La realidad de las ideas

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo

La realidad de las ideas

Todo inicio implica nuevas oportunidades y cuando hay resultados que le dan consistencia y punto de partida a tal arranque, se trata entonces de consolidar los logros alcanzados, identificar nuevos retos y, sobre todo, reconocer aquellas insuficiencias que se deben solucionar. 

Este criterio aplicado en materia de los derechos humanos de niñas, adolescentes y mujeres, se convierte entonces en una política pública estructurada y de objetivos claros, la cual, sin duda, se encuentra en la fase de inicio de un nuevo ciclo y en beneficio de este sector de la población y que, por causas naturales, repercute positivamente en el total de la población de nuestro municipio capitalino.

Es decir, cada mujer empoderada, con autonomía emocional y económica, por ende, contribuye al bienestar de su familia, armonía virtuosa que en el Instituto de la Mujer de Cuernavaca (IMC), nos ocupamos de propiciar; mientras que en el plano externo trabajamos en la recuperación de los espacios públicos para dar seguridad y esparcimiento a mujeres y hombres por igual.

Para ilustrar lo anterior recurro a una frase del empresario y especialista en motivación Timothy Ferris: “Las estrellas nunca se alinean ni todos los semáforos se ponen en verde al mismo tiempo. No se trata de tener ideas, sino de hacerlas realidad” y en efecto, las circunstancias nunca son del todo propicias ni el camino está exento de obstáculos de todo tipo; como tampoco podemos esperar a que todo sea idóneo para dar resultados.

Aclarado lo anterior, es preciso mirar en prospectiva, no sólo hacia los retos del 2025 en el ámbito local, sino marchar también al paso de las tendencias en equidad de género que siguen evolucionando rápidamente y las cuales debemos aprovechar en beneficio de las mujeres cuernavacenses.  

Por ejemplo, empresas e instituciones están adoptando políticas y prácticas que promueven la igualdad de género y el empoderamiento femenino. De hecho, el 80% de las empresas tienen un compromiso de liderazgo o apoyo a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. El reto inherente es incrementar las ofertas de capacitación, educación y profesionalización para todas ellas. 

El sector productivo y de servicios reduce gradualmente la brecha salarial de género. Datos del sector apuntan que el 36% de las empresas realizan auditorías de brecha salarial y el 21% ha cambiado sus criterios de retribución salarial para ajustar, a la alza, las remuneraciones a mujeres.  

En el mismo sentido, empresas y dependencias públicas están tomando medidas para crear entornos laborales seguros y saludables para las mujeres. Hasta 2024, el 80 por ciento unos y otros sectores tienen políticas de violencia cero y el 39% proporcionan soporte confidencial a víctimas de violencia de género. Cifras que debemos pugnar para que se incrementen. 

Estas tendencias demuestran que la sociedad, en general y sus diversos sectores, están cada vez más comprometidos con la igualdad de género y el empoderamiento femenino.

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer para lograr la plena equiparación entre hombres y mujeres en los ámbitos laboral, profesional. Ya tenemos la idea y la meta, continuaremos trabajando para hacerlas realidad.