Serpientes y escaleras - ¿A dónde vamos?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿A dónde vamos?

Al gobierno estatal le hacen falta muchas cosas, empezando por orden.

 

¿A dónde vamos?

Las cosas no han sido, ni serán fáciles para Cuauhtémoc Blanco como gobernador de Morelos; los conflictos se multiplican con rapidez y su equipo no alcanza a responder a las incesantes demandas ciudadanas. Al jefe del ejecutivo le urge hacer un alto en el camino y replantear su proyecto de gobierno, necesita fijar un rumbo, establecer objetivos, supervisar el desempeño de sus colaboradores y dejar de pelearse. En una palabra: el gobierno de Morelos necesita orden.

En dos meses el ex seleccionado nacional cumplirá un año al frente del poder ejecutivo morelense y deberá realizar una evaluación formal de lo que han sido los primeros 365 días de su administración. Desde ahora los integrantes de su gabinete deberían estar trabajando en ello, para mostrar a la opinión pública los resultados de su labor.

No se si al cumplirse el primer año de gobierno de Cuauhtémoc Blanco habrá un informe oficial de labores, es decir, si el ejecutivo presentará a la opinión pública un corte de caja de lo que han hecho a lo largo de doce meses. No lo se porque aunque eso debería ser natural y hasta obligado, bajo las reglas de la 4T y el estilo de CB10 todo puede cambiar.

Recordemos que los momentos cívicos que históricamente se celebraban en Morelos con todo el protocolo, empezando por las otrora importantísimas fechas zapatistas, se han convertido hoy en eventos menores que en muchos casos no han ameritado ni siquiera la presencia del gobernador. Lo que antes era motivo de respeto y de conmemoración nacional hoy pasa desapercibido o es atendido por un funcionario que ni siquiera nació en nuestro país.

Por eso puede ser que al llegar al primer año ninguna autoridad haga referencia a la fecha y evite informar lo que se ha hecho. Es más: lo más probable es que así sea, porque al pasar por alto este momento se prescinde de la molesta e incómoda tarea de decirle al pueblo lo que se ha hecho.

Pero el punto a reflexionar no es una fecha o un informe de labores, sino la falta de rumbo de un gobierno que no sabe para donde va y que durante diez meses se ha dedicado a atender problemas; las múltiples crisis que enfrenta el estado están directamente relacionadas con conflictos añejos, muchos de ellos heredados por otras administraciones, pero se han agudizado por la falta de interés, capacidad y conocimiento de quienes hoy están al frente de las dependencias.

Cuauhtémoc Blanco vive un momento muy complicado como gobernador, aunque no se ha dado cuenta; sus problemas comienzan por la fractura de su gabinete, por las luchas internas y el duelo de poder que ha impedido que su gobierno actúe de manera uniforme y trabaje en un mismo sentido. Las pugnas internas son inocultables y eso se ha convertido en un aliciente para quienes están en contra del futbolista y apuestan por el fracaso del régimen.

Hoy el gobierno estatal marcha a la deriva porque no hay piloto a cargo, porque dentro del gabinete prevalece la lucha de poder y muchos secretarios evitan entrar al conflicto tratando de pasar desapercibidos. Más claro: en lugar de que sea un gobierno coordinado, articulado y propositivo, hay un gabinete reprimido con secretarios más preocupados en no caer de la gracia del jefe que en trabajar y proponer acciones en sus respectivas dependencias.

El jefe del ejecutivo debe reflexionar eso: su gobierno tiene que pasar del miedo a la acción, de la pasividad a la productividad y del discurso a los hechos; él mismo tiene que replantear su forma de actuar, debe comprender en su justa dimensión la responsabilidad que tiene y entender que en el ejercicio público muchos de los errores y las omisiones de sus subalternos pueden generarle una responsabilidad personal.

El gobierno estatal necesita orden en todos los aspectos, tiene que reiniciarse, requiere fijar un rumbo y debe trabajar por objetivos; la administración morelense necesita estar bajo un solo mando y este debe ser el gobernador, porque de seguir como hasta ahora las cosas se van a seguir complicando en perjuicio de los ciudadanos.

Hay voces que ya hablan del fracaso del gobierno porque no ha podido avanzar en ningún aspecto: no ha hecho justicia ni podido llevar ante la ley a los grandes saqueadores del estado, tampoco ha podido controlar el problema de inseguridad ni detener la ola delictiva, ni ha sido capaz de reactivar la economía. Algunas voces críticas surgen de la sociedad civil que ya perdió la paciencia y otras son emitidas desde espacios políticos, por figuras relacionadas con el gobierno, ansiosas de que Cuauhtémoc fracase para poder regresar al poder.

Es en este punto donde el gobernador debe analizar bien la situación que tiene enfrente: hacia el interior es necesario que ponga orden, que termine de una vez por todas con los enfrentamientos y haga sentir (decirlo no es suficiente) que él es el gobernador y es también el único que conduce al estado. Al exterior necesita dar resultados y eso implica que su gabinete funcione, que los secretarios trabajen por objetivos y dejen a un lado la simulación.

Lo aquí planteado y lo que muchos morelenses dicen puede resultar incómodo para la clase gobernante, se puede interpretar como un ataque o el deseo perverso patrocinado por las fuerzas oscuras que atacan al gobierno (ese es el discurso de siempre); pero quizá en un momento de lucidez entiendan que en realidad de lo que queremos es que Cuauhtémoc Blanco entienda la gravedad de la situación que enfrenta, escuche voces distintas a las que siempre le hablan y conciba la necesidad de corregir el rumbo para que las cosas sean mejores para todos, empezando para él.

La carrera deportiva del hoy gobernador de Morelos no fue sencilla, siempre tuvo que luchar contra la adversidad y permanentemente enfrentó retos que muchas veces parecían imposibles de superar. Fue su constancia y carácter lo que le hicieron salir adelante, lo que le permitió sobresalir en un ambiente sumamente complejo y convertirse en una leyenda del futbol.

Esas cualidades se necesitan hoy en Cuauhtémoc Blanco como gobernador, es necesario que el mandatario retome los elementos que le hicieron destacar como deportista para sortear las tempestades políticas que lo agobian. El futbolista tiene que observar con serenidad la situación para comprender la gravedad de los problemas y para identificar los caminos para solucionarla.

Aún no es tarde para que las cosas se compongan en el gobierno estatal; estamos a tiempo de que el jefe del ejecutivo reaccione y replantee la marcha de su gobierno, para que las cosas sean mejor para todos.

  • posdata

Con casi mil ejecutados en ocho meses, tenemos que reconocer que existe una crisis de seguridad en Morelos; no hay forma de no hacerlo.

Con una delincuencia que opera con absoluta comodidad, que ejecuta, secuestra y extorsiona a plena luz del día y que coloca mantas por doquier con cuerpos sin vida sin importarles las cámara de seguridad, no se puede hablar de que las cosas están bien.

Cuando sabemos que la mayoría de los alcaldes del estado son extorsionados, que disparan en contra de diputados, que asesinan políticos y matan en restaurantes y rafaguean los lugares en donde se reúnen los jóvenes a divertirse, tenemos que decir que las cosas están mal.

Cada cuerpo tirado, con huellas de tortura, mutilado, calcinado o con el tiro de gracia, nos recuerda que las cosas no están bien y se están poniendo peor.

Cuando escuchamos al patético delegado federal Hugo Erick Flores emulando a Cantinflas, diciendo que en Morelos no hay crisis de violencia ni de inseguridad, que en este régimen no se maquillan las cifras y que “no estamos mejor pero tampoco estamos peor”, sabemos que no estamos en buenas manos.

La inseguridad ha acabado con los últimos cuatro gobernadores y puede ser el motivo de naufragio del régimen actual; el combate a la delincuencia no es un asunto sencillo, ni tampoco una pelea que se pueda dar de forma individual, sobre todo en un estado donde la impunidad ha prevalecido durante las últimas dos décadas y los gobiernos pasados se coludieron con en la delincuencia organizada desde el más alto nivel.

Agreguemos que, además, existen factores de fondo que agudizan el problema, como la pobreza, la crisis económica, el desempleo y la falta de oportunidades. A todo ello se añade una narcocultura que se promueve desde hace años en las redes sociales, que multiplican con sus canciones algunos grupos musicales y que se enaltece en las narcoseries.

Precisamente porque son muchos factores los que intervienen en el problema es necesario que la lucha por la paz se de desde diferentes frentes, con programas que atiendan el origen del problema (la pobreza y desigualdad) y estrategias que inhiban el delito y combatan la violencia.

Ambos caminos pasan por la sociedad y requieren del aval y de la participación ciudadana; pero para que la gente se involucre y participe primero debe tener confianza en sus autoridades. Es ahí donde todo se complica.

¿En el gobierno estatal están conscientes del tamaño del problema y de los caminos para solucionario o quieren acabar con la inseguridad a punta de balazos?

  • nota

Como ave de mal agüero o agorero del desastre, el diputado Marcos Zapotitla dice que en su grupo parlamentario no tienen capacidad para ponerse de acuerdo, que prevalecen las envidias y las ambiciones y por ello los órganos de control del Congreso quedarán nuevamente en manos del PES y el PT, con quienes hoy las presiden.

Las expresiones del legislador de Morena no son casuales, él mismo ha sido incapaz de abonar a la construcción de acuerdos y se siente extraño en su partido, por eso siempre ha apostado por el PT.

Las legisladoras de Morena y los líderes de ese partido tendrían que observar con cuidado lo que sucede en el grupo parlamentario para darse cuenta de lo dice el Sapo-Titla: van a perder.

Por salud del congreso, por bien del estado, por justicia para un partido que ganó las pasadas elecciones y respeto a una sociedad que les brindó su confianza a través del voto, una mujer de Morena debe estar al frente de la Mesa Directiva.

Lo hecho por Alfonso Sotelo y Tania Valentina en el primer año de gestión parlamentaria ha sido desastroso, en unos meses dilapidaron la credibilidad parlamentaria y sumieron a la legislatura en una severa crisis de imagen y confianza que les va a costar mucho en las próximas elecciones.

Si los actuales diputados de todas las fracciones quieren reelegirse o pretenden continuar con su carrera en la política, es fundamental que revisen la forma como se percibe el Congreso. Si no lo hacen les va a pasar lo mismo que a sus antecesores: nadie votará por ellos.

Es más: con el ritmo de desgaste que llevan, ni sus partidos se atreverán a postularlos de nuevo.

  • post it

Quedaron libres los acusados de haber robado los recursos del programa federal 60 y más. El gobierno dice que analizará la resolución del juez y la presidenta del poder judicial afirma que fue una decisión legal.

Lo que se escucha en los pasillos de poder es que los detenidos fueron chivos expiatorios y que a pesar de la madriza que les pusieron, no les pudieron sacar ninguna información porque no son quienes se llevaron el dinero.

¿Se imaginan que en algún momento se comprobara que el gobierno tortura?

¿Cómo reaccionaría ante ello el gobierno de AMLO?

  • redes sociales

Violento, inseguro, corrupto, lleno de impunidad y de promesas incumplidas.

Pobre Jiutepec.

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