Escala de Grises - Machismo en la cancha

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Machismo en la cancha

Luego de que terminara el partido de los Bravos de Juárez frente a los Tigres en el Estadio Universitario, el director técnico del equipo originario de Chihuahua apareció frente a las cámaras para participar en una conferencia de prensa. Sin embargo, parece que su participación fue menos divertida de lo que el brasileiro planeaba.

Ricardo Tuca Ferretti, conocido por su amplia trayectoria como jugador en Brasil y México, decidió preguntar si había “viejas” (reporteras) para otorgarles la palabra primero. Ante la negativa, procedió a interrogar si había “maricones”. Los reporteros que se encontraban en dicho evento únicamente respondieron con risas.

Tras darse cuenta de que sus comentarios habían tenido un gran público, “el Tuca” decidió asegurar que en el recinto había “puros machos” (no lo dudamos ni tantito), situación que representó gran alivio para él. El video de sus interrogaciones circuló rápidamente en plataformas digitales, especialmente en Twitter, donde la comunidad internauta optó por polarizarse, para variar.

Tal fue el impacto de sus lamentables declaraciones, que Ricardo Ferretti optó por disculparse. En una entrevista con David Faitelson, el exfutbolista aseguró que nunca fue su intención ofender a nadie. De acuerdo con él, ya logró interpretar que los chistes que contaba o las cosas que decía “antes”, ahora no son válidas.

Bajo esta misma línea, decidió externar una disculpa para todas aquellas personas que se ofendieron con sus comentarios, mismos que fueron inapropiados. Por ello, aseguró que tendrá más cuidado con sus comentarios, especialmente la próxima vez que vaya a Monterrey (porque nada más ahí hubo problema, supongo).

Haciéndose “responsable de sus palabras”, Ricardo también fue consciente de las consecuencias que dichos comentarios significaron para las instituciones que representa. Y es que, no está usted para saberlo, pero el director técnico de los Bravos de Juárez pudo enfrentar comisiones disciplinarias por parte de la Federación Mexicana de Futbol. No es para menos.

Aunque, cabe recordar, esta no es la primera ocasión en la que el Tuca demuestra el poco interés que le preocupa la lucha contra la discriminación en el ámbito deportivo nacional e internacional. En diversos momentos de su carrera profesional, Ferretti ha sido criticado por sus expresiones y comportamientos.

Sin embargo, también hay que tomar en cuenta la clase de “figura” que representa el exfutbolista para dicho deporte en México. El Tuca Ferretti es admirado por gran parte de la afición varonil, incluso es considerado como un ídolo. Situación que, por supuesto, no debería sorprendernos en lo absoluto.

Lo verdaderamente contradictorio no está en la persona o en la afición, sino en todo el sistema. La semana pasada, precisamente, en este mismo espacio se abordaron los inútiles esfuerzos para erradicar el grito homofóbico, el origen de éste y hasta algunas de las consecuencias que esta “tradición” ha tenido para la Selección Mexicana.

A pesar de las multas, los castigos y los emotivos discursos de Guillermo Ochoa antes de los partidos, el grito discriminatorio continúa escuchándose en los estadios de futbol con cada saque de meta. ¿Cuál es el problema?, podría preguntarse usted. ¿Qué se necesita para que las personas entiendan la gravedad de la situación? Por lo pronto, puedo asegurarle que se necesita mucho más que una campaña en Twitter o en las salas de cine.

Parece que las “instituciones”, como las federaciones de futbol y la misma Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), no han entendido que el problema es estructural. ¿A qué me refiero con esto? A que no podemos pretender que se erradique la discriminación hacia la comunidad LGBT+ pidiéndolo por favor, por ejemplo.

El problema es pensar que la gravedad de la situación puede reducirse únicamente al grito homofóbico, decirles “viejas” a las mujeres o “maricones” a los hombres homosexuales, cuando se han registrado 64 asesinatos a personas de la comunidad LGBT+ en México o el feminicidio de 11 mujeres todos los días.

Expresiones como las utilizadas por el Tuca Ferretti son la punta del iceberg, pero también una muestra de lo normalizadas que están dichas conductas dentro del ámbito deportivo (tal como ocurre en el periodístico, el político, el educativo y el que pueda ocurrírsele en este preciso momento). Las penosas palabras del exfutbolista fueron celebradas con risas por parte de los reporteros que acudieron a la conferencia de prensa, como si la orientación sexual o el género de otra persona fuera un chiste.

“Es que ya no se puede decir nada”, “por todo se enojan”, “generación de cristal”. Comentarios como esos se han leído y escuchado durante los últimos años para justificar discursos violentos o para decir que “solo fue una broma” y que las personas que criticamos este tipo de comentarios estamos exagerando.

¿Cómo puede llamarse “exageración” el señalamiento de las agresiones que enfrentamos las mujeres todos los días, las agresiones que enfrenta la comunidad LGBT+? Como hemos repetido —hasta el cansancio— en este espacio, el machismo está impregnado en todos lados, en la cultura, en las costumbres, en todas las esferas de la sociedad y, evidentemente, también en el deporte y todas las aristas que lo componen.

El futbol mexicano es el mejor ejemplo de ello, no solo en Monterrey (en caso de que quedara alguna duda). Los patrocinios y privilegios con los que cuentan los jugadores son abismalmente diferentes a las condiciones que tienen los equipos femeniles. Los insultos que reciben las jugadoras cada que aparecen en televisión o en plataformas digitales no se acercan ni un poco a las alabanzas con las que se recibe a los hombres.

¿Cuántas mujeres ha visto en la cancha arbitrando algún partido? ¿Cuántas comentaristas conoce? La misma Marion Reimers se convierte en tendencia cada que narra algún partido de la Champions gracias al odio que, sin falta, los fifas le expresan. Una de mis mejores amigas, comentarista brillante y excepcional, fue amenazada de muerte tan solo por utilizar lenguaje igualitario en una historia de Instagram. ¿Se da cuenta de la gravedad?

La equidad en la cancha parece cada vez más difícil de encontrar, especialmente cuando se idolatra a figuras que no hacen mucho más que mandar a las mujeres a la cocina o denigrar a los hombres que tienen una orientación sexual distinta a la heterosexual y ese es el verdadero problema. La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto. Podemos observar nuestros actos bajo el microscopio, en un proceso constante de autocrítica y preguntarnos: ¿A quién admiramos? ¿De qué nos reímos? ¿Qué contenido compartimos? ¿Qué hacemos para posicionarnos en contra de la violencia y la discriminación?

O, tal vez, podríamos empezar por una pregunta aparentemente sencilla…

 ¿Qué palabras utilizamos?

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