Retornar a la escuela: retos de la educación inclusiva

En opinión de Alfonso Fermín García Millán

Retornar a la escuela: retos de la educación inclusiva

Sin duda en estas sesiones de antesala al retorno a la presencialidad en las aulas, las y los docentes hemos reflexionado sobre la crisis que vive la escuela ante la llegada de la pandemia y que en algunos casos puede perder el norte sino logra adaptarse al nuevo entorno.

 

Hacer realidad los derechos de las personas bajo las condiciones del contexto vivido representa un reto mayor para las personas en situación de vulnerabilidad, de acuerdo al punto 23 de la agenda 2030 que hace referencia a su empoderamiento…¿Y cómo le hacemos cuando los indicadores nacionales de la mejora continua 2020 reflejan que los indígenas, los migrantes y principalmente las personas con discapacidad son los grupos que enfrentan menores posibilidades de garantizar su derecho a la educación?, ¿cómo empoderar a las personas en situación de vulnerabilidad cuando los factores que obstaculizan el acceso a la educación siguen siendo la marginación, el bajo ingreso y la pobreza?

 

Es notable que durante este contexto pandémico el énfasis en estos tres elementos se dio por diversas causas como decesos de familiares (madres, padres o cuidadores), diminución de salarios o en otros casos la pérdida del empleo de una o más personas que aportaban a la casa, lo que también contribuyó a una nueva forma de exclusión por la falta de conectividad o el acceso a las herramientas para el trabajo a distancia al cierre de las escuelas.

 

La deserción invisible o aquella que no estuvo presente de manera intermitente o inexistente para el inicio del ciclo escolar 2020 – 2021 de acuerdo al comunicado de prensa 185/21 del INEGI hace ver que un promedio de 2.3 millones de personas entre los 3 y 29 años no continuaron en las escuelas del sistema educativo, lo que denota sin lugar a duda un rezago en relación al deber instituido del logro de los programas de estudio, sin embargo se lograran aprendizajes para la vida que el curriculum no contempla.

 

Hoy más que nunca se hace necesaria la evolución educativa plasmada en la Convención de las Naciones Unidas sobre las personas con discapacidad en 2008 quien considera que la escuela propicie una nueva forma de pensar, donde se tomen en cuenta los obstáculos que provocan marginación como resultado de factores contextuales, por lo que la escuela si realmente es inclusiva tendrá que implementar acciones orientadas a identificar, prevenir y reducir las barreras que limitan el acceso, permanencia, participación y aprendizaje; una escuela consciente que elimine prácticas de discriminación, exclusión y segregación.

 

Esperemos que el ciclo escolar 2021 - 2022 logre dar respuesta a la población en situación de vulnerabilidad y/o discapacidad, respondiendo con equidad a sus características, necesidades, intereses, capacidades, habilidades y estilos de aprendizajes ya que de no hacerlo seguirá prevaleciendo una sociedad injusta que no valora la diversidad.