis pormenorizado de la estela que deja el trasiego de enervantes; los móviles de plagios y, en general, de la conducta de los grupos delincuenciales. José Antonio Ortiz Guarneros no ha hecho nada de esto. Dudo que tenga un panorama siquiera superficial de la hecatombe.

            La gente vive con miedo. No hay una colonia que esté exenta del acoso de los poderes fácticos espurios, que pretenden saciar su concupiscencia mediante el asalto a mano armada (en la calle, en los camiones… por doquier), el cautiverio, el robo de autos, la extorsión y otros.

            Los agentes precursores del pánico actúan en la madrugada, en gran medida. Aprovechan esa hora onírica (similar a la muerte), para sustraer objetos de casas-habitación. Son sigilosos. Vigilan el entorno. Usan distractores (como: fingir que están perdidos en una calle larga y silenciosa). Calculan la ubicación de las cámaras de seguridad y, ergo, consuman su cometido.

            Ya no se puede mirar de costado. Ejemplo: un servidor, cuando viajaba en una ruta 20 (recién), fue seguido por un joven de alrededor de 25 años. Si caminaba con rapidez, aquél me daba alcance. Si me perdía en la multitud, su presencia emergía de súbito… En el momento en que experimenté tranquilidad, por no verlo cerca, apareció atrás. Volteé. Continúe mi diáspora. Corrí un largo trecho y… Salí ileso. ¡Cuántos ejemplos no hay así! La paranoia sigue exacerbándose. Los procuradores de la seguridad, en el alba de la inmundicia.

            Para la Comisión Independiente de Derechos Humanos, en torno a la Guardia Nacional (que nada hará), “La desinformación y falta de claridad en operativos de militares, marinos y federales, no es buena señal en ninguna circunstancia, menos cuando se perfecciona a modo de quienes quieren enviar un mensaje de combate a la delincuencia y dejan muchos cabos sueltos”.

Ante eso, vislumbro una complicidad entre el crimen y algunas instituciones del Estado. Con la detención de “El Carrete” ¿se ha roto esa confabulación? No lo creo. Al contrario, sigue acentuándose. Es una duda fundada en el antecedente de otras detenciones o muertes de capos: al día siguiente, la beligerancia se multiplica, como un hormiguero. La sociedad necesita certezas y seguridad ciudadana, no solo golpes espectaculares.

            De acuerdo a la Geografía del Feminicidio, de la Alerta de Violencia de Género 2015-2018, se referencian las siguientes cifras, tan sólo en el año pasado: 286. El ritmo no ha cedido. Recordemos que la AVG fue declarada el 15 de Agosto del 2015 para ocho municipios: Cuautla, Cuernavaca, Emiliano Zapata, Jiutepec, Puente de Ixtla, Temixco, Xochitepec y Yautepec.

            En lo que va de este año, nada ha disminuido. La espiral va creciendo, a la par de la negligencia de la Fiscalía General del Estado.  

 

ESTAFA

La llamada “Estafa Maestra” fue del conocimiento del exmandatario federal, Enrique Peña, y de los integrantes de su gabinete. Desde mi perspectiva, apelaron a la demencia. Le estolidez aparente es una manera de zafarse de la reacción en cadena, que estaba planeada. Alguien tiene que estar en la cárcel. Le tocó a Rosario Robles.

 

ZALEMAS

            ¿Qué significan las lágrimas continuas, incesantes…? Son hojas secas que caen… El viento las conduce al polvo. Simbolizan la angustia que se expande en el alma, cuando ésta está acostumbrada a la insensibilidad del mundo y sus anatemas erosiones. En la Rima XXI, Gustavo Adolfo Bécquer dice:

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
RIMA XXIII
[A ella. No sé...]
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!

           

            No lo expone, pero ahí se vislumbra la agonía. El amor es una mentira, que se acrecienta a medida que se disemina. (Hasta el próximo jueves).