El Tercer Ojo - Quien ama, sufre, piensa o decide no es el cerebro, ni el inconsciente, ni la inteligencia… Quien ama, sufre, piensa o decide es el ser humano.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Quien ama, sufre, piensa o decide no es el cerebro, ni el inconsciente, ni la inteligencia… Quien ama, sufre, piensa o decide es el ser humano.

 

Apreciados lectores de esta colaboración semanal en el diario El Regional del Sur; esta ocasión quiero atraer su atención sobre el asunto que enseguida les comentaré. Muy recientemente adquirí un libro cuyo título es: La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco), de los autores Miguel Benasayag y Ariel Penisi, Editorial Prometeo, Buenos Aires, 2024. Por tal motivo publique en mi página de Facebook el siguiente post: “El título de este libro parece prometedor en su análisis. Ya veremos una vez que lo lea y les comparta mis reflexiones, aunque adelanto que El tercer ojo de mañana sábado presentaré algunas ideas al respecto”.

 

Debo agregar que, Otsen Che, colocó un comentario que expresa claramente que: “La IA ha demostrado procesar información que la inteligencia humana, por sus prejuicios y sesgos prefiere ahorrarse. (Luego recomienda el siguiente link htpps://g.co/gemini/share/532e1b4f65de) para finalmente escribir: Digamos que la Inteligencia Artificial está sirviendo para advertir la disposición que tiene la inteligencia humana, la cual no se destaca en la reflexión de ciertos temas”.

 

Para terminar estos párrafos introductorios deseo anunciar que el miércoles próximo (21 de agosto) a las 12:00 (Mx), 19:00 (Es), mediante nuestro canal de YouTube La Comuna de la Palabra, tendremos el conversatorio: “Afrontando los grandes dilemas de la Neuropsicología: La Falacia Mereológica, los reduccionismos y el Eclecticismo”, con la participación del Dr. Jordi Peña Casanova.

 

Ahora bien, podrán preguntarse: ¿A qué vienen estos comentarios y el anuncio?

 

Aunque parezca inconexo el tercer párrafo de los dos precedentes, ello no es así, veamos por qué.

 

Como puede apreciarse en el texto de los comentarios de Otsen Che utiliza los términos Inteligencia Artificial (IA), Inteligencia Humana (IH) y Procesamiento de la Información (PI); empero, aún más, sostiene que “…La inteligencia humana, por sus prejuicios y sesgos prefiere ahorrarse…” para finamente rematar: “…la inteligencia humana, la cual no se destaca en la reflexión de ciertos temas”.

 

Si analizamos el titulo de esta colaboración, el título del libro en comento y los términos que utiliza Otsen Che, no nos sería difícil reconocer que pudiera pensarse que la inteligencia, el procesamiento de la información y el pensamiento son tres conceptos que refiere uno y un único proceso psicológico y, naturalmente ello no es así. Enseguida, también parece obvio que en su comentario reduce la actividad psicológica de pensar a uno de sus elementos constitutivos, trátese del procesamiento de la información o de la inteligencia humana, quien procesa la información es la inteligencia, quien piensa es la inteligencia y quien tiene los sesgos y prejuicios es la inteligencia humana. O existe el ser humano o, en el mejor de los casos éste es reducido y subsumido dentro de uno de sus procesos o componentes; sea el cerebro o la inteligencia.

 

Pues bien, la Falacia Mereológica consiste precisamente en la reducción o subsunción de las propiedades de un todo sistémico y complejo, como lo es el ser humano, a uno de sus subsistemas, actividades psicológicas u órganos que no le pertenecen y únicamente posee la persona el ser humano como un todo.

 

Los ejemplos mas claros y recurrentemente propalados serían: “El cerebro piensa, decide, percibe y organiza el mundo”, “La inteligencia procesa información”, “Somos lo que es nuestra memoria”, etcétera.

 

Ahora bien, la Falacia Mereológica y los reduccionismos suelen imponernos una eliminación —deliberada y consciente o no— del Sujeto de la Actividad Psicológica para anteponer a éste su Actividad Psíquica; de esta manera, la reducción y subsunción del todo a una de sus partes, conduce inequívocamente a un proceso claro de eliminación del propio ser humano.

 

Si podemos comprender y explicar lo real, en sentido psicológico, mediante procedimientos de reducción y eliminación ¿Para qué necesitamos al sujeto de la actividad psicológica o al ser humano?

 

Trátese de la inteligencia, el pensamiento, el procesamiento de la información, la memoria o lo que fuese, estos procesos pueden ser explicados y comprendidos insularmente, atómicamente, sin la necesidad de ser considerados como partes integrantes de una totalidad concreta, dinámica y compleja.

 

Ciertamente ello se asemeja bastante al conjunto de mensajes fetichistas que también han reducido al ser humano a una de sus actividades sociales o económicas, por ejemplo: “Su capital trabaja, mientras usted descansa”, “Su dinero produce, póngalo a trabajar” o “Es sumamente importante organizar su capital humano”.

 

Hasta la próxima.