Repaso - La democracia sindical entre maestros

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - La democracia sindical entre maestros

Con el sólo hecho de garantizar el voto en las urnas por parte de todos los trabajadores de la educación sindicalizados, ¿se podría afirmar que una jornada electoral para designar a sus nuevos dirigentes cumple ampliamente con los afanes democráticos pregonados? Desde luego que no, si bien debe reconocerse que el sufragio individual, directo y secreto constituye un factor sustantivo.

 

Sin embargo, como se determina en el Tercero Constitucional refiriéndose a los criterios básicos que sustentan el proceso educativo en México, la democracia debe concebirse “como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.

 

En el plano sindical ello implicaría, en primera instancia, una plataforma de acción y participación exenta de arrebatos manipuladores por parte de grupos y personajes presuntamente influyentes; en segundo término y como consecuencia de la elección de dirigentes, el compromiso de éstos será ajustarse a las demandas colectivas con probidad y rectitud. En otras palabras, el poder gremial para servir a los demás y no para servirse de él.

 

Pues bien, en vísperas de la muy esperada renovación en la Sección 19 del SNTE, será indispensable jugar limpio, participar con altura de miras, demostrar capacidad para los acuerdos que hagan prevalecer la tolerancia y el respeto hacia los rivales en la contienda, que no enemigos. Ya están derrotados aquellos que desde un principio derramen sólo odios y rencores. Mesura y civilidad son los ingredientes sustanciales.

 

De lo segundo, algo ya intentaron algunos aspirantes a la secretaría general. A principios de enero del año que transcurre, en rueda de prensa se comprometieron a participar en un proceso electoral libre, civilizado y fuera de la guerra sucia que ya asomaba por allí. Hicieron acto de presencia personajes como Felipe Domínguez, Joel Espinosa, Fernando Salgado, Marco Aurelio Mares y Alejandro Trujillo, entre otros. 

 

No todos los que habían mencionado sus pretensiones acudieron a firmar ese compromiso, lo cual se prestó a diversas interpretaciones. La desconfianza fue el factor que seguramente imperó para que el llamado fuese unánime. 

 

Pasados ya casi siete meses de ese acto, los maestros parecen entender que el proceso no tendrá el sustento democrático, el clima de tolerancia y cordura que, en efecto, garantizase un proceso democrático desde su inicio hasta su final. Por lo contrario, la pugna soterrada, turbia, con golpes bajos, está caracterizando a algunos belicosos, quienes parecen no tener otros argumentos para ganarse las simpatías de los presuntos miles de votantes. Más bien, optan por la descalificación alevosa, incluso difamatoria, con la que matizan las reuniones con sus allegados o posibles simpatizantes.

 

Desde luego que se sabe quiénes ya empeñan todo su encono para pretender restarle méritos a los otros. Será el magisterio el que decida si opta por aquel o aquellos bravucones y demagogos o si estará atento a las propuestas que mantengan la cohesión sindical y, sobre todo, la capacidad argumentativa para emprender, con firmeza y convicción, un proyecto sólido que privilegie la defensa de los derechos laborales y prestacionales de los agremiados.

 

Pese a esa cultura del agandalle a la que me he referido, que se niega a desaparecer, son indispensables, cuando menos, algunas condiciones que deben garantizar los responsables de convocar y organizar el proceso de renovación. Una de ellas fundamental: piso parejo, nada de mano negra, ni de tufo impositivo. Equidad, sobre todo equidad. Y que sea la base la que decida su propio destino.

 

En todo lo anterior, lo he comentado varias veces, juega un papel vital el Comité Ejecutivo Nacional para que, a través del órgano electoral que se constituya, funja, con ética y rectitud, como árbitro justo e imparcial. ¿Estaré soñando?

 

De refilón

 

Para bien de ese proceso democrático al que todos aluden, sería conveniente que no se registraran varias planillas. Todas las que se registran, sus integrantes tendrán el derecho de hacerlo, pero sólo algunas estarán en posibilidades de triunfar. Ya se verá.

 

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