Juego de Manos - Educación desde todos los frentes
En opinión de Diego Pacheco
La educación es el pilar del desarrollo nacional, puesto que, a partir de la formación del estudiantado se forja la directriz que llevará México a largo plazo. En este sentido, es fundamental para el futuro del país que el derecho humano a la educación se garantice, promueva y mejore día con día. Lamentablemente, la contingencia sanitaria a la que se ha enfrentado el mundo desde el 2019 trajo consigo, dentro de otros puntos, daños importantes en materia de educación. De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), las cifras de deserción escolar en México durante el presente ciclo escolar ascienden al medio millón de personas que no retornaron a sus estudios. La situación requiere de esfuerzos integrales para alcanzar su solución.
El sistema educativo en México ha estado en evolución constante desde la inclusión de la idea de educación elemental pública laica, dentro de la Constitución de 1857 y hasta la actualidad. Ahora, a pesar de estar sujeta a un proceso de incesante cambio, ha existido un objetivo que se mantiene, hasta cierto punto, inmutable: la voluntad de hacer de este derecho humano accesible para toda la población. Esta meta no es menor y, como se ha observado con los distintos intentos de alcanzarla, debe atenderse desde diferentes frentes. Lo que en primer momento atendía una explosión demográfica, ahora se extiende a garantizar infraestructura suficiente, personal capacitado, calidad en la enseñanza y el acceso a otros derechos humanos necesarios para poder garantizar la educación.
Al hacer un breve recuento de las acciones emprendidas por las administraciones mexicanas, podemos dar cuenta de que hemos transitado hacia la institucionalización, expansión y mejora del sistema educativo. Bajo esta lógica, las estrategias han añadido paulatinamente una serie de elementos que no son parte del proceso de impartición de conocimientos, pero que sí influyen en la accesibilidad a este derecho humano. Hoy en día, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2022, contiene 12 programas principales en la materia que, en su conjunto, se pueden dividir entre apoyos económicos a una cierta población objetivo (como estudiantes de distintos niveles educativos [o ajenos al sistema educativo y laboral]), a la investigación científica y desarrollo tecnológico, e inversión en infraestructura.
Y es que, la característica de la universalidad de la educación está sujeta a las condiciones sociodemográficas de las personas. Por ello, es fundamental que se apliquen acciones de apoyo social con la finalidad de reducir los obstáculos de estudiantes, padres y madres para la continuidad de los estudios. Podemos observar un ejemplo de lo anterior durante la pandemia por covid-19 en el país. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2020), cerca del 2% (738.4 mil personas) de la población inscrita al ciclo escolar 2019-2020 no concluyó sus estudios, de esa cifra, más de la mitad (435 mil personas) tuvo a la pandemia como razón.
Asimismo, de aquellas que desertaron por motivo de la pandemia, las principales razones fueron: porque se perdió el contacto con el su(s) maestro/a(s) o no pudo hacer las tareas (28.8%), alguien de su vivienda se quedó sin trabajo o se redujeron los ingresos (22.4%), la escuela cerró definitivamente (20.2%) y carecía de computadora, otro dispositivo o de conexión a internet (17.7%).
Esta problemática es reconocida por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) que, dentro del cuarto eje de su propuesta de agenda de política educativa nacional (sobre fortalecer las estrategias y acciones de inclusión social, equidad educativa y atención en y para la diversidad) sugiere: proveer de servicios básicos de alimentación, agua, saneamiento e higiene, servicios de referencia −salud mental y apoyo psicosocial, violencia de género, abuso, etcétera−, sobre todo en las escuelas con mayor necesidad, así́ como servicios especializados para la niñez con discapacidad.
Bajo esta línea, la pandemia nos mostró la brecha digital y las desigualdades sociales a lo largo y ancho del país, así como el impacto de estas en la garantía de derechos humanos como la educación. En ese sentido, sería importante apostar por una política pública cuyo enfoque sea el derecho a la educación, pero que extienda su margen de acción a la garantía o soporte de otros derechos humanos, es una decisión acertada —en tiempos de crisis y de “normalidad”— para llevar a cabo un beneficio integral y trascendente.
Baby, la vida es un ciclo
En la antesala de las elecciones intermedias de los Estados Unidos, la Suprema Corte de nuestros vecinos del norte declaró que no existe un derecho constitucional al aborto, con lo que ahora los estados que conforman la nación tendrán la posibilidad de emitir las medidas que consideren oportunas en la materia, poniendo en riesgo la posibilidad de las mujeres de los estados más conservadores para acceder a un aborto seguro y libre.
Las implicaciones de penalizar esta práctica ya las conocemos, así como la ineficacia de estas medidas para detener los abortos; no obstante, quiero resaltar en este espacio la fragilidad de los pasos (hacia cualquier dirección) en un mundo que cambia de manera incesante. El debate en torno al aborto data de tiempo atrás en esta nación; no obstante, la opinión pública se ha pronunciado en favor de que se garantice este derecho y las instituciones habían estado, en cierta medida, de lado de las personas que buscaran practicar este procedimiento. Hoy, el escenario se complica.
La seguridad que nos pudiera brindar el que se adopten ciertas medidas dentro de los marcos normativos no debe convertirse en una fe ciega al futuro. Si lo que se busca es la permanencia de reglamentos y acciones, es necesario mantener el dedo en el reglón, expandir las posturas y generar nuevos métodos y análisis. De otro modo, la comodidad que otorga la inamovilidad lleva al eventual cambio. Sea cual sea la postura, este es un desenlace posible para cualquier ámbito.
Por cierto
México y el mundo se están secando. El cuidado del agua no debe verse como una reacción ante la inminente catástrofe medioambiental, sino como una acción que debe adoptarse a la rutina de todas y de todos. Lo que hoy se vive en el estado de Nuevo León es una catástrofe medioambiental con posibilidades de replicarse en otros espacios.
El tiempo para actuar se agota: