Juego de Manos - El problema de la vacuna

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - El problema de la vacuna

¿Ya viste a Europa? Mientras que en México nos preparamos para las fiestas de fin de año, las reuniones familiares y los apapachos de y para muchos; el continente al otro lado de Atlántico se enfrenta a una cuarta ola que, para algunas personas, parecía que nunca llegaría. De acuerdo con el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, la región se encuentra bajo “la firme garra” del virus. Y es que se estima que hasta primavera este espacio podría alcanzar las 700 mil muertes causadas por la enfermedad.

Como paréntesis, en la actualidad el gran problema en el mundo ya no se reduce a conseguir las vacunas contra la covid-19 necesarias para inmunizar a la población, sino que también implica convencer a aquellas personas que se rehusan a recibir este medicamento. Asimismo, la propia vacunación es uno de los factores que influyen en el incremento de contagios, puesto que genera una falsa sensación de seguridad que lleva a dejar atrás las medidas de sanidad que hemos estado implementando por los últimos dos años. En este sentido, la desinformación juega, nuevamente, un papel protagónico en el desarrollo de la problemática.

Ahora bien, aunado al reto de las personas no vacunadas, en días recientes dimos con la noticia de que al sur de África se detectó una nueva variante del virus, nombrada Omicron, que ha sido catalogada como “preocupante” por la OMS  (el nivel más alto de riesgo emitido por esta institución sanitaria). Algunas de las razones que hacen de esta variante una de la cual alarmarse son su alto número de mutaciones, su capacidad de reinfección y la rapidez con la que esta se esparce. Si bien esta nueva amenaza tuvo como base el sur del continente Africano, hay evidencia de que ya se encuentra en Europa y Asia, por lo que diversos países han tomado medidas para restringir la llegada de personas provenientes de los países en los que ya se registra esta variante.

A todo esto ¿qué riesgo corremos en México? Expertos en virología han señalado (ahora y durante la mayor parte de la pandemia) que el mayor riesgo de contagio se encuentra en las reuniones de personas, especialmente aquellas en las que se juntan familias y amigos, puesto que es ahí donde más se relajan las medidas de sanidad. Asimismo, en fechas recientes hemos observado el desarrollo de los festivales musicales que previamente se habían suspendido y, a manera de simulacro de los eventos por venir, podemos asegurar que los protocolos implementados en ellos, hasta ahora, no han sido efectivos. Se necesita replantear la estrategia de sanidad para estos espacios.

Por otro lado, los avances en la campaña de vacunación han sido importantes y, si bien nos encontramos en el punto en el que se está aplicando la vacuna a la población rezagada, el gran reto ahora es concluir con la inmunización de todas y todos en el país, y esto conlleva la protección de las personas que han decidido no vacunarse. Ya no se trata de conseguir vacunas, sino de aplicarlas y, a su vez, de querer recibirla. El problema de desabasto del año pasado dejó de ser, ahora debemos solucionar la desconfianza hacia ese fármaco. La luz al final del túnel llego, lamentablemente, en el camino nos encontramos con conductores imprudentes.

En este sentido, podemos asegurar que es inevitable que la variante Omicron llegue a México; sin embargo, el nivel de riesgo sanitario que esta presente partirá de cómo la recibamos. Si subimos la guardia, podremos mitigar los daños, pero si bajamos los brazos, el virus nos pegará con toda su fuerza. Está en nuestras manos prepararnos para su arribo.

En nuestro país, aunque es imposible que regresemos a la cuarentena total, dada la reanudación casi completa de las actividades sociales y la próxima reapertura de las clases presenciales de todos los niveles; no obstante, no debemos descartar que un descuido de nuestra parte traiga de regreso los estragos que ocasionó la pandemia hace casi dos años, cuando apenas llegaba a nuestra tierra.

Hoy tenemos una oportunidad que no volverá a presentarse: la de aprender de la experiencia de los otros países, para prepararnos y enfrentar de manera efectiva las amenazas por llegar. Cuando el virus creció en Asia, lo subestimamos; cuando se extendió por Europa, lo vimos demasiado lejos; al llegar a América, desestimamos su gravedad. Esta misma falla de cálculos ocurrió cuando llegaron la segunda y la tercera ola al exterior del país. Para prevenir los daños de la cuarta ola, no habrá segundas oportunidades. 

 

Por cierto 

  

Como cada año, el 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha que se representa con el color naranja y, como su nombre claramente lo indica, llama a terminar con los ciclos de violencia que viven y se reproducen dentro de nuestra sociedad.

¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia? De un proceso que nace de las acciones violentas con mayor grado de aceptación social, como las agresiones normalizadas en el discurso y los productos culturales, el acoso, el rechazo a las variaciones dentro de los roles de género, las brechas salariales o la discriminación en espacios de trabajo, de desarrollo y de liderazgo; y culmina en los actos más atroces, como los ataques físicos y psicológicos, la violación o el feminicidio. Es decir, es una cadena donde cada eslabón juega un papel fundamental. No hay acto de violencia pequeño, porque cada uno juega un rol en el ciclo. 

Debido a esta problemática mundial, diversas organizaciones internacionales llaman a la población a formar parte de la campaña mundial “16 Días de activismo contra la violencia de género”, que se lleva a cabo del 25 de noviembre al 10 de diciembre, y propone a las y los participantes implementar acciones para erradicar este mal social. También, un sinfín de figuras políticas, de todos colores y bandos, se manifestaron el 25N por la eliminación de todas las violencias contra las mujeres. De pronto, la esfera política se pintó de naranja, pero, como ocurre cada 365 días, todo pareciera que este color se desvanece rápidamente. Esperemos que esta vez la tinta sea indeleble. 

Ojo, la alerta sobre una situación preocupante no implica el descuido de otras, la idea es atender todas las problemáticas, en la medida de lo posible y desde las trincheras que ocupamos. Todas y todos podemos contribuir a hacer un cambio positivo (o negativo) a partir de nuestra voluntad de hacerlo (o la apatía para actuar).

 

Si bien todo buen hábito comienza con un paso, no olvidemos que la constancia y el esfuerzo son la clave:

  

diegopachecowil@gmail.com