Punto Kairo - El empoderamiento de las niñas
En opinión de Juan Salvador Nambo
Actualmente en el sistema educativo mexicano de nivel medio, en particular en el subsistema de telesecundaria, parece no haber una política educativa coherente, sistemática y suficiente de apoyo a las niñas con una visión a largo plazo en términos particulares de empoderamiento y paridad de género que se aplique de forma explícita en los programas del subsistema o en la vida escolar diaria.
Si bien diversas disposiciones normativas en el país como la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2020), la Ley General de Educación (2019) y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (2018) aspiran a garantizar la igualdad de género y visibilizan la necesidad de proteger a la mujer de la discriminación, en la realidad, la mujer en general y las jóvenes alumnas de educación básica en particular, realizan sus actividades diarias en condiciones de desigualdad y discriminación, abierta o velada, lo que puede representar un impedimento para su desarrollo educativo.
Ante esto hay una imperiosa necesidad no sólo de promover la igualdad de género, sino la equidad de género, lo que involucra un apoyo mayor a la mujer en el sistema educativo, lo cual lleva a su vez a la búsqueda de mecanismos de empoderamiento.
En el artículo realizado por Rodríguez y Nambo (2020) se destaca que el empoderamiento de la mujer es el término utilizado para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de tomas de decisiones y acceso al poder, así como la toma de conciencia del poder que las mujeres ostentan y está relacionado con la recuperación de la dignidad de las mujeres como personas.
Este concepto está íntimamente relacionado con la igualdad de género, concebida como la “situación en la cual mujeres y hombres acceden con las mismas posibilidades y oportunidades al uso, control y beneficio de bienes, servicios y recursos de la sociedad, así como a la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, cultural y familiar” (Secretaría de Educación Pública, 2019, p. 7).
Asimismo, desde la perspectiva jurídica, el empoderamiento de la mujer ha incentivado el uso de la perspectiva de género para la tipificación de actos de violencia de género como el feminicidio. Diversos estudios han resaltado la correlación entre mayor empoderamiento de la mujer y menor violencia, y los efectos en términos de una mayor violencia para aquellas mujeres que carecen de un empoderamiento, ya sea educativo, económico o de otro tipo (Casique, 2010).
La situación de desventaja de las niñas en edad escolar la comparte las alumnas mexicanas con las de muchos países en el mundo, principalmente en vías de desarrollo. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconoce que al llegar muchas niñas a la edad de educación secundaria enfrentan obstáculos graves que les impiden entrar o permanecer en la escuela: casamiento o embarazo prematuro, violencia dentro y a los alrededores de la escuela, pobreza, quehaceres en el hogar, así como contenidos de aprendizaje y ambientes carentes de sensibilidad a la cuestión de género (UNESCO, 2020).
Recientes investigaciones académicas también han identificado particulares problemas entre las niñas de educación secundaria de países en vías de desarrollo -niñas pertenecientes a estratos socioeconómicos bajos de áreas rurales remotas- relacionadas con las aspiraciones de las niñas y sus familias del futuro tras salir de la secundaria. Cabe destacar que resultados preliminares presentados inclusive por el Banco Mundial señalan que grupos en desventaja, especialmente entre niñas, tienen bajas aspiraciones por lo que presentan resultados pobres en la escuela.
Programas federales mexicanos de gobiernos anteriores como Solidaridad y Prospera abordaron esta problemática en su momento ofreciendo estímulo económico para que los hijos de familias con escasos recursos siguieran asistiendo a las aulas. Actualmente, programas como “Mi Beca para Empezar” (Gobierno de la Ciudad de México, 2020) se implementan para apoyar económicamente a familias a fin de que los niños y niñas continúen sus estudios.
Además, la popularización y la constante disminución del costo de acceder a las TIC permite que la conexión de escuelas en países distantes sea haya hecho una realidad y se pueda hacer una práctica normal en el aula.
Los alumnos de nuestro estado y de forma especial las niñas podrían beneficiarse del uso de las TIC para compartir experiencias sobre igualdad, paridad y empoderamiento de la mujer. Para lograr esto, las autoridades escolares podrían asignar espacios en la jornada escolar para la comunicación remota con su escuela “socia” para este proyecto. Además de determinar un horario permanente y una calendarización a lo largo del ciclo escolar para cubrir una serie de temarios diseñados por los maestros responsables de esta actividad. Al inicio y al final del calendario se pueden comparar los avances de este programa y una retroalimentación para las actividades posteriores.