Escala de Grises - Una disculpita

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Una disculpita

El pasado ocho de marzo, gracias a que la senadora panista Kenia López Rabadán compartió un video en compañía de Brozo, personaje de Víctor Trujillo, la polémica en torno al payaso “irreverente” comenzó.

Cuando la senadora le solicitó un mensaje en pleno Día Internacional de las Mujeres, el actor, después de hacerse el chistocito un rato, dijo: “A todas, absolutamente a todas, porque no hay una que no ame, estaré marchando virtualmente. Estaré con ustedes en el corazón, si me aceptan y en el alma, si me la abren. ¡Feliz ocho de marzo! ¡Marchen!”.

En respuesta, usuarias de Twitter (plataforma donde fue publicado el video y donde ocurren todas las polémicas) denunciaron hipocresía por parte de Trujillo. Compartieron imágenes del programa en el que Brozo estaba acompañado de Ingrid Brans y calificaron sus acciones como machistas y misóginas.

Después de que los videos, fotografías y opiniones inundaran la red, Víctor Trujillo en su cuenta personal publicó un tuit en el que declaraba no ser violador, acosador ni misógino: “Quienes me conocen en lo personal y lo profesional, lo saben. Interpreto personajes, soy actor”.

Y para recalcar su postura, compartió su opinión respecto a la ratificación de Félix Salgado Macedonio con la frase: “Repudio la campaña inquisitoria que pretende diluir la postulación de un presunto violador al gobierno de Guerrero”. Que todo era una cortina de humo, pues.

Casi una semana después, a través de las cámaras y micrófonos de Latinus, Víctor Trujillo, sin peluca ni maquillaje, dio la cara y les brindó a las personas ofendidas lo que aparentaba ser una disculpa.

“Cuando mi payaso criticaba a Vicente Fox, los que hoy lo repudian, aplaudían. Cuando reprobaba mi payaso a Calderón, los que hoy lo repudian, aplaudían. Cuando se fue mi payaso contra Peña, los que hoy lo repudian, aplaudían. Hoy, cuando ese mismo payaso critica y cuestiona a Andrés Manuel, esos mismos que aplaudían alborozados, hoy lo marcan con una letra escarlata y lo linchan”. Ojo con el uso del masculino para englobar a todas las personas, porque no es casualidad.

Esas fueron las palabras que pronunció como introducción durante 36 segundos para decir que quienes conocen realmente al payaso conocen sus giros y sus evoluciones, lo que ha hecho posible una convivencia [su permanencia en los medios de comunicación] durante 33 años.

Quien interpreta al payaso aprovechó para dar su currículum resumido y los medios en los que ha trabajado para reafirmar su trayectoria y demostrar que el chaleco característico de quienes se dedican al periodismo no era en vano.

Como en su tuit, donde afirmaba que no era ninguno de los adjetivos que se le asignaban, afirmó que el problema no era la misoginia; sino la intolerancia y la censura de quienes quieren llevarnos hacia “un pensamiento único”. Lo dicho.

De acuerdo con las premisas, los silogismos y su ¿disculpa?, las acusaciones y el nombramiento de sus acciones a lo largo de esos treinta y tres años de carrera fueron orquestadas por AMLO. Nada más, nada menos… Vemos.

Después de eso y ya usando el género correcto, dijo: “Si alguna de ustedes se sintió ofendida por lo que yo dije o hice a través de cualquiera de mis personajes, a través de todos estos años, lo lamento muchísimo”. Ah, bueno. Pa’ saber.

No me malentienda. La censura y la violación a la libertad de expresión es gravísima en cualquier contexto, especialmente en este país, que es uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo entero.

Incluso entiendo la razón por la que el primer pensamiento de Víctor Trujillo fue ese, el de la censura; porque es un problema al que nos hemos enfrentado —por lo menos una vez— las personas que estamos inmersas en algún medio de comunicación.

Sin embargo, este problema en particular, como muchos otros, no puede quedarse únicamente en lo que vemos sobre la superficie. ¡Imagínese lo fácil que sería pedir perdón de esa forma!

“Si te dolió que te diera una cachetada, lo lamento muchísimo” es la traducción más simple que encuentro para poder explicarle este problema. No voy a disculparme por lo que hice, no voy a reflexionar al respecto, no voy a mirar mis actos y a considerar si la situación va más allá de lo que alcanzan a ver mis ojos, solo voy a nombrar lo que provocó. Curioso, ¿no?

A ver, entiendo la dificultad del proceso y todas las contradicciones que implica mirarnos frente al espejo para aceptar que cometimos errores y, todavía más, sopesar si las personas que nos critican tienen razón en algún aspecto (independientemente del partido político al que pertenezcan); pero aquí el contexto era innegable.

La enunciación de la disculpa está mal en todos los aspectos porque ni siquiera aborda la problemática a la que hacían referencia los tuits o las denuncias: la violencia de género explícita en la mayoría de los programas o cápsulas protagonizadas por el payaso.

Escudarse detrás de un personaje para justificar la cosificación de las mujeres, el machismo, la misoginia y la sexualización de esas mismas mujeres para atraer más la atención, para ganar más rating o porque “así es el formato del programa” es muy poco Mr. Increíble de su parte. Digo, ya que andamos en esas.

Es importante que personajes tan relevantes para los hogares en México y personas comunes sepamos identificar esas acciones, que aprendamos a visibilizarlas y que, poco a poco, empecemos a cambiarlas.

No solo porque las mujeres podemos sentirnos ofendidas, no solo porque es lo que dicen el deber ser o la opinión pública, sino porque con eso podemos empezar a cambiar la forma en la que nos apropiamos de la realidad; porque con ello podemos empezar a romper una estructura que nos ha dicho constantemente que exhibir a las mujeres para el consumo está bien.

El proceso de introspección (ya ni hablemos del de deconstrucción), es complicado y dolorosísimo, porque implica caer en cuenta de los errores que se pudieron haber evitado o de la contribución que se hizo (en mayor o menor medida) a la violencia que, todos los días, vivimos las mujeres en el país.

Todas las personas, independientemente del lugar que ocupemos, de la profesión que tengamos o del personaje que nos guste interpretar, podemos hacer algo al respecto. La crítica hacia las esferas de poder, el gobierno o hacia el sistema sirve de muy poco cuando no utilizamos esos mismos lentes para observar nuestro comportamiento.

¿Usted ya abrió los ojos?

arendy.avalos@gmail.com

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