Repaso - Lo importante en el nudo legislativo local

Históricamente, el Poder Legislativo en Morelos ha estado sometido a la voluntad del gobernador en turno. Cuando las cosas se le ponen difíciles al titular del Poder Ejecutivo, entran en juego una serie de estrategias que tienen un elemento común: la compra de voluntades de algunos diputados de las fuerzas políticas de oposición, con lo cual, por lo general, el grupo parlamentario hegemónico logra las votaciones mayoritarias en asuntos fundamentales como la aprobación del presupuesto anual.

En ese marco general debe encuadrarse el actual nudo gordiano imperante en el congreso local, pues, como se sabe, están conformados dos bloques cuyos intereses parecen opuestos. Para no darle vueltas al tema, a un bloque podríamos denominarlo gobiernista y al otro no gobiernista.

Si en el primer trienio de la gestión de Cuauhtémoc Blanco Bravo, sus estrategas lograron inhibir toda expresión contraria a su gobierno en la pasada legislatura local a costa de prebendas y sepa dios cuántas artimañas más, parece que en los días que corren el panorama no se le aparece tan claro al ex futbolista y sus adláteres. En primera instancia, debe considerarse un fracaso de Blanco Bravo la no aprobación del presupuesto para este año, por lo cual, hasta donde estoy enterado, tendrá que ejercer o ya ejerce, el monto presupuestal del año anterior. Obvio, si los recursos no alcanzan, la culpa se la endilgará a sus rivales políticos. Así lo ha hecho desde que fue alcalde de Cuernavaca.

¿Por qué los bloques parlamentarios constituidos no pudieron concretar acuerdos? Observo que, por un lado, hay diputados convencidos de que el manejo de los recursos de la administración de Cuauhtémoc Blanco no se ha reflejado en el avance social y económico del estado, de ahí que hayan asumido, según lo dijeron, el compromiso con los ciudadanos de realizar ajustes fundamentales a ese presupuesto, que al final no salieron adelante, ante la oposición del otro bloque que simpatizaba o simpatiza con el gobierno actual.

Como los acuerdos no se han concretado, incluso en otros asuntos que implican, considero, el control de puestos y áreas estratégicas del congreso, se mantiene la situación de improductividad y de polarización entre los diputados.

¿Quiénes tienen la razón? Evidentemente la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo es un soberano fracaso, si nos atenemos, por ejemplo, al avance de la obra pública y a la certidumbre de una corrupción galopante en diversas parcelas institucionales. 

¿Habrá ciudadanos morelenses conscientes que a estás alturas aún crean que Blnco Bravo es confiable? No sé. Allá ellos. Lo que creo es que el mandatario actual lleva una gestión desastrosa. ¿Por qué dejarle las manos libres en el control presupuestal? 

Quizá los no gobiernistas tengan otros intereses. Para descalificarlos se filtran supuestos hechos ilegales en los que han participado, sobre todo en contra de aquellos que han sido presidentes municipales. El propio Cuauhtémoc, en un golpe mediático, acudió a las autoridades federales para querellarse legalmente con varios de ellos y acusarlos de vínculos con el hampa organizada, y para reiterar su cantaleta que no le tiene miedo a nada ni a nadie.

De todo este merequetengue, en el que busqué no referirme a colores partidistas, porque los bloques parlamentarios a los que me he referido están integrados por fuerzas o expresiones de distinta ideología, es posible que el resultado no le sea favorable a los gobiernistas. Estar del lado de un mal gobernante nunca deja nada bueno. Jugársela en el trienio de salida con un mediocre, puede representar una debacle en las aspiraciones de aquellos que esperan continuar con su carrera política, más allá de este aciago sexenio.

Desde luego, nada aún se puede afirmar categóricamente. Lo único que debe, por ahora, preocupar a los morelenses, es que el problema del poder legislativo puede devenir en crisis de atención a sus necesidades fundamentales.

E mail: profechon@hotmail.com