EL TERCER OJO - Crónica de Medellín, Colombia I.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

EL TERCER OJO - Crónica de Medellín, Colombia I.

A: Juan Carlos Restrepo Botero, Juan Carlos Arango-Lasprilla,

Sociedad Colombiana de Neuropsicología

 

22 de octubre del 2022

 

J. Enrique Alvarez Alcántara

 

Amables lectores que siguen esta columna semanal en El Regional del Sur; hoy me propongo compartir con ustedes una vivencia que tuve recién en la Ciudad de Medellín en Colombia.

 

Asistí a la realización del III Congreso de la Sociedad Colombiana de Neuropsicología y, además de participar como escucha de conferencias sobre esta temática, me correspondió exponer el asunto de La sexualidad humana, la discapacidad y la neuropsicología.

 

Una mañana antes de iniciar el congreso hice, con la compañía de dos colegas, un brevísimo paseo por la ciudad, primero visitando la Comuna Sector 13 de Medellín, luego el Pueblito Paisa y, finalmente, el recorrido del hotel a la sede del congreso y viceversa.

 

Ya dedicaré una serie de colaboraciones centradas en la cuestión de la Comuna Sector 13, relacionada con el drama del conflicto armado, en sus diferentes niveles de expresión y, con base en esta trama, presentaré mi reflexión sobre la violencia estructural en nuestras naciones, porque, como gustan citar los amantes de los aforismos, George Santayana dio pie a la siguiente sentencia: "Aquél que no recuerda la historia está condenado a repetirla"; cabe destacar que este aforismo aparece inscrito en una placa negra, en lengua polaca, en el Campo de Auschwitz.

 

Lo que por otro lado me sorprendió de la "vida cotidiana" fue la cantidad impresionante de motocicletas y motociclistas que circulan por la ciudad; en su extensa mayoría conducidas por jóvenes que con temeridad y descuido se desplazaban por ambos lados de los automóviles de un lugar a otro.

 

Es destacable el hecho de que el uso de las motocicletas como medio de transporte no únicamente se relaciona con la actividad de repartición de bienes de consumo inmediato, sino que también ha sido herramienta de movilidad para el sicariato o delincuencia común y, dadas las circunstancias económicas por las cuales atraviesan nuestras naciones, las dificultades para atender con calidad y eficacia las necesidades de transporte público, y la ausencia de vías de comunicación urbana flexibles y dinámicas, el uso y adquisición de motocicletas es una alternativa económicamente más al alcance de amplios sectores de la población.

 

Cuando escribo la palabra sorprendente no exagero, en cada esquina con semáforo pueden verse, por docenas y por todos lados, motocicletas serpenteando y evadiendo los cuellos de botella, "taco berraco", que forman parte de la normalidad y cotidianidad.

 

La pregunta que hice al taxista no fue ni impertinente ni intrascendente; ¿Cuantos accidentes en motocicleta habrá diariamente?

 

– Diariamente por docenas, respondió.

 

Fracturas de fémur, traumas de cráneo, lesiones importantes de columna y médula espinal y, consecuentemente, secuelas neuropsicológicas diversas que impactan desfavorablemente a quienes sufren los accidentes y sobreviven con diversas secuelas forman parte de esta normalidad. No sólo son los jóvenes que sobreviven los afectados, sus familias enfrentan, junto a ellos –o ellas– las barreras que imponen secuelas discapacitantes como futuro inmediato, con sus impactos de carácter psicológico, económico y sociocultural.

 

Es importante destacar el hecho de que la neuropsicología –como una rama del conocimiento psicológico– y la práctica clínica neuropsicológica en Colombia, con el incremento significativo del interés por estudiar y practicar la neuropsicología en Colombia, es una fehaciente "evidencia" de que tanto la violencia y la guerra, como la existencia de estas condiciones sociopolíticas y, en general, sociales, son el "caldo de cultivo" que ha propiciado las condiciones favorables para el "desarrollo" de una disciplina y práctica del conocimiento científico y clínico que debiera alimentarse, según considero de otros eventos tales como el incremento de las esperanzas de vida y las enfermedades neurodegenerativas o los eventos vasculocerebrales que, sin duda, también son parte de este crecimiento en perceptible.

 

Otra idea que inevitablemente debemos considerar es que las estrategias preventivas deben ser el objetivo primario para evitar, hasta donde ello sea posible, la presencia del trauma de cráneo por los motivos descritos y, desde luego, la prevención de las enfermedades crónico-degenerativas asociadas a los daños encefálicos.