Serpientes y escaleras - La gobernadora y la oposición
En opinión de Eolo Pacheco
Antes de iniciar su gestión, Margarita González Saravia ya recibió su primer golpe.
La gobernadora y la oposición
Desde que la designaron candidata, Margarita González Saravia dijo que en su gobierno se retomaría la política, el diálogo y los acuerdos para sacar adelante al estado. Haremos de lado los enfrentamientos, la lucha de poder y las diferencias partidistas para dar paso a tiempos mejores para todos, insistió a lo largo de su campaña. Como gobernadora electa mantiene la misma postura, afirma haber dejado atrás los agravios que hubo en la contienda para dar paso a un proceso de reconciliación social y política. Eso es lo que ella quiere, pero no lo que quiere la oposición.
Las primeras señales que mandan a su gobierno las fuerzas opositoras dejan claro porqué los últimos años han sido complicados para Morelos. En independencia de la falta de habilidad política característica de este sexenio y del hecho que el secretario de gobierno es una figura decorativa, la oposición apuesta al caos.
Durante la campaña Margarita González Saravia fue objeto de múltiples ataques, señalamientos, críticas y agresiones personales; la que vivió no fue una contienda cualquiera, se trató de una avalancha de golpes mediáticos que atentaron contra su vida privada, golpearon a su familia y se basaron en mentiras fabricadas con instrumentos de inteligencia artificial; varias veces estas historias fueron replicadas por quienes supuestamente eran sus aliados.
A pesar del intenso ataque, la gobernadora dice estar lista para dejar atrás todo, para tenderle la mano a todos y para sumar esfuerzos en favor del estado. “Sabía que ese golpeteo era el precio que debía pagar y lo hice; ahora es momento de la conciliación, de ponernos de acuerdo y trabajar”
Sin embargo, estas reiteradas muestras de buena voluntad parecen estar interpretándose como un signo de debilidad del lado de la oposición; en lugar de atender el llamado a la unidad, algunos actores políticos han comenzado a golpear a su gobierno antes de que comience formalmente el sexenio. Las acciones de los diputados salientes no son ajenas a sus partidos, ni serán distintas de las que veremos en los años siguientes.
Aunque los problemas de Morelos tienen que ver con la actitud de los últimos gobernantes y las fallas de sus equipos, la crisis se enriquece con una oposición destructiva, corrupta y profundamente egoísta que ha encontrado en el pleito un negocio lucrativo.
Nada de lo que hicieron la semana pasada el PAN, el PRI y MC es distinto a lo que han hecho sus representantes en los últimos años, ni lo será de lo que veremos en el futuro. La modificación a la ley orgánica del congreso, a la ley del servicio civil y el intento de nombrar dos nuevas magistradas va más allá de la conveniencia personal de los legisladores, se trató de un agravio político directo a la gobernadora y de un golpe para medir su capacidad de reacción.
Del lado opositor prevalece la idea que Margarita González Saravia es una mujer sin carácter, manipulable e incapaz de reaccionar a la presión; esta jugada fue para medir esas variables, pero también para calibrar la capacidad de respuesta del bloque legislativo de la 4T. El round lo ganó la oposición.
Pasada la elección la gobernadora electa ha dedicado su agenda a volver a recorrer el estado, a reencontrarse con la gente para agradecer su apoyo y refrentar su compromiso de llevar el estado a buen puerto; lo hace confiada de que junto a ella hay dos equipos políticos que operan en paralelo en su comité de enlace, que seguramente estarán en su gabinete y en su representación parlamentaria. Y los dos fallaron.
El golpe lanzado por la legislatura 55 tomó por sorpresa a todos y eso por sí mismo está mal; la jugada legislativa no fue espontánea, se planeó con muchos días de anticipación y nadie del lado de la gobernadora se anticipó. Una vez procesado el tema la capacidad de reacción de los equipos fue mala y apenas pudieron contener la designación de magistradas.
La historia fue de mal a peor: primero los tomaron por sorpresa, lo que evidencia su falta de información e ineficiencia para anticipar problemas; segundo: no hubo capacidad de operación para echar abajo las reformas y tercero: una vez recibido el golpe, tuvo que ser la propia gobernadora quien salió a fijar postura. El grupo parlamentario de Morena, directamente relacionado con esta historia, brilló por su ausencia. ¿En dónde anda Rafael Reyes?
La falla en tres tiempos debe poner a pensar a la gobernadora sobre lo que está ocurriendo en su staff, porque quedó de manifiesto que no están listos para llevar las riendas de las instituciones. El golpe legislativo fue orquestado por el PAN a través de los diputados que repetirán en la siguiente legislatura; Acción Nacional será la segunda fuerza política en la cámara y este movimiento anuncia que esa será su línea los siguientes tres años.
El ajuste hecho a las leyes se puede revertir al iniciar la siguiente legislatura, pero el golpe ya fue dado y expuso una deficiencia muy severa en el equipo político de Margarita González Saravia. Cualquier cosa que se diga ahora para justificar la inacción sobra, porque salvo la propia gobernadora, ninguno de sus operadores políticos ha dado la cara por el próximo gobierno.
La realidad que acompañará a la jefa del ejecutivo durante su sexenio es distinta a la que ella desea: su interés de recuperar la política, el diálogo y los acuerdos es genuino, lo que no ha tomado en consideración es que la clase política morelense es de muy bajo nivel, es ambiciosa, perversa y traicionera, incluso dentro de su equipo. Precisamente por eso requiere buenos operadores de su lado.
La llegada de tiempos mejores, con menos conflictos y más trabajo solo será posible si los actores de poder hacen lo que les corresponde, actúan de manera institucional y dejan de lado las ambiciones personales; que eso ocurra no es sencillo porque la oposición está compuesta por figuras sin talento, ni valores y el bloque parlamentario de la 4T es de muy bajo perfil.
A unas semanas de que arranque el sexenio las señales de alerta en el equipo político de la gobernadora están encendidas; la política es uno de los ejes que guiarán su administración y es precisamente ahí donde aparecen las primeras fallas.
Si Margarita González Saravia es quien va a tener que resolver todos los problemas y deberá dar la cara ante todos los conflictos, su régimen vivirá momentos muy complicados desde el principio.
Y a la mitad del sexenio se quiere medir en una revocación de mandato.
· posdata
Las acusaciones contra el actual titular de la Comisión Estatal de Agua han pasado del dicho al hecho, es decir, del señalamiento mediático a la auditoría.
Al principio el secretario se mofaba del tema, lo consideraba un ataque político, un intento de extorsión, nada de que preocuparse, decía. Ahora las cosas se le han ido complicando al grado de que la Fiscalía Anticorrupción anuncia que iniciará un proceso en su contra.
Desde el congreso local el presidente de la comisión de Hacienda afirma que la investigación contra Jaime Juárez es por las irregularidades financieras que han encontrado en el manejo de los recursos a su cargo, nada que ver con aspectos políticos, como lo afirma el secretario.
Las auditorías se aplicaron y se detectaron irregularidades, de eso derivan los procesos que se han iniciado en la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización y en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, reitera Agustín Alonso. En ambas dependencias hay observaciones, es decir, han encontrado presuntas faltas que deben ser explicadas para que no se conviertan en acciones legales. Se trata de un proceso serio, muy delicado, que seguramente ya no causa risa al funcionario.
En algún momento se mencionó a Jaime Juárez como un posible integrante del gabinete de Margarita González Saravia, pero visto el desgaste mediático que ha sufrido esa posibilidad es cada vez más remota; sería un error de la gobernadora invitar a un funcionario señalado de corrupción, bajo investigación y eventualmente sujeto a proceso.
El caso de Jaime Juárez, por cierto, no es el único que habría en el gabinete saliente, también se rumora que lo mismo sucederá con Efrén Hernández Mondragón, titular de la Dirección General de Procesos para la Adjudicación de Contratos y también en la Secretaría de Salud, donde la Contralora ha detectado irregularidades en la adjudicación de contratos directos por más de mil millones de pesos.
Las semanas que dividen el final de este sexenio y el inicio del siguiente deben ser aprovechadas por los funcionarios salientes para poner en orden sus oficinas, para corregir las faltas que puedan ser subsanadas y explicar con claridad cada una de sus acciones.
Dejarlo para después, cuando ya no estén en el cargo, será mucho más difícil y sobre todo peligroso.
Reírse de las auditorías no es una buena estrategia.
· nota
Juan Salgado Brito se perfila como titular de la política interna en la siguiente administración estatal y eso es una buena noticia para el estado, porque se trata de un hombre serio, profesional, afecto al diálogo y profundamente conocedor de Morelos y su gente.
La dupla política en el gabinete de Margarita González Saravia estará integrada por él y Javier García, estratega de la campaña y hombre de todas las confianzas de la gobernadora.
La mezcla es interesante, pero no sencilla; ambos son figuras de primer nivel que cuidarán celosamente sus espacios y no querrán jugar el papel de florero, como sucede actualmente con Samuel Sotelo.
En la mente de la gobernadora tenerlos juntos es una combinación exitosa, porque se trata de dos personajes respetados; el reto es que no choquen entre ellos y eso se logrará solo si delimitan las funciones de cada uno.
Imagino que a Juan Salgado Brito le corresponderá la operación política con todos los actores y con los tres poderes del estado, mientras que a Javier García le encargarán supervisar la correcta operación del gabinete.
Tener juntos a dos machos alfa no será cosa sencilla.
· post it
La excandidata opositora a la gubernatura de Morelos reapareció en un video donde reitera que hubo fraude electoral y que le robaron la elección. Lucía Meza sigue sin reconocer su derrota, ni entender que el resultado del 02 de junio no se revertirá.
Reinventarse después de una derrota así no es sencillo. En los últimos treinta años solo Juan Salgado Brito lo ha logrado.
· redes sociales
Se enojaron, dijeron que eran ataques políticos y mentiras. Al final el destino los alcanzó.
Paola Cruz, Macrina Vallejo y Alejandro Martínez tienen un pie fuera de Morena. La 55 legislatura marcó el final de su carrera política.
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