Punto Kairo - El hombre libre

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - El hombre libre

Siglo XVIII: Juan Jacobo Rousseau. Comenio estaba en el Norte de
Europa y muy lejos para aquella época, casi un siglo de distancia.
Precisamente Rousseau vivió en ese siglo XVIII donde el humanismo ya
está reinando en las artes, en la literatura, la fundación de la
ciencia política por Maquiavelo. Todo eso y más, ya es parte de la
vida cotidiana de las elites, principalmente Europeas.

Rousseau (Ginebra, 28 de junio de 1712-Ermenonville, 2 de julio de
1778) vive en tiempos en los que los hombres se visten de sedas, de
encajes, usan pelucas de caireles, tienen zapatos de tacón alto (las
mujeres no los podían usar) con hebillas de oro, con holanes en las
manos que son excelentes para manejar la espada, se educan como
caballeros, claro la nobleza, los roles hombre-mujer no eran como nos
vemos hoy.

Los hombres se coloreaban, se ponían rímel en las pestañas y habían
heredados los zapatos de tacón alto de los turcos, que precisamente
los usaban como una manera de espolonear sus caballos, eran buenísimos
jinetes, pero no los nobles europeos. Entonces, Rousseau propone una
paradoja que es a la vez una provocación: la educación negativa: dejar
que el niño se desarrolle no educándolo, sino que crezca por sí mismo,
sin inculcarle valores y virtudes, solamente impidiendo que crezca en
él el vicio, y entonces poco a poco descubriría la felicidad, la
alegría de vivir: que sea feliz en la tierra, que viva su infancia.
Por primera vez vemos que la educación se centra en el desarrollo del
niño.

¿Qué vemos aquí? La ruptura de la idea del pecado original ¿Cómo? ¿No
que nacimos con un pecado original que debemos lavar? ¿No que venimos
a sufrir a este mundo y no en el otro? No, los humanistas como
Rousseau, que no es el único, dice: no, nacimos para ser felices en
este mundo y el niño tiene que ser feliz y vivir libre para
desarrollar sus capacidades humanas. Cuando tú le comienzas a enseñar
a un joven, alrededor de los 12 años de edad, se va a abrir al
aprendizaje, va a preguntar, va a querer aprender cómo es el mundo y
la vida y entonces estará listo para usar todas sus enseñanzas y será
un prodigio de la educación.

Lo más importante que Rousseau deseaba con la educación era crear
hombres libres, Comenio quería hombres integrales, Rousseau recoge
esto, pero además quiere hombres libres (caso contrario a su Eloísa
quien deberá ser educada para servir a su hombre). Emilio (del libro
de Rousseau Emilio y la educación) es educado para ser libre y
autónomo y entonces para ser libre y autónomo hay que dejarlo desde
niño que genere el aprendizaje por sí mismo pero guiado por el
profesor.

Que Emilio no dependa del profesor, que encuentre esa autonomía desde
el momento de su formación, que no se le eduque con palabras sino a
través de las cosas, las lecciones de cosas que fueron muy importantes
en el siglo XIX mexicano vienen desde Rousseau. Hay que provocar
situaciones problema en el niño que tenga que resolver aprendiendo
algo nuevo, creando algo nuevo, pero ante todo tiene que ser un hombre
en sí mismo. Por supuesto, Rousseau habla de algunos hombres, esos que
vivían en los castillos donde él vive también, esos que viven entre
los mecenas que le dan acogida a los intelectuales como él, no está
hablando de todos los hombres, la gran mayoría, están allá en el
campo, pero no sólo en el campo para entonces ya estamos en la época
de la revolución industrial: también están en las fábricas y ya Carlos
Marx ha retratado cómo era la vida en las fábricas y en todo el siglo
XIX el hombre trabaja en las fábricas.

Allá estaban Rousseau o Locke en Inglaterra predicando el humanismo,
allá estaban los sacerdotes retomando el humanismo, pero los niños
comunes estaban en las fábricas con jornadas de más de 14 horas y los
hombres comunes sufriendo el tráfico de esclavos. En 1992 en Senegal
se prohíbe la esclavitud, fue el último país donde formalmente se
acaba con la esclavitud, pero todos los días aparecen en la televisión
la desaparición de niñas de 14 años 15, que son víctimas de la
esclavitud actual propiciada principalmente por el crimen organizado.

Por un lado, el humanismo y, por otro, lado una realidad material que
Carlos Marx describió y explicó de manera científica en conjunto de
sus obras, pero principalmente en “El Capital”. Además, en el capítulo
“La generación original del capital” se detallan los despojos de
tierras, cuando se inventa la propiedad privada del mundo moderno, los
títulos de propiedad que no existían antes se dejaron de sembrar las
tierras, ahora interesaba el ganado, la industria textil de la lana, y
el campesino migraba a las ciudades en condiciones infrahumanas, la
miseria de las ciudades, una etapa de la historia increíblemente cruel
en plena época del humanismo.