Serpientes y escaleras - El congreso que viene

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El congreso que viene

Los congresos no se ganan con votos, sino con acuerdos políticos.

 

El congreso que viene

La conformación del próximo congreso local es clave en el futuro del gobierno estatal y en general para todos los interesados en la política morelense. Las elecciones intermedias no son tan llamativas como las sexenales, generalmente registran una menor participación ciudadana, pero en términos de gobernabilidad son fundamentales para la segunda mitad del sexenio. La siguiente legislatura acompañará a Cuauhtémoc Blanco hasta el final de su mandato y dependiendo del trabajo político que se haga con ellos pueden ser aliados o enemigos. El gobernador debe poner mucha atención en el parlamento.

Históricamente los últimos gobernadores morelenses han sufrido descalabros políticos en los procesos electorales intermedios; en mayor o menor medida los partidos gobernantes pierden fuerza a medio camino, pero esa situación no ha sido determinante en todos los casos, porque cuando el escenario se ha complicado, refuerzan la operación parlamentaria hasta equilibrar las cosas.

A Jorge Carrillo Olea y a Sergio Estrada se les complicaron las cosas luego de la segunda mitad del sexenio, cuando perdieron el control de la cámara y no fueron capaces de llegar a acuerdos con sus diputados; en el caso de Marco Adame y Graco Ramírez la situación no fue así, porque aunque no ganaron las elecciones intermedias, rápidamente dialogaron (o compraron) a sus opositores, lo cual les concedió estabilidad.

El ejercicio de poder es mucho más complejo de lo que muchos creen y más pragmático de lo que la mayoría supone; perder el control parlamentario en las urnas sin duda es un golpe político para cualquier administración, pero es algo que puede ser reversible si el ejecutivo opera hasta alcanzar acuerdos. Las mayorías parlamentarias no se definen en función de ideales, se construyen en base a compromisos; lamentable, pero así son las cosas.

A unas semanas de que arranquen las campañas es fácil advertir que Morena y el gobierno estatal perderán el control de la cámara local de diputados; no hace falta ser experto en política, ni tampoco ser adivino para entender que después de las elecciones habrá nuevos equilibrios políticos y un cambio sustantivo en el rostro del parlamento.

Los militantes más optimistas de Morena calculan que su partido podría ganar hasta 7 diputaciones por la vía del voto directo, lo cual los dejaría fuera de la repartición de plurinominales; esos mismos afirman que Encuentro Social no tiene posibilidad de ganar ningún distrito, pero alcanzaría a meter un diputado. Otros morenistas más conservadores calculan que el Movimiento de Regeneración Nacional alcanzaría la victoria en 5 distritos, pero coinciden que el PES no ganaría nada.

Dando por buenos esos números (en ambos escenarios) la oposición sería mayoría, lo cual abriría la puerta a muchos escenarios adversos para el gobierno estatal. Recordemos que al inicio de la presente administración la cámara local de diputados contaba con una amplia mayoría de Morena y aliados; para decirlo de manera más simple: de veinte legisladores, solo dos (la esposa de Matías Nazario y la de Julio Yáñez) eran opositores a Cuauhtémoc Blanco.

El problema más grande que ha vivido la actual legislatura es la falta de acuerdos entre diputados; ahí comenzaron los problemas y de ahí deriva el hecho que a unos meses de que concluya su gestión la mala imagen y la percepción de que no han hecho nada sea lo que más destaque.

La estabilidad de un congreso no es un asunto sencillo, ni tampoco depende solo de los legisladores; aunque hablamos de un poder autónomo, en la realidad las cámaras son aliadas u opositoras al gobernador en turno; con Jorge Carrillo Olea y Sergio Estrada Cajigal los diputados se convirtieron en verdugos del jefe del ejecutivo, la única diferencia entre ambos fue que al panista lo protegió el presidente de México.

El gobernador Cuauhtémoc Blanco y sus aliados deben tener muy claro el escenario que se les puede presentar en la elección y necesitan actuar en consecuencia; a estas alturas es muy difícil revertir la situación y controlar la tendencia que parece ir tomando forma en todos los distritos, lo que si pueden hacer es anticiparse a los hechos y comenzar a dialogar con todos aquellos que podrían llegar a una curul.

Entendamos algo: la política en un sexenio es diferente al principio y al final, es decir, la manera como se mueven y reaccionan los actores de poder los primeros tres años es muy distinta a la que aparece después de la primera mitad del mandato. Al principio se tiene enfrente a un gobernante poderoso, sin desgaste, con respaldo social y seis años por delante; después de las elecciones intermedias la historia es diferente: hay deterioro, desapareció el bono electoral y surge en el escenario la sucesión.

La posibilidad de que Morena, el gobernador y el PES pierdan el control del congreso local en las elecciones del 06 de junio es alta; digámoslo de esta forma: no hay forma de que obtengan los triunfos del 2018, ni manera de que las cosas les resulten favorables. Aún así todo es posible si hacen política, si ajustan la estrategia y desde ahora comienzan a trabajar la próxima legislatura.

En política no hay nada escrito: la legislatura actual (se supone) es aliada del gobierno de Cuauhtémoc Blanco y a pesar de ello la relación ha sido sumamente complicada, los acuerdos no se concretan y las cosas no les salen. Esto tiene que ver con la mala operación del gabinete con los diputados, pero también cuenta (y cuenta mucho) el perfil de cada uno de los actuales representantes populares. Es imposible hacer política con quienes no saben de política.

La siguiente cámara de diputados será diametralmente opuesta a la actual no solo en su conformación partidista, sino en la capacidad de quienes ocupen una curul. Es muy probable que en un futuro cercano veamos en el congreso a figuras como Agustín Alonso, Javier Bolaños y Alberto Sánchez; al recinto legislativo llegarán exalcaldes, dirigentes de partido y políticos con mucha más experiencia y formación que cualquiera de los diputados actuales.

Ese elemento debe ser tomado en cuenta desde ahora por el gobierno estatal: enfrente no solo tendrán políticos de oposición, habrá personajes con más capacidad, fuerza, recursos, liderazgo y sobre todo con sus aspiraciones en el 2024. Por eso es indispensable que el ejecutivo trace una estrategia distinta a lo electoral, que atienda los escenarios posibles y apueste por la gobernabilidad, independientemente de quienes ganen las elecciones.

Descuidar la política suele ser muy costoso para los gobiernos, pero hacerlo después de la segunda mitad del sexenio es suicida. Dialogar, acordar y mantener siempre abiertos los canales de comunicación es una obligación de la oficina política de cualquier gobierno, corresponde a su titular (no al gobernador) trabajar esos temas y abonar al entendimiento para que el jefe del ejecutivo atienda los demás aspectos del estado.

Perder el control del congreso no es un tema menor, pero tampoco es el fin del mundo. En algunos casos, como el que vemos actualmente, controlar la cámara no sirve de nada si no hay una agenda de estado y un trabajo permanente entre poderes para sacar adelante los asuntos. Un aliado que no da resultados no sirve de nada. Tampoco un operador político que no hace política.

El objetivo del gobernador no debe ser controlar la cámara de diputados con militantes de su partido, sino establecer una relación sana, cordial y constructiva con todos, independientemente del partido que representen.

Cuauhtémoc Blanco no tiene motivos ni necesidad de pelearse con los diputados. Ni en lo político ni en lo personal. A nadie le conviene eso suceda, empezando por el estado y sus habitantes.

  • posdata

Maricela Sánchez Cortés es una política militante del Partido Revolucionario Institucional; bajo sus siglas ha sido diputada local y federal, presidió a ese partido en Morelos y ha fungido como delegada en varios estados.

Su crecimiento político vino durante el sexenio del general Jorge Carrillo Olea; fue su amiga y gracias a la simpatía que le tuvo el militar se le abrieron muchas oportunidades políticas dentro del tricolor. Tras la derrota electoral del Revolucionario Institucional en el año dos mil tomó las riendas del partido y ahí comenzó el declive institucional del PRI; bajo su mando (y luego de Guillermo del Valle) hubo acusaciones de venta de candidaturas y acuerdos en lo oscurito con los gobernadores del PAN y PRD.

La familia Sánchez-Del Valle siempre ha estado en el ojo del huracán, cotidianamente les achacan actos de corrupción y de traición; también los han señalado por aprovechar al partido para obtener canonjías económicas a través de las fundaciones que manejan y en el caso del ahora candidato del PRI en Cuautla, no se pueden olvidar los señalamientos por acoso sexual cuando fue delegado del ISSSTE.

Los negocios de esa familia, dicen, tienen que ver con recursos públicos, obra gubernamental y dinero del erario; también los han relacionado con casas de empeño y préstamo con altas tasas de interés. En la elección del 2015 Maricela Velázquez (Mari chica) denunció el robo de varios kilos de oro y millones de pesos en efectivo que guardaba en su casa. ¿Por qué tenía tanto dinero y oro en su casa? Nunca lo dijo.

En este proceso electoral las maricelas vuelven a llamar la atención: Maricela Velázquez competirá por el segundo distrito local de Cuernavaca y al parecer su madre Maricela Sánchez lo hará también en ese distrito, pero por otro partido, es decir: la mamá se enfrentará a la hija en las urnas.

Algunos refieren que se trata de una estrategia dialogada entre ambas, que es una especie de pacto secreto para trabajar juntas por la misma posición desde dos lugares distintos, mientras que otros consideran que se trata de una locura, un acto de voracidad y protagonismo más de Mari grande. Cualquiera que sea el motivo se ve mal.

La del 2021 será sin duda una elección distinta, extraña, competida y con muchos ingredientes que la hacen peculiar. En la carrera por la capital veremos a dos exalcaldes de Cuernavaca en una contienda que parece más una pelea de machos que una lucha política; ahora aparece en un distrito el duelo entre madre e hija por la misma diputación.

Cuando creíamos que habíamos visto todo en este proceso aparecieron las maricelas.

… ¡Y todavía no empieza el registro de candidatos!

  • nota

Cuando parecía que no habría ningún valiente dispuesto a ser el candidato del PRD en Cuernavaca apareció Jorge Arizmendi. El doctor era una de las propuestas del Revolucionario Institucional hasta que apareció el abogado Cipriano Sotelo; ¿Por qué no fraguó su candidatura o se postuló por otro cargo en el PRI? No lo se.

Cargar con la imagen del PRD es casi tan malo como llevar al PRI a cuestas, porque a pesar del desastroso gobierno de Graco Ramírez el voto en contra del tricolor es más alto que el del Sol Azteca.

El reto de Arizmendi es enorme, necesita hacer un esfuerzo extraordinario para darse a conocer, para colocar su imagen por encima del partido y vender la idea de que en verdad es un ciudadano preocupado por la ciudad. Yo que él no hablaría de su paso por el congreso, porque aunque su legislatura no fue tan mala como la 53, dista mucho de haber sido buena, eficiente u honesta.

En los próximos días veremos si a participación del dueño de la Univac es solo testimonial, de relleno, para cumplir un capricho personal. Ganar la elección de Cuernavaca bajo las siglas del PRD luce poco menos que imposible, pero en un contexto como el actual, con personajes tan peculiares en contienda, nada es inverosímil.

  • post it

Dice el presidente municipal de Cuernavaca Antonio Villalobos que siempre sí buscará la reelección, pero sin renunciar; acepta que se inscribió por un cargo “en ciertas instituciones”, pero no aclara cuál ni por qué partido. Hablando de si mismo en tercera persona (¿?) el edil expone que no descarta estar en el proceso electoral de junio, pero insiste en que no dejará su puesto en la comuna.

La única manera de que Antonio Villalobos compita por la reelección sin tener que abandonar el cargo es si lo postula Morena, y eso no es factible porque en el acuerdo de coalición la candidatura de la capital la determinará el PES.

¿Fintando al enemigo?

  • redes sociales

Estas campañas serán en redes sociales, dicen varios actores políticos.

Lo afirman con seguridad, aunque no tiene idea de cómo hacerlo.

Por eso son políticos.

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