Letras morelenses: entre la tinta y el olvido
En opinión de Tania Jasso Blancas
En la tierra del sol, de las mariposas y del chinelo, donde la literatura debería florecer como el maíz en las milpas, nos encontramos con un panorama desolador: los libros en Morelos, ese tema tan olvidado como las promesas de campaña de nuestros queridos políticos.
En un país donde 7 de cada 10 adultos alfabetos reconocen leer algo más que memes en redes sociales, nos embriagamos de estadísticas para descubrir que solo el 43.2% se atreve a autodenominarse "consumidor de libros". Pero, ¡tranquilos!, no hay que preocuparse demasiado. México, ese faro literario, brilla en la escalada mundial, ocupando el lugar 107 de 108 países en el índice de lectura de la UNESCO. ¡Tomen eso, Finlandia!
¿Quién dijo que ser escritor en México es fácil? Solo necesitas 20 mil pesos, la habilidad de escribir y la destreza de un vendedor ambulante para que tu obra no termine como papel higiénico en alguna bodega perdida. Pero no todo está perdido, ¡Morelos tiene su propio drama literario!
En este rincón del país, donde la violencia y la economía precaria compiten en popularidad, los autores se sumergen en la tarea titánica de escribir, esperando que el gobierno les dé una palmadita en la espalda (o un par de becas). Y, por supuesto, no podemos olvidar al Fondo Editorial del Estado de Morelos, a cargo de la Dirección de publicaciones de la Secretaría de Turismo y Cultura, en la que laboran funcionarios que tienen muchos, muchos años haciendo poco, muy poco por la literatura y sus autores en el estado de Morelos, bueno, si apoyan, pero claro, sólo a los pocos autores favoritos del gobierno.
La Escuela de Escritores "Ricardo Garibay", antes respaldada por la Sociedad General de Escritores de México, ahora navega en aguas turbulentas sin salvavidas. Ofrecen diplomados y talleres que son tan secretos que ni el propio Voldemort se enteraría. De ahí salen los aclamados por el gobierno, formando una comunidad literaria tan leal como reducida, como un club de fans de una banda olvidada.
Pero no se preocupen, hay más: talleres como "Mujer: escribir cambia tu vida", donde las historias se entrelazan con el tintineo del dinero, creando un negocio que haría envidiar a Midas. Y las instancias superiores, ayuntamientos y congreso estatal, ¿apoyar a los libros? ¡Ja! Ni que los libros fueran tan importantes como embellecer una vez más, una glorieta.
Así que ya saben, si no leen, no se enterarán de cómo el gobierno gasta el dinero de sus impuestos. Pero oye, al menos tenemos memes para consolarnos. ¡Feliz Día Nacional del Libro, Morelos! O como algunos dicen, ¡libros, ¿quién los necesita?!