Escala de Grises - Ni en el paraíso

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Ni en el paraíso

El pasado 7 de noviembre, Bianca Alejandra Lorenzana Alvarado, conocida como “Alexis” salió de su casa para entregar un vaporizador cerca del fraccionamiento la Joya, ubicado en Quintana Roo. Ese día, la joven de 20 años fue vista por última vez en el municipio Benito Juárez.

Horas después de su desaparición, sus familiares y amistades compartieron información para tratar de localizarla. En la descripción de Bianca se podía leer: Tez morena clara, complexión media, cabello lacio negro”. La última vez que la vieron iba vestida con un short corto y tenis.

Un día después de su desaparición, la Fiscalía General de Quintana Roo emitió una alerta de Protocolo Alba, un mecanismo que permite a los tres órdenes de gobierno actuar en caso de que una mujer o una niña sean reportadas como extraviadas.

Ese mismo 8 de noviembre, los medios de comunicación informaron la localización de un cuerpo desmembrado en bolsas negras. Era el cuerpo de una mujer que cumplía con las características de Alexis.

El personal de la Fiscalía especializado en feminicidios comenzó la investigación y, después de unas horas, confirmó la apertura de una carpeta de investigación por el feminicidio de Lorenzana Alvarado. El cuerpo de Bianca Alejandra fue localizado en el fraccionamiento Vista Real con claras huellas de violencia.

“Ya se analizan todas las cámaras de seguridad públicas y privadas para identificar al o los probables participantes en este acto delictivo”, fue la declaración de la Fiscalía de Quintana Roo respecto a lo ocurrido.

La información fue replicada por colectivas feministas de la zona, quienes convocaron a una protesta frente a las fiscalías de todos los municipios en Quintana Roo. La cita fue el lunes pasado a las 17:00 horas.

El objetivo principal fue exigir justicia y reclamar a las autoridades la falta de resultados para brindar seguridad a las mujeres o hacerles justicia cuando son asesinadas. De acuerdo con los datos de la Fiscalía de Quintana Roo, 12 mujeres han sido asesinadas en lo que va del año.

Los municipios donde se registraron protestas fueron Chetumal, Cozumel y Cancún. En la fiscalía de este último de observó una movilización mayor e, incluso, quema de instalaciones, pintas y consignas, entre las que se pudo escuchar “Alexis, hermana, aquí está tu manada”.

Estas últimas protestas fueron reprimidas por los policías municipales de Benito Juárez, quienes lanzaron disparos “al aire” y “al suelo” para dispersar la manifestación que se llevaba a cabo en las instalaciones del Palacio local de gobierno.

Al respecto, la presidenta municipal de Benito Juárez, Mara Lezama, publicó en Twitter: “Reprobamos todo acto de violencia. En mi carácter de presidente municipal jamás ordenaré ningún tipo de represión en contra de la ciudadanía. He dado instrucciones precisas para que se realicen las investigaciones correspondientes. ¡No a los actos vandálicos ni a la represión!”.

Momentos después, publicó un video bajo la frase “Repruebo enérgicamente la represión contra manifestantes”. Mientras en el audiovisual se le puede observar diciendo un guion muy bien ensayado, con un tono de voz de “reprobación enérgica”, pero muy poco convincente. Como de concurso de oratoria, si me permite agregar.

Bajo esta misma línea y siguiendo muy bien los protocolos de sanidad, el jefe de policía de Quintana Roo, Alberto Capella, también se lavó las manos. También reprobó enérgicamente los hechos, investigará y actuará con firmeza para que se aplique la ley, pero él no fue. Lo mismo se apresuró a decir el jefe de policía de Cancún (quien, por cierto, fue separado de su cargo).

Este Yo no fui, fue Teté institucional es uno de los problemas más grandes que se viven no solo en el destino turístico más importante de México, sino a lo largo y ancho de todo el país. Lo que, a su vez, refleja una serie de faltas gravísimas a los Derechos Humanos.

¿Cómo puede ser posible que ninguna de las autoridades responsables del orden y las acciones (a ese nivel) en Quintana Roo sepa quién ordenó el uso de armas y a violencia para dispersar la protesta? Hablemos con honestidad. Ningún elemento de la policía hubiera actuado de ese modo sin tener una orden de por medio.

Ahora, las primeras versiones estaban enfocadas en jurar que las armas utilizadas para dispersar a las manifestantes eran de goma. Sin embargo, las evidencias arrojaban lo contrario. Incluso, personas expertas en seguridad confirmaban el uso de cierto calibre con el simple sonido de los disparos. Curioso, ¿no le parece?

Como siempre le digo, este problema es estructural. La violencia en contra de las mujeres es un problema extenso y difícil de resolver. Es una pandemia para la que el tratamiento es extenso y cuya cura es aún más difícil de conseguir, porque involucra el actuar de todas las esferas de la sociedad.

La violencia de género es un tema normalizado (cada vez menos por algunas personas, afortunadamente). Lo que significa que pasa desapercibido ante ojos que no están entrenados para identificar este tipo de cuestiones; es decir, es invisible para una gran mayoría de personas.

Cuando se hace evidente, se criminaliza o revictimiza a la persona en cuestión. El discurso, en lugar de enfocarse en este problema, en la violencia, se enfoca en la víctima y se le carga de una culpa que no le corresponde, pero que la sociedad le asigna.

Las cifras de violencia hacia la mujer y de feminicidios en México son cada vez más altas. Lo he dicho muchas veces, pero parece que todavía no queda claro. Cada 24 horas, en nuestro país, son asesinadas 10 mujeres por el simple hecho de serlo.

Vivimos en un país en el que la inseguridad, la injusticia, la impunidad y la indiferencia hacia la violencia contra las mujeres es algo tan cotidiano que parece normal; pero desde ahora le aviso que no es algo con lo que nos acostumbremos a vivir.

Sepa que, desde esta trinchera y desde muchas, otras seguiremos exigiendo justicia para todas las mujeres víctimas de feminicidio y violencia. Seguiremos gritando sus nombres y honrando su memoria.

Seguiremos luchando hasta que se entienda que no hay lugar en el que las mujeres puedan sentirse o estar completamente seguras. Ni siquiera en el paraíso nacional que representa Cancún. Muchas mujeres no se sienten tranquilas en su propia casa, en el transporte público, en la calle, en sus oficinas o mientras manejan por la ciudad.

Seguiremos luchando hasta que la gente entienda por qué las mujeres que salieron a protestar por la vida de Alexis, frente a uno de los órganos más importantes del estado, tampoco estaban seguras. Seguiremos luchando hasta que se nos olvide la palabra impunidad, hasta que la justicia se nos haga costumbre.

 

Me cuidan mis amigas, no la policía:

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